documentos de pensamiento radical

documentos de pensamiento radical

sábado, 13 de junio de 2015

5 poemas de EL DÍA QUE EMPECÉ A ODIAR EL CAPITALISMO de JUANJO BARRAL




EL DÍA QUE EMPECÉ A ODIAR EL CAPITALISMO



Tan sólo había que juntar tres piezas.
Tres piezas tan sólo para conseguir el premio.

Conste que no me daba más
por los tigretones, aquellos pastelitos industriales
tan azucarados y empalagosos
(teniendo un padre pastelero
en cuyo obrador me habían acostumbrado
a la excelencia).

Pero, ay amigo, con cada tigretón venía un cromo,
uno de los tres que formaban el kart, ya digo,
el sueño más deseado que todas
nuestras infancias.

Ingenuamente pensaba con 8 años que tendría que comer pocos,
que a fin de cuentas sólo tres piezas serían presa fácil
en el juego multiplicador de las probabilidades y los peces.

Pero el capitalismo jugaba también
con nuestra inocencia. Porque compraba y compraba,
comía y comía tigretones
y siempre salían los mismos cromos,
las mismas dos piezas del kart. Y es que había una tercera que no conseguía por más que compraba,
por más que comía.

El caso es que tardé varios disgustos y una perforación de estómago a la vista, hasta que me convencí
de que nunca conseguiría la pieza definitiva para completarlo.
Sencillamente no existía. Al menos no a mi alcance.

Como digo, tardé en descubrir que el capitalismo también jugaba
con nuestra inocencia.

Desde entonces odio esos pastelitos.

Desde entonces odio el capitalismo.




CREMA


Un día apareció por la confitería un hombre
para venderle un producto novedoso a mi padre.
Parecía uno de esos charlatanes de tantos
telefilmes americanos del Oeste que veíamos.

Venía de hecho con una crema milagrosa. Algo “mágico”, nos dijo.

Poco menos que se mofó de mi padre cuando éste le explicó 
cómo llevaba haciendo desde siempre la crema:
cuajándola despacio, tras hervir la leche con una corteza de limón y canela en rama, con harina y  azúcar…, a la manera tradicional.

“Olvídese”, nos dijo,
“porque con este invento sólo habrá que hervir diez litros de agua, echar un sobrecito de polvos y ¡zas!: tendrá diez litros de crema pastelera”.

Algo “mágico”.

Pero no coló. No esta ocasión. No con mi padre.

Recuerdo esta anécdota
cada vez que veo en la tele un anuncio que ofrece sopas de sobre, platos de pasta de sobre, arroces que salen de un sobre...

Habríamos ganado mucho dinero con aquellos polvos,
pero mi padre no colaboró para llegar a este lodo.
 



EL PARAGUAS


En casa había un paraguas.
Un paraguas único.

Pero pronto llegó el capitalismo neoliberal y las deslocalizaciones y la nueva esclavitud laboral y las legiones de críos trabajando multinacionalmente y los costes laborales por los suelos y las dificultades para levantarlos y las fábricas chinas invadiendo el mundo de productos de usar y tirar y los cierres de comercios locales y la burbuja consumista a crédito y las instituciones oficiales y los organismos y las empresas colaboradoras de todo tipo regalando mochilas y llaveros y también paraguas con sus logos… made in China.

Y todos tuvimos mucho de todo,
salvo visión de la jugada.

Y ahora tenemos cuatro crisis
(económica, laboral, medioambiental, ética) por el precio de una.

Y ahora me acuerdo de aquel paraguas que usábamos todos en casa, que desafió al tiempo, y que hoy, en su vejez todavía espléndida, camino del museo etnográfico, se ríe del capitalismo
y de nuestros paragüeros atiborrados,
se ríe de nosotros.





MUJERES O-FÚTBOL 21 


No se asusten.
Las cosas sucedieron más o menos así.
9 de marzo de 2015. El periódico más importante de Asturias dedica cero espacio a la manifestación del 8 de marzo en Gijón.
Por suerte (para el primero) el segundo periódico más importante de Asturias dedica cero espacio a la manifestación del 8 de marzo en Gijón. También. Tampoco.

No se asusten.
El periódico más importante de Asturias y el segundo periódico más importante de Asturias dedicaron ese día, respectivamente,
21 y 20 páginas (me permití contar) íntegras al fútbol.

No se asusten.
Para ser honestos debo decir que no pocos dirigentes del sindicato, ese día, tampoco hablaron de otra cosa…
Y no era la manifestación del 8 de marzo.




EN CUBA (NO TODO ES DEPLORABLE)


En efecto,
en Cuba faltan muchas cosas, entre otras
algunas libertades como las que se toman los empresarios en las democracias avanzadas como la nuestra para despedir a los trabajadores sin justificación alguna y con indemnizaciones cada vez más miserables.

Es cierto,
en Cuba está prohibido, entre otras,
discriminar a una mujer por ser mayor y no tener un cuerpo danone (porque aquí está Rosario, a sus menudos sesenta años, sirviendo dignamente daiquiris a los turistas en el Hotel Riviera, el mismo que antes de la revolución usaron de casino y lupanar los mafiosos).

Claro,
en Cuba faltan muchas cosas también
que no se echan de menos.



Juanjo Barral. El día que empecé a odiar el capitalismo. La última canana de Pancho Villa. Oviedo, 2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario