documentos de pensamiento radical

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lunes, 11 de septiembre de 2017

TUITS PARA EL SIGLO DE LA GRAN PRUEBA. DISPAROS CON PARÁBOLA de JORGE RIECHMANN. (VII)





¿Cuándo se sustituyó en nuestro país la salutación “cómo estás” por el “¿todo bien?”? Inseguro exorcismo para tiempos en que casi nada va bien… (Hace tiempo que propongo a los amigos cambiar ese saludo por: “¿Algo va bien…?” Y a partir de ahí, construir juntos.)

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Hedonismo primordial: darse cuenta de que disponer de un bolígrafo o una copa de vino tiene mucho de milagro, y disfrutarlo.

El enamoramiento, sugiere el director de cine mexicano Arturo Ripstein, no es el amor: es una enfermedad del amor.

La poesía es el lugar de todos los encuentros, nos dijo Eliseo Diego.

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Mario Castillo, anarquista cubano, habló a su amigo Emilio Santiago Muíño sobre el artillero serbio que derribó un B-52, un bombardero invisible: “No sabía que era invisible”.[2]

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La cultura dominante sueña con drones, impresoras 3D y pantallas 4K… Yo sopeso en las manos el tutusoma arhuaco.

Esa cultura dominante que cuenta y calcula en milésimas de segundo, a la par que destruye el tiempo de la vida.

El ser humano, quizá, iba camino de entenderse a sí mismo y aprender a habitar la Tierra. El capitalismo se cruzó por medio. Esa tragedia sucedió desde mediados del siglo XVIII y no ha dejado de agravarse desde entonces.

Desde el reloj mecánico ¿seríamos capaces de avanzar hasta el reloj de arena, y desde éste al reloj de humo?

“La vida es la tarea del hombre en este mundo”, nos susurra Hölderlin. La vida humana precisa construcción: autoconstrucción.

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“Mira el mundo: qué extraño, qué maravilloso, qué horrible lugar” (John Banville). “El mundo es terrible pero no es serio” (Francisco Casavella). “El universo es la hostia” (dicho popular recogido en el catálogo 2015 de la editorial Pepitas de Calabaza).

“Nunca se dio importancia, nunca habló de humildad, ni de pobreza, ni se refugió en fingidos misticismos, como tantos poetas. Le salvaba la ironía, que es una actitud que nos enseña a tolerar las contradicciones.” (Gustavo Martín Garzo sobre Luis Javier Moreno, quien murió en 2015). [3]

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Los colegios se convierten en centros de adiestramiento; la prensa, en publirreportajes; y el proyecto neoliberal para la universidad es convertir todas en Escuelas de Negocios. Amigos, amigas ¡despertemos!

“Educación por proyectos” en las aulas y “empleo por proyectos” en la economía... Se les olvida añadir el adjetivo: proyectos mercantiles. Para seres humanos convertidos en empresas unipersonales y azuzados a la competición sin fin.


No necesitamos dinero para acumular más información (ya somos incapaces de usar productivamente la que hay), necesitamos tiempo para comprender.

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Llamamos al agua o al suelo “recurso natural”, pero son medios vitales. Llamamos al petróleo “recurso natural”, pero es un regalo fósil recibido del pasado. Llamamos a las criaturas “recursos naturales”, pero son vida que vive.

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Todo en nuestra cultura nos excita a desear y esperar siempre más; y sin embargo, en aspectos importantes, lo que tenemos ante nosotros es un futuro de menos.
¿El modelo de un pater/ mater familias responsable puede ser “el que venga detrás que arree”? Pero así es como, colectivamente, estamos funcionando. Uno de los misterios de esta sociedad es por qué no surge un potente movimiento de Madres y Padres contra el Cambio Climático.


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“El ecosocialismo descalzo no vende”, objetaba un lector de cierta propuesta mía… Cierto, “eso no vende ni en el Norte ni en el Sur”. Pero mi preocupación, de entrada, es comprender –no vender.

En España, catorce mil kilómetros de autovías y casi tres mil de AVE… que no servirán para nada en el mundo de lentitud y movilidad reducida hacia el que tenemos que avanzar.

No podría encandilarnos tanto la fantasía del viaje espacial si no estuviésemos ya viviendo, casi, como extraterrestres hostiles en nuestro propio planeta.

Preguntan a la arquitecta irlandesa Angela Brady si estamos construyendo ciudades para las personas o para el negocio, y ella contesta lacónicamente: “El dinero manda”. Manda el dinero: y perecen, entonces, las ciudades, las personas, los ecosistemas…

Lo que necesitamos no son espacios naturales protegidos –mal menor-, sino una cultura que no destruya los espacios naturales. La nuestra lo hace de forma sistémica.


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Como dice el chiste, hemos descubierto que los extraterrestres han llegado a nuestro planeta… y somos nosotros.

“El uso adecuado de la ciencia no es dominar la naturaleza, sino vivir en ella” -dijo Barry Commoner en 1970, en su famosa alocución televisada por la CBS el 22 de abril, el Día de la Tierra. Ah, si pudiéramos superar el narcisismo de especie y la pulsión de dominio...

El capitalismo se basa en el resorte básico de comprar barato y vender caro, a todos los niveles. Por eso, no puede funcionar sin generar costes externos masivos y dejar toda clase de “facturas sin pagar” (por ejemplo, intentando pagar la fuerza de trabajo sólo al coste de su reposición; o usando recursos naturales que sólo se valoran al coste de extracción). Basta reparar en esta dinámica para poner entre paréntesis todos los supuestos progresos que realizamos bajo el capitalismo.

Pero estos daños y costes externos no desaparecen sino que se van acumulando, y las facturas acaban volviendo sobre la mesa: hoy lo hacen bajo la forma extrema de colapso ecológico-social.

Antropización: entropización. Ah, Homo sapiens ha de cambiar radicalmente su forma de habitar la Tierra, que es Gaia/ Gea…

¿Intentamos dejar de comportarnos como extraterrestres en el tercer planeta del Sistema Solar?


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Si se da rienda suelta al capitalismo y la tecnociencia hacia la “poshumanidad” ¿qué harán con los seres humanos? La respuesta es sencilla y al mismo tiempo terrible: harán algo análogo a lo que ya han hecho con los animales no humanos en los sistemas de ganadería industrial. Reconocer esto es un acierto de Yuval Noah Harari en un libro en otros aspectos muy discutible, Homo deus.

Queridos padres y madres de familia, ¿a qué edad les decimos a nuestros vástagos que vivimos en el infierno?

Si uno es ecologista, anticapitalista, decrecentista, colapsista, marxista, animalista, y también echa una mano a las compañeras feministas, ya sabe donde está su lugar: en el rincón del uno por mil que jamás conseguirá articular una mayoría social. Hay que asumirlo: somos cuatro gatos…

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“Trata de buscar en ti lo que esperas de los demás” –escribe la psicóloga metida a novelista Estrella Flores-Carretero--, “así no sufrirás decepciones”. Ni vivirás tampoco, cabría añadir. Una mejor opción: trata de no esperar. Trata de acoger lo que adviene como un regalo.

Zeig’ deine Wunde, decía una consigna alemana de los años setenta/ ochenta. Muestra tu herida.


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Frente a la vida, enseñaba Epicuro, el sabio sólo tendrá gratitud. Si comes el fruto de un árbol alto, nos dice un proverbio bariba (de Benín), no te olvides de darle las gracias al viento. [4]

“Intentando negar que todo cambia constantemente, perdemos el sentido del carácter sagrado de la vida. Tendemos a olvidar que formamos parte del orden natural de las cosas” (Pema Chödrön).[5]

Vivir a la vez en el tiempo y fuera del tiempo, se nos dice, es el desafío que plantean las estrofas del Bhagavadgita. Y así es: tal es el desafío esencial para las “vasijas quebradas” que somos los seres humanos…

Las cosas más importantes de la vida humana –y no sólo humana- no son extraordinarias o grandiosas. Son los momentos en que nos sentimos tocados el uno por el otro, dirá Jack Kornfield; son las situaciones en que resonamos en conexión con el mundo, dirá Charles Taylor.

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El verdadero ateo -apunta Joan Brossa- es el que no cree en sí mismo. ¿Hay mejor manera de conocerse a sí mismo que tratar de borrarse?





[4] Daniela y Olivier Föllmi, Orígenes. 130 pensamientos de maestros africanos, Lunwerg, Madrid 2016, p. 236.

[5] En Daniela y Olivier Föllmi: Ofrendas. 130 pensamientos de maestros budistas, Lunwerg, Madrid 2016, p. 34.



[3] Apunta Matthieu Ricard: “La humildad no consiste en considerarse inferior, sino en estar libre de la importancia de uno mismo. Es un estado de simplicidad natural que está en armonía con nuestra verdadera naturaleza y permite disfrutar de la frescura del instante presente. La humildad es una manera de ser, no de parecer.” En Daniela y Olivier Föllmi: Ofrendas. 130 pensamientos de maestros budistas, Lunwerg, Madrid 2016, p. 156.




[2] Emilio Santiago Muíño, Opción Cero. Sostenibilidad y socialismo en la Cuba postsoviética: estudio de una transición sistémica ante el declive energético del siglo XXI, p. 826; tesis doctoral leída en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid, 11 de enero de 2016.



Jorge Riechmann. Tuits para el Siglo de la Gran Prueba. Disparos con Parábola. Ed. Plaza y Valdés, 2017

1 comentario:

  1. De entre casi todos me quedo especialmente con Epicuro.
    "Frente a la vida, enseñaba Epicuro, el sabio sólo tendrá gratitud. Si comes el fruto de un árbol alto, nos dice un proverbio bariba (de Benín), no te olvides de darle las gracias al viento."

    Gracias esta cuajado de flores este Riechmann.

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