documentos de pensamiento radical

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domingo, 17 de marzo de 2024

EL GRAN AZUL




He aquí lo que dijo el viejo:

yo he visto el mundo; y era el gran azul


Sentaos a mi lado vosotros

cuyo poder irradia plomo y llaga

Sentaos Señores del fusil Mayordomos de la hoja ensangrentada


Me quedaré ante ustedes

ahora que mis pies ya no tocan el suelo

ahora que los astros más antiguos ya tomaran posesión de lo que yo era


Sentaos

Siéntate aquí, oh! Gran Exterminador del Tigre,

y tú allí sacerdote

profeta

inquisidor

verdugo de tus propios semejantes

y allí tu Matador del Lobo

y tú Ejecutor que abatiste al último Zorro

y diezmaste al Oso

y allí tu Maestro Asesino Viejo de la Montaña

tu Verdugo Azotador de los humildes y pacíficos

y también tu que has destruido los pequeños mundos

y cortaste la última rama del baobab

sentaos todos todos vosotros

los que mataran

y devastaran

y descuartizaron a los que

no tenían la vuestra misma forma

o la vuestra misma fe

o la vuestra misma voz

o el vuestro mismo color

aquellos que no eran de vuestro barrio

de vuestra tribu

de vuestro clan

de vuestra iglesia

de vuestra sinrazón

allí tu Carnífice

allí tu Torturador


Así lo escuché:

¿Habéis visto en los ojos de los muertos el pasto y la brasa?

¿Habéis exhalado con ellos el último aliento de la tierra?

Nuestros corazones son el alfa y el omega

lagos infinitos donde el bien y la sordidez flotan

y flotan el mal y la belleza

pero en vuestros triunfos sólo el espíritu inicuo

el lado laminar de la tiniebla.

Y habéis creado a Dios, a los dioses,

criaturas fantásticas —¡oh! tan fantásticas!—

para que justificasen todas las fechorías

todas las torpezas

todas las fiestas del crimen.

Y os habéis atribuido vosotros mismos todos los títulos

y los más grandes honores

regulus caesar tsar califa negus führer vizir

generalísimo conde dux cardenal emir

pero

en verdad reináis sobre reinos de cenizas

tarareáis canciones de cantantes descuartizados

coplas de putas y de caporales de guerra

y vuestro reino apesta

vuestro reino exhala putrefacción

las puertas baten sólo a los golpes del viento

las campanas que tañen son momificadas salamanquesas

y Ruth llora todavía en el trigal extranjero


Pero esta era esta era la hora del gran azul

cuando los abuelos abrían las puertas y saludaban cada llegada tuya

y los pájaros piaban en las hombreras

y la luna era feliz incluso sin ser plenilunio


Yo sabía hablar con los gorriones y las palomas

saltaban de las palabras a sus nidos y palomares

y sonreían sin hacer sonidos

conocían el significado de todo

tierra

puesta de sol

mares que se abrían a horizontes claros

y nosotros extrañábamos a los poetas que cantaban lejanas

fronteras

sin haber hablado nunca con los pájaros


Hermanos

también vi la gloria y la decadencia del mundo

y los poderosos títeres que e hartos de oro morían

y eran sólo cadáveres después de todo cadáveres

polvo devuelto al polvo

materia de estiércol

azotaban el Helesponto que no les obedecía

fusilaban a todas las españas y a los campesinos

que frente a las balas levantaban el canto de las antiguas Jacqueries

destruían las ciudades desobedientes al Imperio

Profundo

y hoy se pudren

y hoy se pudren

y hoy se pudren


Yo sabía cómo hablar con los animales de la tierra y ellos

a veces se dignaban responder

desde sus madrigueras siempre vino un buen viento que

decía libertad

decía bienaventuranza

decía beatitud


Y antes que llegara la Bestia Suprema

la bestia racional

la que camina en pie

el pulgar para manejar el arma

el índice para el gatillo

antes que llegase El que Consume Todo

El que Violenta la Casa de Todo

yo conocía la voz del Oso

el lenguaje del Ciervo

el discurso planetario del Águila

y un uro trotaba ya más allá de la piedra

dejaba su sombra sobre toda la hierba que pudiera existir

y vimos como subían y bajaban reinos y condados

papas y emperadores

condottieri y fanáticos de dios

Dieu le veut! Dieu le veut!

También vi la gloria y la decadencia del mundo

y tampoco me hice más rico ni más pobre

y vi cómo extinguieron especies para instalar industrias

y bosques talados para construir comercios

y tribus esclavizadas para aumentar las fortunas

y loaran a Dios por la ruta de las rapiñas

y cómo continuaron coronando idiotas

empoderando rufianes

incensando a criminales

regalando el cetro a putas y tontos

y levantando cruces y lunas

y hogueras y sables

y degollaban y quemaban para decían, siempre mayor gloria de Dios,

a cualquiera

y alfombraban de cuerpos los caminos

sacrificaban humildes

destruyen nidos y apriscos

columbarios y cuevas

recuerdos y canciones

y cómo masacraban cuanto fuese diferente

u osara ser libres

que tienes ruiseñor dentro de la garganta

que haces rosas de plata de tu melancolía?

y yo que nunca fui el pequeño judío que escribió la Biblia

ni el humilde felá que levantó la pirámide

o el albañil que construyó Tebas la de las Siete Puertas

ni el pobre burlaki que arrastraba las barcazas del Volga

yo vi el futuro mis hermanos

yo vi el futuro hermanos pájaros

yo vi el futuro hermanos osos

mis hermanos mamuts

yo vi el futuro mis hermanos bastardos de carabina preparada


An it is Murder

It is murder


Y todos fuimos más pobres

y más muertos


Así lo dijo el Viejo.

Y miré y vi que después de todo era solamente uno el que lo escuchó

sólo uno sobre sus dos pies

y ese era el exterminador y diezmador de mundos

sacerdote y profeta y verdugo y destructor de vidas y esperanzas

no era más de uno de pie siendo el mismo y siendo muchos

uno uno uno

escuchando pero nada atendiendo

escuchando pero sin querer saber

escuchando pero acariciando el cañón del revólver

y era hijo del Hombre


y ya no era el Gran Azul.


Fernando Cabrita. El sermón del fuego. Ed. Baile del Sol, 2024

sábado, 16 de marzo de 2024

TODO ESTÁ EN LLAMAS




Y por la noche teníamos frío

no estábamos acostumbrados a las grandes fantasías del viento

rocas extremas donde batía el extremo anhelo de la tierra

¿recuerdas?

encendíamos fuegos en el borde de la casa

podría ser una playa repentinamente iluminada en noches de verano


una biblioteca ardiendo

un lamento coral de dioses entretenidos bebiendo las ampollas de néctar


el aire que quemaba

la ambrosía divina escurrida pared a pared

sabíamos: el amor es fuego que arde sin que lo veamos

sabíamos.

Así lo escuché, el Bienaventurado en Gayasisa.

Tomó la palabra y la conciencia de que todo está

ardiendo.

No solo los bhikkhus, cuya túnica ya de por si lleva la llama

no solo la flor de la ume donde nace el fogonazo

sino también lo que pudimos ver y lo que no pudimos ver

extraña gente que nos gobierna y no sabemos quién es

cada cuerpo que habitamos en los años que han pasado

el magnífico ojo la montaña que celebra el paso de los hombres


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esto que tenemos en las manos

lo que nos huye

el inalcanzable


la antigua presencia de un ángel cubierto de andrajos en

los vastos caminos de la noche.

Te hablaría de Abigail

nunca más vi desde ese día.

Te hablaría de las extrañas noches en las que todo comienza

y nunca nada termina

Aquí están las estrellas que son fuego a lo lejos

y brillan en ellas destellos de épocas pasadas

aquí está el sol que calienta los campos justo al amanecer

y luego nos dábamos cuenta de que habían quemado todos esos años cuando


nos amamos y amamos a los demás

como un viejo vendaval tras nosotros se arrastraban las cosas

recuerdos que eran y a veces todavía son

y no eran luz Víctor no eran luz estas

chispas de montañas que colisionaban y se erguían

eran fricción de piedras contra piedras chispas de donde venía el fuego

pero de este fuego no vimos todavía no vemos que la luz brotase


Te hablaría de Abigail si

realmente la hubiera conocido

y no fuera tan sólo un encuentro cita casual

en un bar de la vieja Edimburgo.

Llegó en el último tren de la noche, procedente del sur,

y durante más de una hora esperaría

otro transporte a Inverness.

Nos unió la casualidad en esa pequeña mesa;

y la conversación fue corta y afable.


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Éramos dos personas de quien la juventud poco a poco se despedía.


Saludamos en nuestras beamish

los encuentros que la vida rebelde proporciona

Me sonrió.

Le sonreí.

Y estas sonrisas son casi siempre

la lámpara que ilumina el límite nocturno del crepúsculo

Ardamos pues, en serenatas y rosales.

Cada día es un poniente.

En cada fuego vimos la vida que se iba

la que se había ido

nos alimentamos de nuestra propia existencia

y seguimos y seguimos

ahora que todo se termina seguimos

y ya poco se demora la barca.

Y por la noche teníamos frío

no estábamos acostumbrados a las grandes fantasías del viento.



Fernando Cabrita. El sermón del fuego. Ed. Baile del Sol, 2024

viernes, 15 de marzo de 2024

2 poemas de 90" Y ETERNIDAD de IVONNE SÁNCHEZ-BAREA


 

 

La civilización
regresará
al mismo
punto
donde
no aprendió
qué significa
existir.

*

En pupilas,
con ojos
abiertos al otro;
entramos en el otro,
vaciamos al otro,
comunicamos con el otro...
y el otro
nos hace ser.


 

 

Ivonne Sánchez – Barea
Libro. 90” y Eternidad (2024)
Ivonne-art.com
Creative Safe:: 2402066855309-
ISBN: 9798878505536

jueves, 14 de marzo de 2024

3 poemas de Crepúsculos Muiscas de Ivonne Sánchez-Barea


 

Voces
en fuentes,
cantan
en plazas desiertas.


*

Quizás
en nombre
del pez
que huye
corriente arriba,
desove
su luz
entre sombras.


*

El color del cielo
habla en prismas y
adorna cada gota,
ese diamantino
vigor perdido
del agua.



Ivonne Sánchez - Barea
Del libro CREPÚSCULOS MUISCAS -2024
Nº Registro DNDA: 1-2024-9013/
Nº RPI Creative: 2401316808713-64NPF5
ISBN: 9798878775557

miércoles, 13 de marzo de 2024

Relatoría



    

Mala cosa si aprendes

a contar la sangre por unidad.

Eso estudiamos en el prescolar

los hijos de los fantasmas

que salían con una camisa

y regresaban con otra,

de los que llegaban un lunes

después de un finde de parranda,

con los huevos rotos y un blackeye,

sin olor a güisqui ni beso en la camisa

y tampoco lengua para dar explicaciones.

El viejo también faltó a mi comunión

puntualidad de fantasma, qué curioso,

y nunca le alcanzó su mirada clandestina

para hacerlo venir a un acto del cole.

Es que todo tiene una razón de ser.

Sus atardeceres todos comprometidos

viendo venir el escuadrón de la muerte.

Lo secuestraron en La Romana del 67

y todavía no tenemos su cadáver.

En la Costa Rica lo balearon en el 70

y nueve días después un pulmón le traicionó.

Aquella vez sí que pudimos enterrarle.

En el 73 le asesinaron en la calle Mercedes

y en el 75 paseando por la universidad.

Resulta que lo asesinaban por deporte

como si nadie le esperara en casa.

 

Yo siempre fui un niño tan pequeño

cuando se trataba de recibir esa noticia.

 

Porque en serio:

Como si nadie le esperara volvían

a matarle una y otra vez.

 

Como si la mecedora blanca de mi casa

me pudiera mecer por cuenta propia.

 

Como si las voces de mi memoria

hubieran aprendido a cantar sin él.

 


Farah Hallal. Besar la pólvora. Isla Negra Ed. 2022

martes, 12 de marzo de 2024

Nana de rojos




La Banda Colorá es de compleja gramática,

en especial por todos sus accidentes.

 

En algún estudio de fonología

aún se analiza el caos de su pronunciación

y el grito mudo de sus fusilados.

 

A veces la ciencia se confunde y echa un ojo

al campo semántico de la viuda y el huérfano.

 

En resumen, hay evidencia científica:

Muerte segura es el sujeto de toda oración. 

 

Pero lo más curioso viene a ser

que la Banda Colorá también es roja

y el signo cromático perdió el sentido

y la dimensión pragmática de su color.

 

Hay que decirlo, es una pena para el pasado

que su comunicación visual salga perdiendo.

 

Y la cosa no fue a más para los rojos

gracias al arsenal de una canción de cuna

que cada noche -sin falta- nos cantaban:

“Bebe de su sangre y morirás fuerte y sano”.

 

Así las cosas,

este análisis no puede quedar chungo,

pues los hijos también éramos rojos.

Simplemente la mala yerba del vecindario.

Por eso entre noche, luna y canturreo

también de rojo nos tintaron los chupetes.



Farah Hallal. Besar la pólvora. Isla Negra Ed. 2022

lunes, 11 de marzo de 2024

Doctrina de barrio



 

Cuando aún contabas deditos en mi cuna 

desde afuera nos gritaban ¡comunistas!

Y tiraban piedras a la casa.

Pero una vez la Banda Colorá se dispersaba

con su odio colectivo y bien pagado,

las vecinas generosas te ofrecían café.

Pronto vendría el registro de la casa,

la guardia indignada en las habitaciones,

la búsqueda incesante de alguna prueba

que demostrase la verdad que se sabía.

Esa era la vida en nuestro barrio

doctrinas perdidas y balas encontradas,

la misma oración en fe distintas

“que agarren al comunista rápido

y nos perdones Señor

por haberle permitido pecar tanto.”

Como se ve

se puede odiar en todos los idiomas,

pero es penoso acabar odiando

en el único lenguaje de tu infancia.



Farah Hallal. Besar la pólvora. Isla Negra Ed. 2022