documentos de pensamiento radical

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miércoles, 25 de septiembre de 2019

8 poemas de LOS HAIKÚS DEL TREN de EDUARDO MOGA

           


          

           La luz del tren.
           La luz del cigarrillo. 
           Noche cerrada.

          ***

           Se pone el sol.
           Entrecierra los ojos
          el pasajero.

          ***
           
          Un perro azul,
          un niño columpiándose.
          Pasan, fugaces.

         ***

         Al levantarse,
          me han rozado sus pechos
          interminables.

          ***

          ¿Viajan conmigo
          títeres o cadáveres?
          Como ellos, soy.

          ***

          ¿Para este tren
          en el apeadero
          de lo que he sido?

          ***

           En el hervor
           de pasos titubea
           un minusválido.

          ***

           Chirría, pulcro
           como un escriba, el grillo
           del cortaúñas.


Eduardo Moga. Los haikús del tren. Ed. El Gaviero, 2007

martes, 24 de septiembre de 2019

8 POEMAS de DESDECIR de EVA HIERNAUX





cuenco de la amistad:
a veces cuando bebo
me olvido del yo







cuenco de la amistad:
a veces cuando bebo
no bebo nada



***


ateridos
en la caída
sin saber salir de su zanja
con las hebras de la muerte
enturbiándonos la boca
enmoheciendo su sonido
el nombre que elegimos
para caer

para permanecer en la caída




***



nada de error en el latido:
dice lo que tiene que decir
y cada vez es una palabra distinta





***


Habla como un agua doliente
con palabras embalsamadas
en espesuras romas y antiguas.
Desliza jeroglíficos con sus ojos tristes
mientras tropieza una y otra vez
con el principio de la historia.
Es un acordeón de sonidos
y nadie se pone de acuerdo
para imponer un significado.
A la hora de escribir dicha
emborrona espada
intenta escalera
y le salen odios.
Al agua doliente le molesta la saliva
y ésta nunca supo hacerse valer
ni dosificar su alarma.
A la hora del agua doliente
la cita con el habla
queda descosida del entendimiento.





***



“Dictar entre mi Yo y yo una orden de alejamiento
mientras dure la mudanza”

                                   (Ana Rossetti)

ajena mi boca a la palabra tuya
hecha a tu imagen y semejanza.
Faltan, pues, los verbos que me recorran,
los nombres que me sean,
los adjetivos que me dilaten.
Que dibuje mi boca
la forma de sí misma

y que sea lo que dios quiera




***



¿qué es la poesía
                            y quién la dice?

O
¿quién es la poesía
                                y qué la dice?

Entre tantos senderos abiertos
la poesía camina tranquila,
esquiva dudas y certezas,
disfruta del paseo

y canta




***


palabra es profanación
hurto al silencio

quimera del yo



***

“Una soledad demasiado ruidosa”
                        Bohumil Hrabal

ves tu eco
en los anillos del árbol
que cortaste
y te das cuenta
de todo el tiempo
pasado en el silencio ruidoso
de tu soledad

lo que tiene el coraje
de decirse a sí mismo
hay que escucharlo
con la atención que ponemos
en la plegaria



Eva Hiernaux. Desdecir. Ed. Contrabando, 2018

lunes, 23 de septiembre de 2019

SALIR DE LA MISERIA Y DE LA MUERTE




Salir de la miseria y de la muerte,
dejar atrás el miedo de la guerra,
sacar a la familia de esa tierra
de la que el mundo abandonó a su suerte.

Para salir del caos ha de ser fuerte,
tendrá que conseguir alguna perra
para pagar el precio que destierra
el amor a la patria casi inerte.

Todo cambia cuando se avista el puerto,
los sueños se cercenan con la espuma
del mar embravecido que amenaza

con tragarse a su gente a descubierto.
La ayuda humanitaria ya no suma.
Los gendarmes imponen su coraza.



Montse Grao. Corsé de versos. Editorial La Herradura Oxidada 2019




domingo, 22 de septiembre de 2019

MIENTRAS LA LUNA DANZA ENTRE LAS NUBES



Mientras la luna danza entre las nubes
y congela con su luz
las estrellas en el cielo,
un avión de doble hélice
cruza por la tibia luz de tus ojos

jadeantes, tú me miras,
dices que ves una fuente de color verde
manando tras de mí,

yo te miro
y enciendo un cigarro plateado
que centellea tembloroso
en el reflejo de tus ojos.

Volvamos a entrar en el bosque, te digo,
no dejes miguitas de pan por el camino,
esta noche quiero perderme del todo

contigo.



Antonio Orihuela. Campo Unificado. Ed. Olifante, 2019

sábado, 21 de septiembre de 2019

DONDE LOS CIELOS SON TAN AZULES




Heredé de mi padre
el sudor en mi frente, su fiambrera, su afonía, su invisibilidad.

Sólo soy un hombre, cantaban Lynyrd Skynyrd,
y mi melodía se llama trabajo,

coche, parabrisas, coche, parabrisas,

hastío sobre hastío,
cigarro tras cigarro,
años yéndose por la cinta de la cadena de montaje,
huesos molidos envueltos en valiums,
relojes dándose atracones de carne,
calendarios cayendo como planchas de acero sobre un pie,

coche, parabrisas, coche, parabrisas,
familia, jefes, facturas,
coche, parabrisas, coche, parabrisas,

esas pocas cosas son mi única verdad,

con la paga en el bolsillo, pienso
hay tantos sitios que me gustaría conocer,
lástima que mi realidad se pronuncie monotonía,

coche, parabrisas, coche, parabrisas,

no me engaño con esto,
la nómina pesa como un par de zapatos de hormigón,
un día saldré de la fábrica con los pies por delante
y nadie lo notará,

coche, parabrisas, coche, parabrisas,

mientras otros recurren al alcohol,
yo vuelvo conduciendo despacio a casa,
hay pocas cosas que hagan cantar a mi corazón,

sweet home Alabama,
where the skies are so blue.



Antonio Orihuela. El amor en los tiempos del despido libre. Ed. Amargord, 2016

viernes, 20 de septiembre de 2019

PREMIOS




Qué lindas han sido todas mis mujeres,
qué poco tiempo conservan las nubes su forma,
qué fácil el mundo sin peso de la infancia,
qué firme la hoja al viento de la mudable juventud,
qué de sueños acunados por estas colinas rojas a la caída de la tarde,
qué de horas vacías en las que las flores siguieron abriéndose para todos,
qué atento entonces a lo que me cegaba y no a lo que veía,
qué de errores en la identidad, en el deseo, en el afán,
qué gozo mi adolescencia a tu lado,
qué fría la lluvia que nos juntaba en un temblor de pájaros,
qué fuego el de aquella estrella deslumbrante que llamamos amor,
qué remotas las cosas que un día ambicionamos,
qué agradecido de no haber temido algunos precipicios,
qué luz la luna llena asomando por el patio en la noche de agosto,
qué rica esta sopa de fideos que aprendiste a hacer de mi madre,
qué tesoro la mujer que duerme a mi lado,
qué infierno el que me hago cuando renuncio a hacerme paraíso contigo,
qué maravilla tu mundo que hace mejor al mundo,
qué gusto salir del mundo para entrar en ti,
qué lejos tuve que marcharme para que Moguer no me hiciera daño,
para poder seguir amándolo,
qué apuesta más valiente la de vivir sin servidumbres,
qué rico hallarse en la libertad, la sobriedad y el asombro,
qué de amor en la comida que como,
qué de bandos en los que mejor no estar,
que enemigo el que a veces me mira con mis ojos,
qué tarea la del héroe que baja la basura al contenedor azul,
qué esfuerzo el del caballero andante que no enmudece cuando todo se derrumba,
qué intensidad en esa vida gatuna vivida a la intemperie,
qué pureza en los hermanos peludos que acompañaron mi soledad,
qué alegría ver cómo mi perro, a pesar de su avanzada edad,
de sus muchos dolores, se levanta renqueante de su colchoncito para saludarme,
qué enseñanza en el plumaje del abejaruco que se posó en mi manga,
qué presagio los que ya no quieren vivir en casas con escaleras,
qué hermosa la gente en las plazas recordando lo suyo,
qué de discursos aplastados por las acciones,
qué miedo el de todos a que se acabe el mundo y no a que siga igual,
qué quieta en el aire la tarde, el sol, la rosa, la gaviota,
qué poder en la belleza con lo feo que es el poder,
qué presentes las derrotas, las alternativas no realizadas,
la basura de este muladar que llaman país,
qué minusválidos los que necesitan salir todos los días en la televisión
para sentirse vivos,
qué de sueños en esta bandera roja y negra con la que envolverás mis huesos,
qué hiperrealidad redundante más irrealista,
qué verdad tan poco verdadera,
qué de seguros puertos que se fueron alejando,

qué de disfraces vistió la vida,
qué de nombres para nombrar lo mismo,
qué poco importa la poesía a la gente, y yo que le he dedicado mi vida,
qué de libros en los que viviré bien muerto,
qué palabra la que contiene todo el lenguaje,
qué perverso regalo este secreto que no puede ser transmitido,

cuántos premios,
cuántos premios,
cuántos premios.




Antonio Orihuela. El amor en los tiempos del despido libre. Ed. Amargord, 2016

jueves, 19 de septiembre de 2019

SE LO HEMOS PUESTO TAN FÁCIL…



Abandonada la lucha por la igualdad económica
y todas las luchas que afecten
al nivel de vida de los ricos,

todas las luchas pueden continuar.

Qué reivindiquen, han dicho los ricos,
pero de uno en uno,

y aquí estamos, esperando en la cola.


Antonio Orihuela. Lavar carbón. Ed. Amargord, 2019