Me desilusioné -confesó ayer
un viejo conocido
que pensé
era mi compañero de ideas antaño.
No creeré en nada nunca más,
al hombre no se le puede cambiar
pues su naturaleza y su carácter
son innatos y no cambian.
Y tú, ¿cómo fue que cambiaste? -pregunté.
András Tabák. En
Cuatro poetas húngaros. András Simor Editor. Budapest. 2011.
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