documentos de pensamiento radical

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sábado, 30 de septiembre de 2023

LA VIDA LABORAL

 



La vida laboral de los trabajadores pobres en La España de la recuperación económica. De la aplicación masiva de los «eres» al incremento del salario mínimo interprofesional.

Desde la primera reforma laboral en 2010, de la mano del entonces presidente del gobierno Socialista, tras desatarse ferozmente la llamada «crisis» (se me viene a la memoria aquel título del disco de «supertramp» titulado «Crisis? What crisis?»), pasando por la siguiente «vuelta de tuerca» con la ya tristemente famosa reforma laboral del gobierno Popular en 2012 (¿Para salir de la crisis?) y actualmente en vigor, hasta la presente subida del salario mínimo interprofesional SMI con el actual gobierno, que ya está provocando nuevos despidos en las empresas con la excusa de no poder asumir dichos incrementos; la clase media de este país, el grueso de la clase obrera y trabajadora, la que ha soportado con mayor crudeza el embate de todas las crisis, de todas las reformas laborales, de jubilación, de pensiones..., se están viendo crecientemente empobrecidas y reconvertidas en clase media baja, cuando no directamente trabajadores pobres; ya que no han dejado de bajar en sus ingresos económicos, de perder poder adquisitivo mientras todos los productos y servicios siguen subiendo, hasta el punto de empobrecerse de manera endémica; mientras las clases dirigentes, la élites económico financieras, la clase bancaria, los grandes empresarios, los altos directivos políticos, las eléctricas, las empresas del Ibex 35, no han dejado de subir sus dividendos obteniendo pingües beneficios mientras las clases medias contemplamos atónitos como nuestro poder adquisitivo mengua sin cesar.

 

El ejemplo que voy a desglosar de todo este proceso de empobrecimiento, está sacado de la realidad cotidiana de miles de individuos y familias de toda España. Sin ir más lejos para ilustrar este relato pondré un ejemplo cercano, la vida laboral de mi propio hermano y que representa de manera brutal todo lo que digo.

La crisis económico-financiera (o de la burbuja inmobiliaria en España), se desató a raíz del colapso de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos en el año 2006, y que provocó posteriormente en 2007 la llamada crisis de las hipotecas «subprime», arrastrando al resto de la economía global del planeta a la crisis de 2008 en el resto países capitalistas y que llega hasta nuestros días.

En 2007, siendo trabajador fijo de una empresa con sede social en Norteamérica, y miles de filiales por toda Europa, la empresa decide plantear un despido colectivo estructural, conocido como ERE (término que parece restarle importancia a sus terribles consecuencias para el empleo digno), y que con la excusa de «pérdidas» en las ganancias previstas, promovió un despido general que nada más en España afecto a más de 300 trabajadores fijos y sus respectivas familias.

Como en realidad la empresa no dejó de tener trabajo, encargó, a través de Empresas de Trabajo Temporal, ETT, nuevas contrataciones, contando en muchos casos con los mismos trabajadores a los que había despedido previamente con el ERE, pero reduciendo sus derechos laborales como antigüedad, facilidad en el despido, y lo más lamentable de todo bajarles el sueldo considerablemente. Así desde 2007 a 2017, se suceden un serie de contratos de trabajo por obra y servicio, y últimamente solamente temporales que propician una mayor precariedad, incertidumbre y desasosiego, y que gracias a las reformas laborales de 2010 y 2012 y su posterior desarrollo, han permitido contratos de solo una semana de duración, que no acumulan antigüedad, que son de una cotización bajísima a la seguridad social, donde día que faltas al trabajo se te descuenta entero, donde las vacaciones van incluidas en el sueldo del mes para incrementarlo un poco, pasando de incertidumbre en incertidumbre, saliendo y entrando del «paro»; donde con cada contrato ha visto reducido su salario hasta bajar ostensiblemente de los mil euros. Y finalmente ya en 2019, con la entrada en vigor de la subida del salario mínimo interprofesional a 900 euros, la empresa le dice que no puede «soportar» dichos incrementos en toda la plantilla y lo despide con fecha uno de enero con cincuenta y dos años.

Hasta aquí el relato de una vida laboral cualquiera, la de mi hermano y la de miles y miles de familias en toda España.

Y ¿Cómo hemos llegado a esta situación, a este estado en el que se encuentra buena parte del país, de precariedad, de incertidumbre, de pobreza?

Corresponde plantearse la pregunta que lanza la periodista en la escena final de la reciente película española «El Reino» ¿Acaso no habían pensado ustedes, señores de la política, del mundo de las finanzas, del mundo de las grandes empresas que esta situación no se puede sostener así indefinidamente? ¿Acaso no han pensado en el daño que están haciendo a esta clase media, a la clase trabajadora, que es la que sostiene con sus impuestos nuestro sistema social, la que soporta la mayor parte de los envites feroces de la crisis económica?

¿Acaso piensan que manteniéndonos «entretenidos» con este «show mediático» que tienen montado en este país, con sus programas de televisión de entretenimiento, sus «fake news» (noticias falsas que circulan por las redes como facebook, twitter, wasap), con sus soflamas y arengas políticas, que propician el enfrentamiento entre la clase trabajadora, pobres de derecha contra pobres de izquierda, de la clase media, no terminará despertando y se rebelará?

¿Y dicen ustedes que España se está recuperando económicamente?


Rafael Santana. Diario de una inquietud


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viernes, 29 de septiembre de 2023

ESCRITOS EN TIEMPOS DE PANDEMIA




Esta serie de escritos son para sumar, en tiempos de pandemia.

Y tratan sobre la red de personas anónimas con las que entramos en contacto en nuestro deambular de cada día, por el pueblo, por la ciudad, y que toda esta situación de la pandemia ha puesto de relieve, y que son las que forman parte de tu vida del día a día y que muchas veces son más importantes, te aportan más a tu bienestar cotidiano, que cualquier imagen que uno pueda tener guardada, de personas con las que anduvo en el pasado, con las que  alguna vez tuvo  relación, pero en la actualidad ya no le dicen nada.

Es por esto que quiero rendir homenaje y reconocimiento con este escrito a dichas personas, vendedoras, cajeras, dependientes, autónomos, y un sinnúmero de personas más, que tejen esa red cotidiana con la que entramos en contacto, cada día, y sobre las que se apoya esta sociedad, de una manera más auténtica, sin tanta intermediación mediática, sin tantas redes sociales que solo  hacen que ‘desvirtuar’ todo lo que nos queda de auténtico en las relaciones entre seres humanos, que en definitiva es lo que importa, el contacto sincero y auténtico, aunque sea breve.

Empezaré de lo más lejos hasta lo más cerca de mi trabajo, tomando como salida donde hay un establecimiento de alimentación muy conocido y económico, aquí me referiré a las dos cajeras habituales que son Miriam y Marta. Quiero destacar la oportunidad de que cada contacto diario, aunque sea breve, me aportan una sonrisa diaria por la mañana, que cuando uno está trabajando se agradece, una palabra amable, una sonrisa, un ‘chascarrillo’, hacer en un momento dado una broma, y darme cuenta que son personas que están ahí cada día, realizando un trabajo que no es precisamente un trabajo muy creativo y sin embargo te siguen poniendo esa sonrisa, con la que sales después de pagar, un poco más contento. Yo por ello, les doy las gracias.

Si continúo para abajo me refiero ahora a las ‘argentinitas’, como yo las llamo, también las podría llamar las valencianistas, son las personas que regentan el bar donde suelo desayunar, desde que Maribel la del otro bar al que también me referiré, dejo de abrir por la mañana a raíz de la pandemia.

Estas chicas que llevan ya bastantes años aquí de hecho, son mujeres jóvenes, con parejas jóvenes que tienen niños pequeños, y son Grace (Graciela), Rocío, y luego Cris que, aunque no es Argentina, pero sí que está casada con un argentino.

De aquí destacaría muchos detalles, de hecho, hace poco les he regalado un ejemplar de mi libro de prosa poética, un poco a modo de agradecimiento por su acompañamiento. Puedo destacar la diligencia, es la palabra, cómo atienden a los clientes y cumplen las normas que se han impuesto a raíz de la pandemia, con qué diligencia, con que complicidad, y con qué cariño me tratan y que de alguna manera se trasluce en la aceptación y en la afluencia diaria de su clientela.

Son cada una en su manera y en su estilo, son como las hormiguitas que van cumpliendo su función de una manera encadenada, la función que está sociedad les depara, en el hueco que han sabido labrarse cada día y esa jornada laboral abnegada, de lunes a sábado, es algo que yo quiero de alguna manera resaltar en este escrito, y agradecerles enormemente, su entrega de cada día.

Sigo bajando la calle y me detengo en una famosa tienda de golosinas, que tiene otras repartidas por la región, aquí la persona que está, con la que más hablo, es Sara, una persona muy discreta, que se aplica a su trabajo con abnegación. Lo notable que quiero destacar en un principio es que no sabemos lo que hay detrás de cada persona, hasta que uno se detiene un poco a charlar con ella. Su mundo, su vida, los esfuerzos que realizan por ganarse la vida día a día, en qué condiciones tan precarias laborales muchas veces, y destacar cómo me ha sorprendido gratamente, en el momento que uno se detiene un poco como digo y presta atención a la persona que tiene enfrente, que le está ofreciendo un servicio, son esos momentos lo que quiero destacar aquí, la vida y la riqueza que hay detrás de cada persona con las que uno se detiene, aunque sea tan solo por un instante, cada día.

Continúa mi periplo por la calle principal del pueblo y me detengo en la librería a hojear algún libro, porque a mí me gusta hojear libros, y allí puedo detenerme a charlar obra, vida y milagros, podríamos decirlo así, con Pilar, una de las dependientas que atiende. Resaltar aquí, en una primera aproximación, cómo en un momento dado, lo interesante que puede ser pararse al menos cinco minutos con una persona y charlar. Por ejemplo, la última charla que recuerdo en torno a los hijos, que es un tema importante, y que, para personas adultas como nosotros, que tenemos los hijos mayores fuera de casa, aún más. Y cómo pese a que puedan existir otras muchas diferencias en otros muchos aspectos; cómo en éste en concreto, el de los hijos, existen patrones de similitud, y de cómo puedo uno encontrar coincidencias y cómo puede uno encontrarse en la otra persona, con sensibilidades afines.   Entonces al salir de una conversación como ésta, sale uno con un buen sabor de boca. Dejar transcurrir el tiempo, sin que la soga horaria te atenace.

Continúo por la calle principal hacia abajo y me detengo en la farmacia que suelo frecuentar para comprar mis medicinas, una farmacia en la que varias personas atienden, aquí sobre todo quiero hacer mención a Jesús, qué es un hombre joven, que tiene los hijos jóvenes también, y que lleva en la farmacia desde que la conozco. Lo bueno y sorprendente en un momento dado, es la amabilidad que le caracteriza siempre en la atención al público, que no es solamente conmigo, que lo veo que lo hace con personas mayores que vienen a él expresamente, con qué dedicación, con qué atención, con que mimo diría yo, les atiende. Una persona muy atenta y destacar, que, en efecto, si en un momento dado uno se detiene un poco y charla un poco con la persona, te dice un poco de ella, de cuánta vida hay detrás de cada persona, y cuánto lo desconocemos. Por esto, quiero dar las gracias también.

La penúltima parada de este recorrido inicial que estoy haciendo sería en el kiosko de la plaza principal del pueblo, donde hay tres hermanos, yo me centraré en este escrito en el hermano varón. Con Javi puedo charlar a unos niveles de conversaciones, socio- político- filosófico- porque tiene una consciencia bastante grande, con lo cual, las conversaciones adquieren un alto nivel. Y así, como el que no quiere la cosa, con el tan solo hecho a lo mejor de ir a comprar un periódico, unas gominolas o preguntar por una revista, surgen las conversaciones. Javi tiene algo especial, mi compañero de trabajo G. me lo dices muchas ocasiones, tiene algo especial y ese hombre desde luego, es una persona por la que verdaderamente merece también la pena detenerse un ratito y poder compartir con él, su sabiduría de Vida.

Y ya por último también quiero hacer mención a Maribel, mujer que regenta el otro bar al que me gusta salir a desayunar. Con ella también puedo decir así, que son personas que, aunque no forman parte de mi entorno familiar o mi entorno laboral, que son los grupos de personas que uno frecuenta diariamente, son las personas con las que también trato cada día, y que resultan ser, al fin y al cabo, personas relevantes de mi día a día. Una mujer realmente extraordinaria, una mujer que tiene también una vida detrás y una filosofía práctica de vida que me resulta también muy curiosa y con la que puedo entrar en conversaciones respecto de los hijos, por ejemplo, y de otras cuestiones más prosaicas, que terminan por arrancarnos la sonrisa a ambos.

Puede que estas personas y otras muchas en profesiones similares, que en estos tiempos de pandemia han tomado un papel preponderante en el mantenimiento de la maquinaria social, del engranaje de lo que conocemos como ‘vida cotidiana’, no destaquen en puestos de responsabilidad, ni de mando, ni en ninguna institución. Puede que sus nombres no salgan en ningún periódico (algo que quiero remediar con este escrito), puede que no sean famosas y nada más que sean importantes en sus ambientes familiares, en sus entornos laborales. Pero son personas que forman parte de ese enjambre, de esa red de personas, que se me antoja invisible a los ojos de los demás, y que quizá, solo sean importantes para mí, y con las que entro en contacto cada día, a las que me vengo refiriendo todo el rato; y que son, en definitiva, ESA RED INVISIBLE DE CONTACTOS QUE ME HACEN MAS AMABLE EL DIA A DIA.

Así pues y a modo de cierre de este primer escrito un poco lo que quiero es reconocer y dar las gracias, a esa red de contactos cotidianos, imperceptibles dentro del ‘maremágnum’ de cada día, que se ven en un día laboral cualquiera, de una persona cualquiera, como es mi caso y la importancia que pueden llegar a tener, porque, aunque sean contactos breves, son auténticos.

Y uno a veces, descubre que está enganchado a imágenes del pasado, de contactos de otras personas que significaron algo en el pasado, y que resulta que esas personas ya no le dicen a uno nada. Y, sin embargo, personas cómo éstas que he nombrado, con las que tienes contactos breves cada día o cada semana y que, en un momento dado, te pueden aportar Lo que de auténtico tiene cada uno, cada una, en ese trato tan breve, me parece de un valor enorme, que es lo que yo quiero subrayar en este escrito y reconocerles ese valor tan enorme que tienen, en ese contacto de cada día.

A todas ellas, a todos ellos, y a los que no se nombran también, ¡Gracias!

 

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jueves, 28 de septiembre de 2023

PEDES IN TERRA


 

 

Querida amiga.

En contestación a tu carta puedo decirte que:

 

'Rara avis' (como me nombras) es una de mis expresiones latinas favoritas.

Y sí, un poco rarito sí que soy.

Por eso me sorprende mucho darme cuenta de las sincronicidades que hay entre nosotros, en cuanto a gustos 'raros' se refiere.

No por raros, sino por apasionantes y a la vez exclusivos, que no se suelen compartir con otros tan fácilmente, pues no queremos que nos tilden de 'raritos' (o por lo menos en mi caso).

 

Y a cuentas de esto último aprovecho y saco otra de mis expresiones latinas favoritas. 'pedes in terra'.

Porque sin perder de vista la otra parte de esa frase latina 'ad sidera visus', yo estoy volcado desde hace ya un tiempo, en TENER LOS PIES ANCLADOS EN LA TIERRA (O dicho de otro modo 'tener bien amueblada la cabeza'). Que para mí significa, entre otras cosas, no dejarme arrastrar, convencer, manipular, por el último charlatán de turno, por ejemplo, con teorías conspiranóicas, milenaristas o mágico-espirituales. Ni mucho menos por aquellos que vomitan odio constante por sus bocas o sus plumas. Porque como digo, aunque mi mirada siempre ha estado enfocada hacia el cielo, sobre todo escudriñando las estrellas, desde pequeño que tengo esta pasión por la astronomía. Ahora, en mi mayoría adulta, prefiero mirar mucho más a lo que me rodea, en especial lo que tiene que ver con el sufrimiento de las personas, léanse las guerras, el hambre, el desconocimiento de las manipulaciones a las que estamos sometidas todas las personas en la vida moderna, la desgracia en el amor; amén de poner también la mirada y al mismo tiempo, en el Planeta azul que nos transporta por ese Universo al que venero. Observo todo lo que le estamos haciendo y que se refleja en el cambio climático, que con urgencia nos impele cada vez con más fuerza, a cambiar de rumbo esta humanidad, su relación entre nosotros mismos, los humanos, y con el medio ambiente y el resto de seres que lo habitan, de los que formamos parte como un ecosistema integrado.

 

De hecho y a cuentas de los ecosistemas y su constante ejercicio por mantenerse en equilibrio, por preservar la vida, y en relación a la situación provocada por el coronavirus, yo entiendo toda la situación, precisamente como un desequilibrio 'mortal' en los diferentes ecosistemas del planeta, del que los humanos formamos parte, indisociable del resto de seres que lo pueblan, sean animales, plantas o virus y microbios. Sean Ríos, montañas y océanos, el aire que respiramos y la propia radiación del sol, que nos procura la vida.

 

Y esta rara avis que quiere volar, entra en contradicción con sus pedes in terra.

Y ésta, es una lucha eterna.

Y empiezo a estar algo cansado...

 

 

Primer día de la ‘nueva normalidad’. (junio 2020)



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miércoles, 27 de septiembre de 2023

UN AÑO

 



Hoy hace un año que murió mi madre.

Una tarde como esta de hace un año justamente.

Era una bonita tarde de junio.

Gaviotas y vencejos revoloteaban alrededor del bloque, donde vivió al menos 35 años, de 1986 a 2021.

Ya llevaba al menos dos días con ‘cuidados paliativos’.

Susana y yo habíamos salido un momento a hacer algunas ‘comprillas’ al Carrefour cercano.

Cuando de regreso, aparcando, me llamo mi hermano Francisco Javier.

Cuando subimos, corrí hacia su cuarto, y así su mano al instante.

Allí yacía un cuerpo inerte. Templadito aún.

Al asomarme a su balcón preferido, para ahogar mis lágrimas, y otear el horizonte en busca de esperanza, en ese preciso instante, una gaviota paso volando a mi altura y giró su cabeza, mirándome directamente a los ojos.

Al anochecer de aquella tarde, cuando ya llevaban su cuerpecito enjuto para el tanatorio, la luna pintaba las aguas del mar con sus canas de plata, y un vencejo volando cerraba la noche con su lamento.

 

24 de junio de 2022


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Fotografía: Juan Sánchez Amorós

 

martes, 26 de septiembre de 2023

3 poemas de ANTISONETOS de CRISTIAN ESTEBAN MARTÍN

 



Han venido los poetas


Quienes me conocen

saben quiénes son los poetas,

esos que aparecen en los veranos

en las calles de este pueblo

Saben que son esa marabunta

cargada con no sé qués nuevos

y aspectos raros

trayendo algo extraño

que se terminarán llevando


"Cristian, ya están aquí los poetas"

me anuncian esperanzados

aunque nunca hayan leído una poesía

ni hayan estado jamás tan cerca de un poeta


Yo sé que los poetas están aquí,

porque pego los cárteles con Antonio

y porque espero la fecha cada año

la catarsis de un mundo dentro de otro


"¿Vas a lo de los poetas?"

y resulta rara la palabra poeta

en sus bocas, en sus ojos…

suena como si pronunciasen

libertad, travesura,

soy hermoso, yo no voto,

y me amo, en lugar de mi amo.


A eso me suena cuando me hablan

de los poetas de tu amigo Antonio.


Yo no les digo que los poetas no tienen dueño

y que por eso tal vez les va cómo les va,

como ellos quieren ir sin ser llevados


Los poetas, estos y algunos otros,

si tienen algún dueño,

no está en este mundo

aquí no puede estar


Nunca, tal vez,

estarán tan cerca de un poeta

ni si quiera de una poesía

aunque yo, nervioso, les haya leído algunas

para ver qué pasa

a dónde iba, el poema,

o a dónde iban ellos

y muy pocas veces se ha movido nada


Claro, los poetas pasean por el pueblo

con ese aspecto de turista desacreditado

y se llevan las miradas de las gentes

con las que tal vez, escriban, más tarde

un poema en la habitación del hostal,

en la taberna de Raposo, en el Alkimia

o en el cuadernillo manoseado del alma


La gente del pueblo no sabe

que en todas las cosas hay un poema,

y es que algunos poemas permanecen mucho tiempo sepultados,

esperando a que el poeta extirpe la palabra

y le ponga vida, que vuele, que sea


La gente del pueblo no sabe

que en todas las personas hay un poema,

y es que algunas personas permanecen mucho tiempo sepultadas,

esperando ser extirpadas

y les pongan vida, que vuelen, que sean


Casi nunca nadie me acompaña,

solo preguntan por los poetas,

nunca por la poesía


Pero los poetas son la poesía

un verso con su forma de vivir


Los poetas vienen al pueblo

pero, ironía,

el pueblo no va a los poetas


Pero yo sigo viendo

en sus bocas y sus ojos…


algún tipo de poesía


les pusieron vida, vuelan, son

 

 


Antonio sigue ahí


Antonio sigue ahí,

casi como cuando lo conocí


Lo llaman los amigos, supongo

y deben decirle algo así como

"Antonio, a ver si puedes acercarte

y nos lees unos poemas…"


Y Antonio se posa delicado delante de un micro

como criatura a la que sacan

de algún lugar cálido,

el hogar donde los guerreros

regresan para meditar


Y parece tan ínfimo, tan pequeño, tan inofensivo

con su librito entre las manos

eligiendo con cuidado y mimo

las balas con que ha de sesgar

el aire corrupto que nos rodea


Pero es tan necesario,

tan certero,

tan herida en la herida



Se convierte, porque lo convertimos

en una especie de oráculo pre-apocalíptico

y con pedagogía nos corresponde

en una serie de posibilidades

asegurando que es verdad eso de que

otro mundo mejor es posible

más allá de la televisión


Antonio es, para ellos

lo poco que tienen para sentirse menos esclavos

Pero para nosotros es,

lo mucho que tenemos para sentirnos nuestros dueños


Puede parecer poca cosa,

apenas una pieza de artillería

que los rebeldes hemos colocado

en mitad de la plaza

para hacer frente al arsenal poderoso

de ciborgs y drones

con que el tirano

quiere hacernos polvo


Seguramente podría haber sido

miembro de la real academia,

incluso prologado por Sánchez Dragó,

tertuliano junto a Pérez-Reverte

y hasta concursante de gran hermano

¿Os lo imagináis?


Pero eligió estar entre los que iban a perder,

estar presente en el bando que cuenta bajas

para volver de nuevo al barro y al hambre

puede que porque con barro y hambre

se conforme la chispa del revolucionario


Antonio permanece ahí

un rato más de píe, diciendo

que él sabía el precio que tenía que pagar

por ser capaz de elegir su propio bando


Le hacemos preguntas después,

cuando sus poemas todavía silban por la sala

Preguntas a las que él mira

como diciendo en su armoniosa sonrisa:


Vosotros ya sabéis las respuestas


Un hámster en una ruleta,

le leí una vez


Y es verdad,

aunque nunca se lo he dicho

que también yo tengo esa sensación de que él,

de alguna forma representa el antiguo vínculo mágico

que tenemos las almas contemporáneas

con los viejos chamanes de la tierra


No es el único ni tampoco el último

Pero uno si tiene en su presencia

esa sensación de que:

Como no aprovechemos esta oportunidad

sus poemas más tristes

se van a hacer una realidad aún más jodida


Nosotros le escuchamos…

¿Será suficiente para él?

¿Será suficiente para nosotros mismos?


No lo sé,

pero en cualquier caso,

Antonio sigue ahí







Voces


Aquí he muerto y he vivido


La poesía vino a rescatarme

del naufragio del clavo ardiendo


He avistado tierra

y quiero estar aquí,

con vosotros,

en esta isla de conciencia



 

Cristian Esteban Martín. Antipoemas. Ed. Crecida, 2013

lunes, 25 de septiembre de 2023

7 poemas de ANTIPOEMAS de CRISTIAN ESTEBAN MARTÍN




Razas



En la fiesta de las razas no hay buena música

pero es posible la cita a ciegas en paz.

La tarde que la televisión puso de nombre "futbol"

a la reunión pacífica de las estirpes

yo estaba fumando en la puerta del bar,

viendo que los hombres eran capaces de compartir

al menos la enajenación social

con la que nos adormecen los que dicen:

"Sé lo que hago con los demás"


Árabes y europeos sentados juntos viendo al real madrid.

El bar repleto de mentes pensantes con pasiones iguales,

el triunfo de una misma idea:

la de que el balón se cuele en la portería


Y el balón se cuela, una y otra vez:

el balón nos entra por todos lados,

por la cartera, por el corazón, por la cabeza

y nos ganan por goleada sin despeinarse






Estas manos



Estas manos, que me regaló la tierra y la carne,

no tienen intereses.

Solo se me pidió a cambio conciencia noble

y herencia de paz.


Estas manos cometieron actos impuros

ante la ley de los hombres,

pero son casi del todo inocentes.


Estas manos llegaron a sujetar la ternura de otras manos.

Fueron secuaces de la duda más profunda

y prometieron mentiras que sabían nunca una verdad.


Estas manos trabajaron para el amo,

fueron suyas a tiempo completo

porque yo se las vendí por dinero.


Estas manos acariciaron el rostro de niños

como si desearan no verlos hombres.


Estas manos aferraron un volante por toda Europa,

la vieja bruja prostituta que devora seres humanos

para garantizar los derechos de los seres humanos.


Estas manos sostuvieron a Tolkien y a King,

a Reverte y a Montalbán

y acabaron apoyadas en Eladio y Orihuela,

en Cañamares y en Falcón.


Estas manos nublaron mis retinas

con los cadáveres de los animales

atropellados en las carreteras.


Estas manos golpearon la puerta de la casa que fue mi hogar,

de rabia y de odio

o incluso tal vez,

para llamarme a mí mismo.

Nunca me abrí.


Pero estas manos también se enterraron en las playas del sur,

dónde la sangre me privó de convertirme en esclavo del alcohol.

Y estas mismas manos reprodujeron la profundidad silente de mi bolígrafo.


Con estos cinco dedos que acabarán tiesos,

envueltos en guantes de polvo crisálido,

yo he señalado plazas, cuadros, caballos

y cuerpos de todos tamaños y edades,

de todos pensamientos.

Y en ellos fui algo nuevo,

otro pensamiento en tiovivo.


Estas manos se ensuciaron a cargo de mercadona,

de plantas anatómicas, disfrimur

y la diputación provincial de Huelva,

y también se mancharon de mugre.


Estas manos que siempre fueron mías

me frotan a veces los ojos

y me aprietan los hombros

como en señal de cariño y ánimo.

"Sé fuerte hijo, lo que queda es mejor".


Y los surcos irisados de esta frente hastiada,

rastros de hombre enriquecidos por un pobre camino,

saben que estas manos no se llevarán

nada que no valga la pena.


Las manos de este hombre,

arpegios desconocidos en la canción global de la tierra,

son dos raíces con diez hijos ciegos,

y sin embargo han visto tanto…


Estas manos que tuve por fortuna,

estas solitarias manos…

parece que estuvieran vivas.

 

 


Magnate


Qué poco le falta

a la palabra magnate

para decir la verdad.

 

 


Ojalá



El día que te dije

que había llorado por ti

me dijiste que te parecía muy triste.

Sin embargo a mí me parece grandioso.


Ojalá te pase alguna vez.





Suburbios


A veces este trabajo no me da para más

La carretera, el sinsueño,

la rabia de mi complicidad con el terrorismo laboral,

los parkings que parecen campos de concentración

con sus letrinas llenas de mierda,

cansado de mi propio servilismo,

borracho de vergüenza…

Y por eso este trabajo

a veces no me da para más

que para fijarme en pequeñas cosas que están ahí.

Como si nada o como si todo.

Las revistas expuestas en las estanterías de las gasolineras.

De todo tipo y color,

hasta de izquierdas y derechas.

Pero en su feliz mayoría:

revistas de moda,

chismes sensacionalistas,

jardinería,

deportes,

motor,

belleza,

sexo,

amor.

Eso es todo lo que queda escrito

de una sociedad que se gusta

contra todo pronóstico.

¿Será que nos ha pasado un huracán por encima

o será que todos nosotros somos el huracán?






La guerra suave



Las personas se han convertido

en contenedores de furia

que van unos contra otros

por culpa de unos trabajos

que amplían sus horizontes

hacia una mayor capacidad de almacenaje


Y el sentimiento de impotencia social e individual

se convierte en el mejor de los productos

con los que los poderosos mantienen a raya

cualquier reflejo/destello de solidaridad colectiva


Palabra de dios

Te alabamos, señor


En la ruta, por ejemplo:

dos tíos se pasan un mes fuera de casa

en condiciones tan tristes que hasta da pena contarlo

"No podemos hacer nada. Esto es lo que hay.

Si no te gusta te puedes quedar en casa,

ya vendrá un rumano a hacer lo mismo por la mitad"


Así, la insurrección obrera queda reducida

a conseguir wifi gratis,

sexo gratis

o alcohol más barato.


Palabra de dios

Te alabamos, señor


Ningún ministerio de Hacienda

Ningún cuerpo policial del Estado

le hace la guerra a los empresarios del transporte

y ninguna conciencia detiene los millares de camiones

que circulan ilegalmente por toda Europa


Aunque yo me pregunto si cambiaría algo

en la tranquilidad del buen consumidor

de saber que nadie les hace pagar a esos empresarios honorables

los centenares de millones de euros que generan las infracciones

de sus empresas del transporte.


Mientras, a ellos les sablearán en multas,

hasta el último céntimo de cada semáforo rebasado en rojo,

de cada aparcamiento en la zona de minusválidos,

de cada adelantamiento peligroso,

de cada conducción temeraria.


Los millones de un puñado irán a Suiza.

Los millones de muchos irán a pagar el sistema.


Palabra de dios

Te alabamos, señor


Pero aún nos queda la guerra suave

para implosionar la gran revolución

de las zapatillas de andar por nuestra conciencia

y el "ya vendrán tiempos mejores".


Ya vendrán,

sí,

ya vendrán.




***


Hasta yo,

que no celebro cegueras señaladas

me dejé llevar por la visión

de la estrella fugaz que cayó

como un gargajo luminoso

perdiéndose en quien sabe

y en el silencio de la cabina,

conduciendo de noche,

me dije a mi mismo


Anarquía.


Pensé de un tirón

Sólo una palabra

Mi deseo


Es triste pero

había algo de estúpido

en mi flaqueza


Maldita sea,

anarquía


Tan poca cosa

y en verdad,

lo estaba pidiendo todo



Cristian Esteban Martín. Antipoemas. Ed. Crecida, 2013