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jueves, 18 de julio de 2019

4 poemas de TIERRA DE CADA DÍA de Krishna Naranjo





MEA CULPA (QUIMERAS SOBRE PASAJES ANTIGUOS)

                               I

De niña no quería golpear mi pecho
pensaba que los puños debían abrirse para el aire
extenderse en águila
            arar la tierra con la libertad del cuerpo.

Los indios intentaron redimirse en 1526
según lo dictaban los franciscanos.
Había un mal por cada oficio:
artesanos, médicos, curanderos
Los pecados se inventariaron.

En la mente dorada cabía la flor
            un universo de universos
pero quienes sintieron pavor clavaron el nombrededios
            sobre el barro de los ríos americanos.

Un malviaje se pronunció, trueno de una supuesta voluntad divina.

Pero algo de divino hay en esta grey
            que amasa el pan con los continentes
mientras la religión se pierde en las migajas de la historia.  
                         



                                   II

Puedo sumergirme en quimeras ahora que se aspira frente a una flor apagada.
Recrear cómo enunciaron los cantos más auténticos
mientras brotaban con sus bellezas solares
al primer guiño del trueno.

Luego estallaron contra una roca:
sus voces fueron meteoros de eras golpeadas.
Entonces nos volvimos los más apocalípticos
los más temerosos, los más.

Sin embargo
ya habían cultivado la certeza
en sus visiones, en sus polvos continentales, de pertenecer a lo infinito.

Ya florecía la certeza como una estrella gigante
que iluminaba trayectoria de tierra y de orbe.

Ya florecía la certeza
            y comenzaban, un poco
                                                           a volar.






CONFESIÓN

He amado a los poetas floridos
porque insisten en que uno viaja sobre un relámpago:
            Existencia.






MAGO

Tomas mi cuerpo
como el cetro que ordenará
                                   la aparición del mundo.





TIERRA LÚCIDA

            En una tierra sin sombra
                        que brillaba por sus propios minerales
me pregunté
            por qué la tarde
                        estaba dentro de mí.
Si he crujido
            como el hielo
                        en momentos torturados.
Supe entonces
            que soy todas las crestas solares
                        y que vivo en la condena de mi cuerpo.









 Tierra de cada día. Krishna Naranjo








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