documentos de pensamiento radical

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miércoles, 20 de septiembre de 2017

PARA LA LIBERTAD: MEMORIAS DE UN PADRE ASESINADO



MEMORIAS DE ANTONIO MARTINEZ I FERRER

La editorial Amargord de Madrid ha publicado recientemente las memorias de Antonio Martínez i Ferrer (Alzira, 1939), uno de los poetas (como dice la solapa del libro) más respetados de la poesía de la Consciencia Crítica actual. Libro que se ha presentado el pasado mes de julio en la localidad onubense de Moguer, en la Casa Natal de Juan Ramón Jiménez, dentro de los Encuentros Poéticos Voces del Extremo. En estos Encuentros Antonio Martínez Ferrer recibió un afectuoso homenaje de los asistentes al acto. Antonio Martínez antes de jubilarse trabajó en el sector de la Artes Gráficas y ocupó una gran parte de su vida a luchar contra el franquismo y, posteriormente, fue crítico con los partidos y sindicatos que firmaron el consenso de la Reforma Política que dejaron atrás los sueños de una ruptura. Una traición consumada materializada en la monarquía parlamentaria pero alejada del espíritu revolucionario de tantas personas que lucharon por ideales de emancipación humana o incluso tan sólo por una República federal avanzada en lo social. Por su participación en la lucha obrera fue perseguido y despedido de su trabajo. Militó en organizaciones obreras de clase y fue miembro del PCE (ml) y del FRAP. La represión que sufrió de la dictadura franquista le llevó al exilio en Francia ,le siguieron los años difíciles de la persecución policiaca, las detenciones de compañeros, los fusilamientos de camaradas, la muerte del dictador. Su lucha continúo en los tiempos de la transición y siempre fue un defensor de las injusticias. Los sueños utópicos siempre estuvieron presentes en el ideal de Antonio. Ya de mayor se hizo poeta, vocación que había sentido desde joven. Sus primeros libros de poemas aparecen cuando ya ha cumplido los sesenta años, pero, desde entonces ha publicado diversos libros y ha participado en numerosas antologías poéticas. Es autor, entre otros, de El rumor del patio (2003), El grito del oasis (2007), Efectos secundarios (2008), Corre, corre, niño de arena (2009), Senderos (2010) y Huellas (2011). Algunos de sus poemas han sido traducidos al portugués y a la lengua catalana de Valencia. La fuente inspiradora de Antonio Martínez no se detiene y en su Barraca guarda otros poemarios esperando ver la luz. Su voz poética ha estado presente en los diversos   Encuentros de Voces del Extremo y en otros festivales poéticos.
Estas memorias de Antonio Martínez i Ferrer que, con el título de Para la libertad. Memorias de un padre asesinado, acaba de publicar Amargord, podríamos afirmar que son tres libros en un solo volumen, aunque, eso sí, mantienen una unidad de conjunto que la convierten en una pieza de emocionante documento testimonial de dos épocas diferentes: la represión franquista que siguió a la derrota republicana y los años duros de la postguerra donde Antonio creció y se hizo hombre, alcanzando un grado de conciencia obrera que le llevó a militar en organizaciones antifranquistas. Se incluye junto al libro un sobre con la reproducción facsímil de cuatro tarjeras postales de su padre dirigidas a su madre, Purificación Ferrer Pérez, a su domicilio de Alzira (Valencia). Desde la primera con el clásico “Saludo a Franco” con fecha “12-12 año de la Victoria”, en la que escribe: “Inolvidable y querida Esposa. Mucha será mi alegría si al recibo de esta te encuentras bien en compañía de nuestro simpático hijito y demás familia. Yo quedo sin novedad.
Purita supongo que ya sabrás dónde me encuentro, Yo como antes te digo estoy bien, lo
único que aquí necesitamos es un poquito de dinero y tabaco, pues aquí podemos comprar comida y frutas. La ropa la tienes que mandar todos los Martes y la visita es cada 21 días o sea que a nosotros nos toca el día 26 de este mes, cuando vengas tienes que traer el certificado de vacunación para poder hacer la visita.
Purita encárgate de comunicar esto a Rosa y a María y al resto de la familia. Le dirás a los padres que yo estoy bien y comunícaselo también a Pepe. Si puedes mandar dinero lo harás por giro Telegráfico y pronto. López está conmigo entrevístate con Emilieta y con el señor España y dale recuerdos de mi parte. Y sin más le darás besos a los sobrinos y todos los cuñados y cuñadas y tíos y demás familia y amigos. Abrazos para los padres y hermanos y vosotros mi esposa y mi querido hijo recibir el cariño y besos de este que os quiere y no os olvida. Antonio Martínez.
Las señas van en el remitente. Escríbeme pronto. Adiós.”
Antonio Martínez García fue unos de los miles y miles de republicanos derrotados por el fascismo criminal que se adueñó de España por cuarenta años. Había formado parte de las Juventudes Socialistas Unificadas e hizo la guerra en la 54 Brigada Mixta 215 Batallón del Ejército Popular de la República Española. Una herida de guerra llevó al joven soldado al Hospital de Evacuación del Ejército de Levante, en Alzira, y allí conoció a la enfermera voluntaria Purificación Ferrer, entre los cuales nació el amor, casándose muy pronto por lo civil. Fruto de ese amor fue el nacimiento en julio de 1939 del autor de este libro, Antonio Martínez i Ferrer. El libro cuenta con el prólogo del poeta y escritor Matías Escalera y con una aclaración al lector del propio autor. Del primero recupero este párrafo: “Cuando en la Barraca, frente a la Serra de les Agulles, la Sierra de las Agujas, entre los naranjales, antes y después de las paellas que compartiríamos cada vez que lo visitaba, iba desgranando algunas de las anécdotas y aspectos más sobresalientes y llamativos de este intenso periplo vital, veía y anticipaba en mí ya toda la potencia contenida finalmente en este libro, y sabía que todas aquellas experiencias, toda la innata sabiduría que las atravesaba en su relato, debían ser compartidas con muchos más.” Del segundo escojo el párrafo siguiente: “Estimado lector, este libro son, en realidad, dos historias que se desarrollan al unísono página a página, en ellas encontramos, por una parte, las tarjetas que mi padre le escribió a mi madre desde la Prisión Celular de Valencia desde el día 12 de diciembre de 1939 al día 31 de octubre de 1940; y, por otra, está mi vida, desde el día que nací el 23 de julio de 1939, hasta finales del 2014.” Pero a mi parecer creo que este volumen recoge tres libros en uno que se complementan: las tarjetas del padre, los versos que acompañan cada letra y las memorias de Antonio. Matías Escalera nos lo recuerda: “Pero hay algo más que sorprenderá al lector de este extraordinario libro de memorias, uno más de los aspectos que lo diferencian de otros, su discurrir poético. Antonio Martínez i Ferrer contrapuntea cada una de las tarjetas de su padre con versos de tal altura lírica y emoción tan depurada, que ellos solos, en sí mismos, justificarían el libro entero.”  Uno de esos poemas de Antonio Martínez i Ferrer, dice:

                        Dejar que fluya la ilusión
                        vestirse de amaneces para regresar
                        y con la palabra del niño
                        abrazar al hijo entre las líneas
                        verse en el principio
                        jugueteando con el tiempo
                        para poder encontrarse
                        entre un poema de brotes de primavera
                        y ser por un momento el otro yo lejano.       

El autor escribe sus recuerdos en un diálogo con el padre asesinado en la prisión de Valencia, con un padre que apenas conoció y con el cual estuvo en sus brazos dos o tres veces. A pesar de ello el peso de la memoria es muy fuerte y el lazo familiar con su padre es realmente apasionante. Antonio Martínez en estas memorias recrea su vida más íntima desde que es un niño hasta su edad adulta en una constante confesión a su padre fusilado que hace estremecer a los lectores de este. magnífico testimonio de 75 años de vida; por otro lado, entronca con la vida cotidiana, social y política de nuestro país y casi me atrevería a decir de nuestra época con un dinamismo narrativo excelente. Antonio Martínez i Ferrer escribe directamente a su padre todos los avatares de su vida como si le contestará con años de retraso las 163 tarjetas que su madre recibió. Una a una recompone con las letras de las tarjetas sus pasos a través del tiempo: estudios, trabajos, amores, luchas, ilusiones, decepciones, etc. Le habla de su madre, de sus familiares, de sus vecinos, de la boda de su madre con un hombre bueno que será como un padre para él y de sus hermanos. Le presenta a su prometida Antoñita con quien se casará y luego a cada uno de sus hijos y más adelante le hablará de sus nietos (bisnietos de su padre), del trabajo, de Alzira, de los cambios políticos, de la corrupción de nuestros días, de su afición a la poesía y de todas las peripecias que ha pasado al largo de su vida.
La última tarjeta del padre llega el 31 de octubre de 1940, a pesar de todo a lo largo de las 163 letras escritas no se ve pesadumbre si no una cierta esperanza del preso a salir algún día en libertad. Se dirige a su adorada esposa, a su querido hijo y recuerda a sus padres y hermanos y a sus amigos lo mucho que los aprecia. En ésta última tarjeta de su padre, entre otras cosas, escribe: “Cuanto me alegra y satisface saber que nuestro hijito, ya es casi un hombre, y que es tan bueno con su dulce Mamá, esto es lo que yo deseo y quiero de él; Dile a los padres y hermanita que me acuerdo mucho de ellos en todo momento, y diles también que el Pepe sigue bien y con muchos ánimos y a mí no me faltan tampoco en ningún momento de esta triste separación. Muchos besos y abrazos para ellos y caricias sin fin para nuestro mayor y más grande tesoro y cuida mucho de él. Besos para todas las hermanas y hermanos Marcial y Pedro y tú que lo eres para mí recibes la seguridad de que tu esposito te quiere, y está muy satisfecho de ti, te quiero y te querré hasta la eternidad tuyo y de nadie más, tu Negre.” Al alba del día siguiente Antonio Martínez García era fusilado en la cárcel de Valencia. Su hijo Antonio Martínez i Ferrer, al llegar al final del diálogo con las tarjetas de su padre, escribe este emotivo poema:

                        Esta pluma de amor
                        ya no caminará en las tarjetas
                        la mano se ha roto
                        entre olivares
                        frente al pelotón de la ignominia
                        esta voz es un silencio
                        que sobrevuela el lugar
                        de las palabras y las miradas
                        el asesino ha escupido el plomo
                        rompiendo las arterias del hombre
                        pero supiste sembrar en buena tierra
                        y yo tu fruto escribe estas palabras
                        en tu memoria y honor al padre y hombre bueno.

Antonio Martínez i Ferrer no solamente ha recuperado la memoria de su padre, sino que ha convertido su monólogo en un diálogo abierto a todos los lectores que, a través de las 650 páginas del libro son testimonios de la talla humana de una persona ejemplar que ha dedicado su vida a su familia, al trabajo, pero también a los demás, sobre todo a los de su clase, los de abajo, los que tienen sus raíces y su identidad en el mundo obrero y campesino. Estas memorias son testimonio de su tiempo y no le faltan ni la energía revolucionaria ni el sentimiento poético. Y a pesar de la situación del mundo y de la clase social a la que pertenece, aunque ahora está jubilado ve como brotan nuevas ilusiones como fue el 15-M o los Encuentros Poéticos de Voces del Extremo. Todavía ahora que ya tiene setenta y muchos años continúa manteniendo la fe en el ser humano.
La comunicación con el padre, que le fue arrebatado por las balas asesinas, es el leif motiv de la historia de este libro y a él se dirige para explicarle con todo detalle que ha sido de su vida y cómo ha evolucionado el mundo. Y ante el futuro oscuro de nuestros días, Antonio Martínez i Ferrer, no se resigna y aspira a un mundo mejor: “Sin embargo, no me resisto a este destino, aunque me sangren las palabras y los pies por las múltiples derrotas sufridas y el camino recorrido, no me resisto a abandonar el calor de las barricadas de la razón, ni las razones que abogan no solo por la supervivencia de nuestra especie, sino por un futuro de igualdad y justicia para todos.
Y, por eso, sigo reivindicando la necesidad de romper con este sistema que se ha corrompido y ejerce su poder mediante la explotación y la depredación de los bienes naturales y de la fuerza y de la vida de los trabajadores, de esos hombres y esas mujeres que son los únicos que crean y hacen posible el bienestar común; mientras sus amos, dueños del capital, han hecho de la acumulación del dinero el dios todopoderoso que todo lo corrompe y que niega el carácter humano de nuestra especie, convirtiéndonos
a todos en instrumentos de su degenerada e insaciable avaricia, en un enloquecido mercadeo que niega y nos arrebata el futuro Por eso, querido padre, aún no he desesperado y aún mantengo en pie las ideas por las que tú fuiste asesinado y por los que yo mismo di y arriesgué tanto.”
Bien, tan sólo me queda decir: Chapeau! Y recomendar este libro como un legado humano, testimonial y vital de una persona que ha vivido una época que nos ha marcado a todos y que vale la pena no olvidar. Como tampoco hemos de olvidar aquellas personas que lucharon (y luchan) para hacer diferentes las relaciones de los seres humanos en un mundo de libertad, solidaridad y  justicia. Y acabo con los versos de Miguel Hernández que dan título a este libro: “Para la libertad / sangro, lucho, pervivo…” Gracias Antonio por tu ejemplo y por estas magníficas memorias.

Ferran Aisa-Pàmpols
(Barcelona, 18 de septiembre de 2017



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