documentos de pensamiento radical

documentos de pensamiento radical

martes, 28 de febrero de 2017



Lo imposible posible eres tú.
La furia que me calma eres tú.
La órbita en que giro eres tú.
La quietud que me exalta eres tú.
Lo que nombra el misterio eres tú.
La ausencia que acompaña eres tú.
El sol que me congela eres tú.
El aire que me envuelve eres tú.
La prez del terremoto eres tú.
La raíz que me eleva eres tú.
La luz de cada noche eres tú.
El imán que me atrapa eres tú.
El glaciar que me quema eres tú.
Lo que llena el vacío eres tú.
El silencio que me habla eres tú.
La brújula que embruja eres tú.
El hambre que me come eres tú.
La sed embriagadora eres tú.
La fuerza que me empuja eres tú.
El cielo en el infierno eres tú.
El rayo que me parte eres tú.
El dolor placentero eres tú.
Lo invisible visible eres tú.
La vida que me mata eres tú.
Lo que me resucita eres tú.
El eco del abismo eres tú.
Lo que queda de todo eres tú.


Ángel GUINDA

lunes, 27 de febrero de 2017

PENSAMIENTOS ZADAISTAS de FELIPE ZAPICO ALONSO














Felipe Zapico Alonso. Pensamientos Zadaistas. Ed. Babilonia, 2017

sábado, 25 de febrero de 2017

EL LIBRO DE NIÑO EDÉN



No de lo bueno y lo malo, amor, sino de los augurios, signos y presagios, del idioma de la sagrada realidad quería hablarte. La noche antes de nacer niño Edén hicimos una hoguera de rastrojos detrás de la casa, y  recordamos al instante las piras de Manikarnika Ghat en Varanasi, y los llantos y gritos de familiares en la noche, babuuu, babuuu, pero estábamos borrachos de felicidad.  La última comida del bienaventurado fue el jabalí con trufas que le preparó su anfitrión el herrero Chamunda; el Bienaventurado tenía disentería pero aceptó los alimentos más impuros e infernales y la invitación de un miembro de casta baja, y más o menos eso cenó niño Edén, un curry de cerdo con setas, y daba igual que mis bromas sobre un tulku que venía fueran ciertas o no, porque estábamos borrachos de felicidad. Aquella noche los gritos de un búho real enorme, buuubo, buuubo,  nos hizo salir fuera, atravesó el jardín como una sombra y se posó en un poste del lado izquierdo, se quedó mirándonos un buen rato, y dejó que nos acercáramos y lo alumbráramos, y allí estuvimos maravillados a sus pies disfrutando de su belleza, y no hay que ser augur oficial de Roma para saber lo que eso significa, pero estábamos borrachos de felicidad. Que los escarabajos y las polillas vengan volando por el campo hacia la luz de nuestra casa es común y no tiene nada de especial, pero también vino a visitarnos sobre la passiflora enredada la oruga verde más grande y hermosa que hubiéramos visto nunca; hace poco he descubierto que la polilla y la oruga eran lo mismo, solo separados por la magia de la vida y el tiempo, la llaman la esfinge de la calavera, o la esfinge de la muerte, acherontia atropos -en griego la parca que corta la vida en el río terrible del Hades-. Tú pensaste que era la auténtica oruga del cuento de Alicia y hasta le hiciste alguna foto, la polilla también la contemplamos de cerca con gusto, y todos los insectos despistados en la noche parecían bailar con nuestro gozo porque estábamos borrachos de felicidad. Delicadamente cayeron al suelo las primeras gotas del líquido que bañaba a niño Edén, estabas empezando a romper aguas. Preparaste tus cosas con calma y te duchaste serena, y además de que estábamos borrachos de felicidad, yo andaba un poco borracho de verdad, y como el sheriff borracho del pueblo en las películas del Oeste al que preparan para un gran duelo contra un peligroso pistolero, me tomé un gran tazón de café y salimos frescos en el coche, tú radiante y en paz, yo nervioso y diciendo tonterías sin parar. La salida para el hospital de Puerto Real es la 660, pero con la excitación entré por la inmediatamente anterior, la 666, que también llega, por un camino un poco más largo y oscuro, después pasamos junto a la la aldea de Malas Noches, y después de pasar un signo de carretera cortada, con sus palabras escritas por si había dudas, llegamos hasta donde la tierra y la grava cubría la carretera, y aquel chaparrón de signos y augurios no dejaba de caernos encima, pero no podíamos dejar de reír ante mi torpeza porque estábamos borrachos de felicidad. Nos detuvimos un momento, oriné bajo las estrellas, y enseguida llegamos al hospital. Pariste con energía y fiereza sabiendo que el corazón de niño Edén ya había dejado de tocar el tambor que nos emborrachaba de felicidad,  te pusiste en el pecho dos flores de azafrán, símbolo solar de amor apasionado, de la resurrección natural, del dulce sueño de amor y el amargo despertar, también un abortivo natural, dos flores que encontré en unos jardines yermos junto a la puerta trasera del hospital, y tuviste a niño Edén en brazos, y entre llantos que nublaban nuestra vista examinamos su cuerpo perfecto y largo, sus fuertes hombros, su cara, sus labios, tus mismas cejas arqueadas y tu naricita respingona, su expresión de paz infinita que duerme y sueña sin haber salido nunca del placer, lo besamos, y su piel era una fruta fresca y dulce recién cogida del árbol. Nos despedimos de su cáscara bella, de su cáscara vacía. La fuerza ejercida por la ventosa había deformado su cráneo y parecía haberle esculpido la ushnisha, la coronilla de los budas, y dan igual ahora mis fantasías sobre budas y tulkus, esos grandes maestros que controlan su renacimiento, pero lo cierto es que sentimos mezclado con el dolor y el temblor el inmenso poder de sus bendiciones, yin gy lob, la energía que transforma la mente, la llaman los tibetanos. Si era un tulku, solo vino para enseñar la intensa meditación en píldora gigante y amarga sobre la muerte, la impermanencia, predicando sobre el vacío como Nagarjuna cuando manifestó su cuerpo de sabiduría y gloria con la forma de una luna redonda, un hueco brillante  sobre su asiento, si era un tulku quizás quiso sellar nuestro amor con tragedia y pasión para que cuando regrese reciba un cariño más grande, más desapegado, más purificado, no sé, el único poder o logro mágico que deseé con todas mis fuerzas fue el de reavivar un corazón pequeño en el vientre de mi corazón cuando los médicos leyeron los signos de las máquinas. Tampoco sé porqué la realidad envió esa legión de mensajeros acelerando tantos signos delante de nuestro ojos, y nos habló con tantos augurios, tan arquetípicos, tan populares  y tan claros que hasta un niño los hubiera podido leer, pero como ya te he dicho, estábamos borrachos de felicidad y no hay ninguna Tierra Pura donde las hojas de los árboles no caigan, para después florecer y dar frutos.

"Lo hueco, lo transparente, yo soy lo vacío, la matriz, la mudanza, y la destrucción de todo, la inteligencia de la materia, su océano de mitos, su chaparrón de símbolos y signos, el patrón oculto y manifiesto, sin ir y sin venir, yo soy la esperanza y la frustración, lo yermo y lo fértil, el nacido muerto, el absurdo y el sentido, las estrellas y la negritud, el ojo que las ve, el pie que distraído aplasta los caracoles, los caracoles, la yerba de sus estómagos sobre la grava, el oído que escucha su crujir, tomo miríadas de formas, yo soy la dicha consciente y sin soporte que viaja por los cuerpos, yo siempre regreso, borracho de amor y simientes, yo soy niño Edén."

Daniel Macías Díaz. Niño Eden. Ed. Amargord, 2014

viernes, 24 de febrero de 2017

EN LA CALLE




En la calle
se cruzan los muertos conmigo,
muertos viejos, recién muertos
limpian sus puertas distraídamente,
tiran la basura desde el balcón,
exhalan una última calada antes de subir al autobús,
le desean al que se marcha buen viaje,
acuden puntuales al trabajo,
guardan cola para echar la quiniela,
siguen abrigándose del frío
y teniendo cuidado en los semáforos.

Llevan aún los muertos
el nombre tatuado de lo que amaron,
la tizne del tiempo

y todo el brillo
del último verano.



Antonio Orihuela. Salirse de la fila. Ed. Ruleta rusa. 2ª Ed. (ampliada). 2017

jueves, 23 de febrero de 2017

SOMOS










Somos, a partir de cierta edad,
juguetes de la muerte
en medio del camino
y aun así,

en las sombras aún no oscuro,

aún buscador de rutas
y migajas,

la Canción
por toda recompensa,

Uno con todo uno.



Antonio Orihuela. Salirse de la fila. Ed. Ruleta rusa. 2ª Ed. (ampliada). 2017

HOY ME HE SORPRENDIDO



Hoy me he sorprendido
arañando suavemente
la parte del colchón helado
que me acoge cada noche,

y me venía tu olor.

Ha sido lo mejor de todo el día...



Soledad López Jiménez


LOS CHICOS REBELDES



Los chicos rebeldes se han vuelto tiernos con la edad
se emocionan leyendo poemas,
circulan lento frente a los escaparates del pasado
han abandonado el gusto por las citas
y envejecen con cierta elegancia,
a sus novias ya no les dicen tías
les llaman corazón,
han aprendido a lavar la ropa, a planchar y a doblar
con cuidadoso acierto
cada uno de sus errores,
a los chicos rebeldes el amor ya no les quita el sueño
pero no podrían vivir ni un sólo día sin amar,
hacen trampas con el tiempo pero tienen los días
contados.
Los chicos rebeldes saben que ya no volverán a caminar
sobre ninguno de sus propios pasos
por eso ahora cada caricia es siempre la primera
cada beso el último beso.
Ya no persiguen ni se dejan perseguir
son incómodos frente a la ambición
aman las causas perdidas
y nadan contracorriente.
Los chicos rebeldes con la edad toman pastillas que no les
drogan
drogas que no les matan
y mueren un poquito cada día
sin perder ni ocultar
el brillo errático de sus miradas.
Los chicos rebeldes han aprendido a despedirse sin decir
adiós
se van sin hacer ruido ni dejar rastro
solos, siempre solos

con el mundo dentro.

UBERTO STABILE

EL CONTRATO



A todo me he entregado
como si fuera a durar.
Con cada persona
cada casa
cada ciudad
firmé un contrato
escrito sobre la piel.

Para decir adiós
he tenido que arrancarme
las cláusulas
a tiras.
Así ha sido
una y otra vez.
Con cada persona
cada casa
cada ciudad.

La letra pequeña
se esconde ya
entre cicatrices.

Ana Pérez Cañamares. MI VENGANZA ES AMAR. 

LUGAR DEL HUMO



Lugar del humo
allí donde todo son palabras

no entres

aléjate
del miedo

gritando

por si se abren las ventanas
por si se hace la luz
por si llegamos a descubrirnos

juntos
frente al silencio
actuando



Antonio Orihuela. Salirse de la fila. Ed. Ruleta rusa. 2ª Ed. (ampliada). 2017
Fotografía de Emiliano Rodríguez

miércoles, 22 de febrero de 2017

DE RISA




Una carcajada cuando en brazos del mercado digo yo soy libre.
Una carcajada cuando en brazos de la muerte digo yo.
Una carcajada cuando digo.



Antonio Orihuela. Esperar Sentado. (2ª Ed. ampliada) Ed. Ruleta Rusa, 2017
Fotografía de Ambar Past

martes, 21 de febrero de 2017

DOS



El hombre contaba
olivos
troncos
dos entre el refugio

lo perdido para siempre

oscurecía la tierra
un cielo cebra o leopardo
el mar o la escarcha lejanísima.


Antonio Orihuela. Esperar Sentado. (2ª Ed. ampliada) Ed. Ruleta Rusa, 2017
Fotografía de Ignacio Quintero

viernes, 17 de febrero de 2017

OBVIEDADES








Si el paraíso está en el centro del Imperio,
Dios en Wall Street
y los santos en la Casa Blanca.
Está claro que el Infierno es todo lo demás.
¿Por qué entonces no ves el perro muerto
y cubierto de gusanos que llevas sobre los hombros?


Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta Rusa, 2017

jueves, 16 de febrero de 2017

Dignidad y valor





Imaginemos una ciudad portuaria en la Argentina de principio del siglo XX.
 Es el año 1923 y los ciudadanos de Puerto San Julián tienen miedo. Hace pocos días que han terminado los ecos de los disparos, de los gritos y de las celebraciones. Los cuerpos, en buen número insepultos de los trabajadores asesinados, cubren buena parte del interior de La Patagonia y los militares se encuentran acantonados en diferentes puertos de la provincia de Santa Cruz, en espera de los buques que les deben transportar a su base en la capital de la nación. Estamos en pleno verano y hace calor. El mar en la bahía de San Julián brilla y su belleza oculta el horror de la represión violenta del Estado.
El comandante en jefe, teniente coronel Varela, desea premiar a los soldados su obediencia y predisposición a fusilar a los trabajadores extranjeros y anarquizantes, y a petición de sus subordinados ordena visitas al único prostíbulo de la ciudad, La Catalana, para calmar la subida de testosterona que les ha producido tanto disparo y tanto muerto. Eso sí, estas excursiones sexuales serán organizadas marcialmente. 
La primera remesa de soldados deseosos de hembra ya está formada frente al burdel. Es el final de un día de sol del caluroso febrero. Un sargento les manda.  Inesperadamente, la dueña, Paulina Rovira llama al suboficial y en voz baja le comunica algo que hace que este palidezca, “¿cómo?”, oyen gritar a su jefe los militares. Y observan cómo la señora le impide el paso al interior de la casa. El hombre se vuelve, se aproxima a la fila y les confiesa el problema:
-Dice que las prostitutas no quieren acostarse con ustedes.
Los hombres se indignan. Con el premio tan cerca, ¿lo van a perder? El más arriesgado o necesitado dice:
-Hemos ganado una guerra, ¿nos van a derrotar estas putas?
Y salva el espacio que resta hasta la puerta del lupanar en cuatro pasos. Los demás se animan y le siguen, abren la puerta y en el pasillo les espera una furia en forma de cinco mujeres armadas de palos y escobas. Los hombres dudan, y ellas, sin haber estudiado estrategia en academia militar alguna ni haber realizado maniobras en el campo de batalla, saben que es el momento, y al grito de: “¡asesinos!, ¡porquerías!”, “con asesinos no nos acostamos” y “cabrones malparidos”, les hacen retroceder y cierran la puerta. Los derrotados, ofendidos en su orgullo varonil se ausentan y se van a emborrachar a los establecimientos que hay en la amplia avenida, abandonando la posibilidad de darse el esperado festín, ¿qué pueden hacer?
La Policía se presenta en la casa de tolerancia y detiene a los tres músicos que amenizan las fiestas y a las cinco meretrices. La ofensa a los servidores de la patria no se puede quedar en nada, hay que castigar como se merece esta afrenta. El paseo desde la casa hasta la comisaría constituye un acto de burla y desprecio por parte de muchos ciudadanos, que sonríen o estallan en carcajadas al observar la comitiva.
Los músicos son puestos en libertad, no son responsables de nada y además, en las fiestas nacionales actúan gratuitamente cuando se lo piden las autoridades.
Las mujeres son conducidas a un calabozo. El comisario decide  abrirles un proceso. Han insultado a militares vistiendo el uniforme y han tomado partido por los huelguistas. Para encaminarse bien y no errar, va a pedir su parecer al jefe de la guarnición militar de Puerto San Julián, el teniente David S. Aguirre. Pero este no desea que el asunto se sobredimensione e inesperadamente, recomienda al comisario que ponga a las prostitutas en libertad y que olvide todo. Caso cerrado.
Fue así como cinco mujeres consideradas por muchas personas como lo peor de la sociedad, ejercieron un acto de desagravio y justicia a los asesinados patagónicos. Cuando todos miraron para otro lugar, estas mujeres honraron a los trabajadores, huelguistas y anarquistas haciendo lo que sabían causaría más daño a los asesinos: cerrar sus piernas. ¡Honor a estas valerosas y dignas mujeres!, que se llamaron: Ángela Fortunato, argentina, de 31 años; Maud Foster, también de 31 años e inglesa; María Juliache, española de 28; Consuelo García, de 29 años y argentina y para finalizar, la también argentina Amalia Rodríguez de 26 años.


Fernando Barbero Carrasco. De guerras y revoluciones. Queimada Ed. 2016.


miércoles, 15 de febrero de 2017

EPITAFIOS






EPITAFIO DE EFIGENIO GOMIÁ, ALIAS EL SEMICOMPLETO

Aquí yace un tonto maravilloso,
creyó que haber nacido era un éxito.
No pongáis flores en su tumba.



EPITAFIO DE ELADIO MACARRA, ALIAS EL CREYENCIERO

Le voy a pedir a Dios que me ponga a su izquierda,
a la derecha debe de haber pensionados del Evangelio
y fiestas superestructuradas,

yo no quiero distraer más mi carne.



EPITAFIO DE LUIS CALVO, ALIAS EL SUFICIENTE

Aquí se encuentra bajo tierra un sabio,
cuya esterilidad produjo mucho.



PRIMERA INTERVENCIÓN DE LA ROSA

Lo único no muere.



EPITAFIO DE ALTERNO PEZ, ALIAS LA LÍNEA

Salí a buscarme a mí mismo, y ya llegué.



EPITAFIO DE MELIBEA CERVANTES, ALIAS LA SAFO

Espero comprobar que Dios no es masculino.



EPITAFIO DE GABINO SUÁREZ, ALIAS EL CONSEJO

Nacer, existir, fallecer,
ya sé cómo la nada
se divide en tres partes.



EPITAFIO DE PEDRO COLONIO, ALIAS EL BUSCA

Siempre amé la apariencia, siempre amé la realidad,
siempre amé lo mismo.



EPITAFIO DE ELVIRA SENTÁS, ALIAS LA PRODIGIOSA

Si no he sido creada directamente por Dios, a qué voy a ir al cielo,
¿a devolver la costilla?



EPITAFIO DE SINDO RUZ, ALIAS EL SITIO

La identidad es inorgánica,
la esencia es inorgánica,
la creación es inorgánica,
Dios es inorgánico,

son inorgánicos los cuatro estados de la muerte.



EPITAFIO DE MELINDO GÁLVEZ, ALIAS EL CALMO

Cuando uno está vivo está fingiendo,
uno está fuera de lo único.



EPITAFIO DE ELISA BEN, ALIAS LA NUBE

Buenos días, buenas tardes, hace buen tiempo,
me encuentro bailando en Hostia Club.



EPITAFIO DE ALBO CANZ, ALIAS EL CIERTO

¿Y para qué estuve
en el jardín con esas flores,
cuidándolas ahí, si no existen?



EPITAFIO DE AMUNDO GARÁN, ALIAS EL AIRE

Me arrebatan lo que no sirve, quedo muy agradecido,

voy a ver si vuelvo a quedar agradecido
con la identidad de la obscuridad,

por ahora, la impresión es de que he pasado de una habitación a otra,
o de que he pasado al otro extremo de lo mismo,

temo que la muerte sea una falsa promesa.




Antidio Cabal. Epitafios. Kriller71 Ed. 2016

ENTREVISTA a ANTONIO JIMÉNEZ PAZ sobre ANTIDIO CABAL

http://kriller71ediciones.com/antonio-jimenez-paz-en-antidio-cabal-manda-su-obra-y-no-sus-secretarios/



ENLACE AL LIBRO EN VENTA EN LA EDITORIAL KRILLER71EDICIONES

http://kriller71ediciones.com/epitafios-antidio-cabal/

martes, 14 de febrero de 2017

PELEAS DE BRUJOS




Peleas de brujos,
las cosas van ganando a los cuerpos.

En un mundo donde los últimos combatientes
se han entregado
y el Capital ha alcanzado sus últimas posiciones,
intentar el tiempo excepcional,
las leves acciones de la caricia,
el roce, la huella, el fragmento
y el calor que se va...

ser en exceso para la liquidación del estado de cosas existente,

eso es realizar la revolución, cada vez.



 Antonio Orihuela. Esperar Sentado. 2ª Edición (ampliada). Ed. Ruleta Rusa, 2017


lunes, 13 de febrero de 2017

AUNQUE ES DE NOCHE




AUNQUE ES DE NOCHE

El grano no ha muerto,
es ahora frágil letargo
y el poder
un miedo esperándolo.

Aun así,
¿germinará de nuevo?,
¿valdrá el esfuerzo?

El canto de un pájaro lo arrulla

¿durante trescientos años?



Antonio Orihuela. Esperar Sentado. 2ª Edición (ampliada). Ed. Ruleta Rusa, 2017

domingo, 12 de febrero de 2017

CHER FRANCINE (1)




Me dices que escriba
para que no se pierda mi nombre en la Historia,
pero en el regimiento todos son analfabetos,
escribo la misma carta cuarenta veces al día.

No tengo tiempo para nada
que no sea tranquilizar familias de jornaleros
que apenas saben firmar.

¿Para qué iban a darles instrucción,
para descuidar su trabajo,
componer libros, canciones, intrigas amorosas,
para que, confiados en su propia sabiduría,
se sintieran distintos,
por encima de su estado?

Así llevo tres años,
evitando en mis cartas el desánimo
para que la censura no intercepte mis cartas,
evitando contar nada sobre el motín del VIº Ejército,
sobre los cuarenta y cinco fusilados por rebelión y agitación anarquista (2)
sobre cómo, de una forma u otra,
esta guerra va a acabar muy pronto,
porque el malestar sigue extendiéndose
y el ejército austriaco se desintegra
y Rusia arde en la revolución aquí pisoteada
y junto a mí, occitanos, bretones, catalanes y hasta corsos
están alegres y se gastan bromas en seis lenguas distintas.

Dices que la cosecha ha sido buena,
que los bueyes están bien y el vino se vende a buen precio,
pronto volveremos a casa,
dejaremos atrás esta guerra
de la que nacerá Francia
y se morirá
todo lo demás.



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(1) Este poema está construido con fragmentos de las cartas escritas a su familia
por un soldado francés destacado en el frente de Verdún durante la Iª Guerra
Mundial

(2) A imitación de los soviets (Consejos de obreros, soldados y campesinos) que
se habían hecho con el poder en San Petesburgo y otras ciudades rusas en
febrero de 1917, durante esa misma primavera se desatan en Francia huelgas en
la industria metalúrgica y otros centros fabriles que paralizan París y otras
ciudades estratégicas, a todo ello se suman importantes motines dentro del
ejército. Todas estas acciones obreras serán enérgicamente reprimidas.





Antonio Orihuela. Esperar Sentado. 2ª Edición (ampliada). Ed. Ruleta Rusa, 2017
                                                                      

sábado, 11 de febrero de 2017

ABUELA FUENTES



Trabajó de encaladora toda su vida.

Vivía en un palacio
o en la idea de lo que puede ser un palacio
para alguien de ochenta y un años,
natural de Paymogo
y vecina de Alosno,
2.500 habitantes en plena depresión
económica
tras el cierre de las minas
en el Andévalo occidental,
una de las zonas más inhóspitas
de la provincia de Huelva.

Su casa tenía tres habitaciones de techos bajos,
su madre había muerto en una de ellas
sobre una cama plegable de esas que se hacen un tres
y donde duelen los huesos solo con verla.

En el corral, hace diez años,
su marido construyó un cuarto de baño.

Pocas cosas más
y tres fotos de ellos, juntos,
una de 1953,
otra de 1971
y otra de principios de los ochenta.

Desde que él se fue, hace año y medio,
cuenta los días para atrás,
pero se mantiene alegre
debajo de tanto trapo negro
y huele a limón,
no a vieja,
esta mujer que, sin conocerme,
me dio agua
y me regaló
una tarde
de las pocas

que ya le quedaban.





Antonio Orihuela. Esperar Sentado. 2ª Edición (ampliada). Ed. Ruleta Rusa, 2017
Fotografía de Ramon Masat

viernes, 10 de febrero de 2017

¿ESTACIÓN TÉRMINO? -fragmentos-




¿ESTACIÓN TÉRMINO?[1]

“Me aferro a mi nombre de poeta por los muchos pecados que cometí perdiendo el tiempo en mi vida presente y en las pasadas. Ser poeta es una cadena perpetua, más que una elección.”
Ko Un

“El poeta es la sombra del camino de la poesía.”

Eladio Orta


1
Los poemas enviados por correo desde la prisión de Guantánamo son secuestrados. “La poesía representa un riesgo especial”, justifica una orden de los servicios de espionaje estadounidenses emitida en junio de 2006 (la prensa informó de ello en junio de 2007), que sigue: “Las normas del Departamento de Defensa no permiten la edición de ningún tipo de poesía en su versión original o en otras lenguas.”

Los poetas descreen de los poderes de la poesía; el Pentágono no lo hace.

2
Esta mañana[2], en la radio, tres locutores y una locutora se carcajeaban unánimemente de la gilipollez del aborigen australiano que había rechazado los 5.000 millones de dólares ofrecidos por una multinacional minera francesa a cambio de permitir convertir las tierras de sus antepasados en una mina de uranio. Contestó: “Este lugar es sagrado. No estoy interesado en las ofertas del hombre blanco. No me importa el dinero, ya tengo un trabajo, y en nuestras tierras puedo ir a pescar y cazar...” Los insultos radiofónicos de amontonaban: qué imbécil, qué iluso, qué desperdicio humano...

Lo más monstruoso de esta civilización monstruosa sucede cuando dejamos de poder apreciar su carácter monstruoso.

3
Titular de prensa: “Los turistas ya no quieren sol y playa, necesitan sentirse vivos”. Pregunta inmediata: ¿por qué no podemos sentirnos vivos en nuestro entorno social, en nuestro trabajo, en nuestra casa, en nuestros amores, en nuestras amistades, en nuestra vida cotidiana? ¿Qué potencias tanáticas nos vampirizan la vida en esos ámbitos básicos?

(La poesía susurra: ahí, ahí, ahí.)

“Estamos siendo sepultados bajo el peso de la información, que es confundida a menudo con el conocimiento; además se confunde la cantidad con la abundancia y la riqueza con la felicidad. El perro de Leona Helsmley costó 12 millones el año pasado... y Dean McLaine, un agricultor de Ohio, ganó 30.000 dólares. Ésa es sólo una versión gigante de la locura que crece en la cabeza de cada uno de nosotros. Somos primates, con dinero y armas”.[3]

La gran propuesta existencial de esta vomitiva sociedad mediática: existir para los otros es aparecer en la televisión (de manera más genérica, en las pantallas de la sociedad del espectáculo). Francamente, prefiero el viejo, lento y buen espulgamiento de los chimpancés.


5
El que busca equilibrio no estudiará tratados de armonía: aprenderá de los monstruos.

Comenzando por sí mismo.


6
Tantísimo talento y recursos puestos en el perfeccionamiento del arte de comprar y vender; tan pocos en el arte de vivir.

La única hard currency que existe en este mundo es el tiempo; pero el mundo está lleno de imbéciles que piensan que es el oro.

La palabra que, a la postre, ha acabado resumiendo el siglo XX es marketing (mercadotecnia en castellano). Eso da la medida de nuestra miseria, de nuestra orfandad, de nuestra derrota.

En un debate honrado, uno reconoce con franqueza los puntos débiles de su propia posición. En un acto de propaganda, uno los esconde. En la sociedad del espectáculo, todo el debate racional tiende a convertirse en propaganda y public relations: qué desgracia.

Los seres humanos, de forma natural, tenemos ya bastante de campeones del autoengaño. Pero fomentar sistemáticamente esta disposición con un pegajoso y omnipresente entorno de marketing roza el crimen de lesa humanidad.

Una sociedad donde la mayoría confunde la vida con una cinta de dibujos animados ha renunciado a los recursos con que podría evitar la autodestrucción.

7
Lo contrario de la poesía es el marketing[4]. (Y cuánto parasita el marketing a la poesía...)

Occidente inventó la democracia, y también inventó el marketing. El segundo lleva camino de anular casi todos los logros de la primera.

Antes que Homo sapiens somos mamíferos sociales. Y por eso, apenas cabe concebir crimen peor –delito de lesa humanidad— que envenenar o mutilar la socialidad humana, como hacen tantas políticas de promoción del individualismo mercantilizado en nuestras sociedades del capitalismo tardío.

Cuando se sustituye la praxis humana por realidad virtual, marketing y “relaciones públicas”[5], la médula de una sociedad sana queda dañada hasta lo más hondo.

8
Como sonámbulos caminando hacia el borde de un precipicio. En las cintas de dibujos animados uno se despeña por el abismo sin consecuencias: los huesos son de goma y la entropía no existe. Nuestras sociedades occidentales, aleladas por ochenta años de marketing y dibujos animados, parecen pensar que sucederá algo parecido si nos despeñamos en la vida real (crisis climática, crisis de suministro energético, megaextinción de especies...). Pero en la vida real la entropía existe, los cuerpos se dañan y los huesos se quiebran.

Hay algo dramáticamente pueril en una cultura que recibe cualquier clase de malas noticias con una denuncia de “alarmismo” (cuando no “catastrofismo”); que hace del keep smiling una consigna imperativa; que prescribe un optimismo obligatorio a que cualquiera que desee intervenir en los grandes debates públicos sobre el futuro de la humanidad.

La cultura griega antigua produjo a Esquilo, y la cultura estadounidense moderna produjo a Walt Disney.

El optimismo obligatorio es una forma cretinismo. Y no tiene nada que ver con esa resistencia para no desesperar que tanto apreciamos en los de abajo.

8
En treinta años, en España, hemos pasado de los ejercicios espirituales en el colegio de curas al coaching empresarial (es decir, a los ejercicios espirituales del Gran Espíritu Capitalista). A muchos eso les parece un progreso indudable.

La religión se sustituye por tecnología, y la política por marketing. El resultado es el degradado y degradante desastre que constituye nuestro presente.

Bulimia de mercancías, de sentidos, de experiencias, de músicas, de libros, de informaciones, de reuniones, de contactos, de emisiones televisivas, de instalaciones artísticas, de sensaciones, de emociones, de catástrofes; y otra vez de mercancías, como la envolvente del conjunto, a prueba de fugas. Una sociedad tan enferma de bulimia que no logra siquiera imaginar a qué podría parecerse la salud.

Y así, estragados por el extravío y la saturación de estímulos, perdemos de vista los placeres básicos: contemplar. Caminar. Paladear. Hacer el amor. Aprender.

9
Dos clases de seres humanos: los que se detienen a contemplar, y los que no.

Una persona se pierde cuando no tiene tiempo para releer. Una civilización se pierde cuando no tiene tiempo para escuchar a los ancianos.

“Cada instante es un don, cualquier palabra, cada/ afecto, cada árbol, cada pájaro que oigo/ o veo. Al empezar octubre es cuando más/ lo siento, sin alivio posible estoy en cada/ hoja, en cada latido, en cada desvelo que el tiempo/ ha de archivar. Me dan cobijo...”[6]

Las reservas de lucidez son limitadas; las de sectarismo parecen inagotables.

Dime lo que no sé, me pides. Haz lo que no puedes, te contesto.

10
La Tierra podría darnos todo cuanto necesitamos.

Si se lo permitiéramos. Si nos lo permitiéramos.

11
Principio del sendero: pese a haber sido trazado por la repetición de innumerables trayectos idénticos, lleva a lugares desconocidos.

La trampa de los deseos de subir: la escalera mecánica, el ascensor, el teleférico, el avión, la alfombra mágica... Pero la perspectiva más interesante es la que está al nivel del suelo.

La luz vive de la sombra, el amor de la duda, el centro de los márgenes.



13
“El más grande de los escritores –escribía Auden— no puede ver a través de un muro de ladrillo, pero a diferencia del resto de nosotros él no levanta uno.”[7] Bueno: digamos, más modestamente, que él –o ella— trata de no levantarlo, y alguna que otra vez lo consigue.

Un poeta lo es mientras escribe un poema; y también cuando otra persona lo lee, incorporándolo a su vida. Es poeta, entonces, en esos tiempos sin tiempo de la creación y la comunicación (comunicación que es recreación, otra forma de creación) Durante el resto del tiempo, nuestro presumible poeta es un señor –o una señora— que está atento, espera y trata de ser fiel a la vida.

14
“La comida, el aire, el sol y hacer el amor son las mejores cosas de la vida”, dice la actriz y profesora Cristina Rota[8].

Notemos que una perra o un chimpancé asentirían con entusiasmo. En nuestra reconciliación con una animalidad refinada y humanizada –hacer el amor como amantes humanos, comer como gastrónomos humanos, gozar del sol y del aire libre como humanos habitantes de la naturaleza—se encuentran, en efecto, nuestras más altas posibilidades de cumplimiento humano en un marco de sustentabilidad ecológica.

Ay, los poetas: custodios de la metamorfosis en un mundo que se precipita a su autodestrucción, aliados de Eros en una sociedad que entroniza la muerte. Ay.

15
La desigualdad socioeconómica envilece: tanto a quienes tienen demasiado como a quienes tienen muy poco.

Poesía contra la sublimación. Poesía contra el desprecio. Poesía contra el miedo. Poesía contra, poesía del no: pero para despejar terreno. Para abrir espacio donde pueda desplegarse la luminosa alacridad de la poesía del sí.

La poesía, que tiene tiempo para todo, no tiene tiempo para la literatura.

“La cuestión” –escribe Thoreau—“no es qué miras, sino cómo miras y si ves.”[9]

16
No podemos renunciar al arco que une la primera leche en la boca del bebé con la destrucción de las armas de destrucción masiva. No podemos renunciar a ninguna de sus dovelas.

Lo que el tiempo hace con nosotros es a la vez grave ruina y alta fábrica. Hemos de ser capaces de ver las dos cosas.

No me interesa la literatura: lo que me importa es la salvación.

La salvación personal, ese imposible que yo busco por las veredas de la poesía; la salvación del mundo, ese inconcebible milagro que no podemos dejar de seguir esperando.

17
¿Qué pedimos a la poesía? Una estación término para nuestro desamparo. Y ella nos responde, muchas veces con infinita dulzura, en alguna ocasión con risa socarrona, que no puede darnos eso. Que no nos lo puede dar, en la medida en que seamos humanos


Jorge Riechmann. ¿Estación Término? En: Palabra heredada en el tiempo. Tendencias y estéticas en la poesía española contemporánea (1980-2015). Remedios Sánchez (coord.) Ed. Akal, 2016.






[1] Una versión anterior de este texto se publicó en Cuadernos Hispanoamericanos 689, Madrid, noviembre de 2007.
[2] 17 de julio de 2007.
[3] Tom Waits, autoentrevista en ABC, 12 de julio de 2008, p. t8.
[4] “A finales de los años ochenta del siglo XX” –escriben Beatriz Rivela y Marina Mantini—“se teorizaron cuatro diferentes formas de plantear un discurso publicitario. Se crearon cuatro escuelas, definidas en función de las diferentes relaciones que el mensaje crea con el público y su manera de seducirlo:
             - PUBLICIDAD REFERENCIAL (OGILVY): Una publicidad tiene que ser coherente, verdadera, creíble y agradable; un representante mentiroso y sin educación no venderá nunca nada...; Si todos los anunciantes abandonaran su énfasis y volvieran hacia una publicidad factual e informativa, no sólo aumentarían sus ventas, sino que ellos mismos se pondrían al lado de los ángeles.
- PUBLICIDAD OBLICUA (MICHEL): La publicidad no es un juego de palabras, sino un juego de sentido. La publicidad representa y modifica la relación de presentación. Hace que haya una multiplicidad de puntos de vista. El pensamiento lateral es la extraña manera de desplazar continuamente el tema para volver a verlo de manera fresca, nueva, significativa, diferente y emocionante cada vez.
- PUBLICIDA SUSTANCIAL (FELDMAN): Hay que preguntarse prioritariamente qué producto habría que concebir y cómo utilizar después sus virtudes para hacer de su carácter profundo la verdadera estrella... El espectáculo no es el leitmotiv de la agencia.
- PUBLICIDAD MITICA (SEGUELA): La profesión de la publicidad es darle talento al consumo. Tiene que borrar el aburrimiento de la compra cotidiana, vistiendo de sueños los productos que, sin ella, no serían más que lo que son... En cada consumidor hay un poeta que duerme. Ése es al que la publicidad tiene que despertar. Nuestra profesión hace entrar humo por un lado del túnel, y ver salir una locomotora por el otro lado.”
[5] En el momento de anunciar la renuncia a su cargo, Tony Blair contaba con 1.815 asesores de prensa y relaciones públicas... Un número similar a los miembros del MI5, el servicio secreto británico. (Datos de Le Monde Diplomatique, edición española, junio de 2007.)
                ¿”Derrotar al sistema con sus mismas armas”, las del marketing y las public relations, como a veces se dice? Creo que no, podría argumentar que ése no es el camino. Pero incluso si lo fuera yo no participaría en él: ése no es mi camino.
[6] Fermín Herrero en un poema de El tiempo de los usureros. Cito por la antología de Domingo Sánchez Mesa Cambio de siglo, Hiperión, Madrid 2007, p. 226.
[7] W.H. Auden, Los señores del límite (edición de Jordi Doce), Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores, Barcelona 2007, p. 385.
[8] Entrevista en El País, 1 de julio de 2008.
[9] Henry David Thoreau, Escribir (ed. de Javier Alcoriza, Antonio Casado y Antonio Lastra), Pre-Textos, Valencia 2007, p. 53.

jueves, 9 de febrero de 2017

2. 492





Nadie decidirá por ti.

Hay que apartar las lágrimas,
saltar al vacío,
respirar por última vez
con los ojos cerrados.

Recordar el mar,
el olor a tierra mojada,
el murmullo de los árboles,
los colores en la retina,
la mirada de los animales…

Todo lo que algún día nos perteneció.

Ahora solo queda buscar refugio en otro lugar,
otro cielo,
otras constelaciones.

Nadie decidirá por ti.
           Destruimos todas las oportunidades.
                                                                                                         


  Pepa Virella Trinidad. En Alienígenas (antología). Ed. Cangrejo pistolero, 2016


Esta Antología puedes conseguirla en cualquier Librería de España

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miércoles, 8 de febrero de 2017

DOBLE VIDA






La explotación ética es un oxímoron”. Nuría Almiron





Los terneros, cuando van al matadero, intentan desesperadamente mamar los dedos de las manos que les conducen a la muerte.




Dorar las alas de un ave en la sartén,
masticar el miedo de un conejo rebozado en harina de sepulcro,
extender sobre el pan la agonía de una oca mientras escuchas música,
ahogar en especias el relincho de un caballo,
amortajar la emoción de un ternero con cuchillos de doble filo,
triturar el futuro en limpias cadenas de producción.
Enterrar a Pitágoras y a Plutarco en cada cena de navidad.
Llamar alimentación a esos pequeños cementerios
bautizados con el nombre de menú.
Y después sonreír como si nuestros estómagos
no fueran un desván lleno de cicatrices,
como si el mundo fuera impoluto,
libre de esclavos.


Pero también podríamos
abrir la puerta a la compasión,
emborracharnos de empatía,
de justicia hacia los animales.
Derribar los muros de los mataderos.
Oxigenar los días con alimentos sin sangre.
Respetar a todos los seres que nos acompañan
en la aventura de vivir, sin distinción.
Meter a Leon Tolstoi en los bolsillos,
en el corazón
y empezar a vivir en paz,
como si amáramos el planeta que nos cobija.




Marta Navarro. En: Naciendo en otra especie, Capital Animal. Editorial Plaza y Valdés, 2016