documentos de pensamiento radical

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domingo, 12 de enero de 2014

DIÁLOGO CON LA SOMBRA



Casi dormido llegué al baño
No me miré al espejo ni hice las abluciones
Acostumbradas
Me despedí a la vez que dejé que estuviera
No quería de ninguna manera
Que se encontrase indispuesta conmigo
La sombra agradeció el gesto inmutable
Como son las sombras
Para que el oscuro que habitan recoja aun
Más la parte de luz que queda
En esta mínima sonrisa con que saludo al día

No creas dijo que porque ahora me ves
Es esta la primera vez que contigo he estado
En el último bar hace varias noches
Me senté a tu lado
Tenía el rostro pintado y una sonrisa
Que tú alabaste hasta muy empezada la mañana
Fuimos al baño varias veces y me preguntaste cuánto
Te contesté que tu vida por la mía
Y que me la entregabas

Recuerdo que no eras rubia ni morena
ni pelirroja
No tenías determinado color
Ni al aire dejabas el ritmo trino de tu voz
Cantabas una canción sobre las alturas
Dramáticas de la respiración
cuando se encarna en material forma
De hombre castigado y con vasto amor
Te fuiste antes que te besara
Ese beso en que debía perderme para hacerme
contigo
Un silencio anterior a la nieve de mi voz

Me fui porque te amaba más allá del daño
con que castigabas la luz que hasta entonces
me asfixiaba
Me fui porque era tuya como ahora
Cercana al niño que jugaba con una pelota
roja
en el parque cercano a la que fue tu casa
Era tuya entre las ramas de aquel
pensamiento de joven
y cuando armabas las primeras palabras
sobre el papel blanco una y otra mañana
Soy tu más larga mirada
Y durante mucho tiempo pensaste que vivía
sin ti
Pero somos haz y envés
de una moneda que el viento lleva
y tu canción generosa me fue conquistando
sin yo querer
Hay algo en tu mirada que aun no he desvelado
No se puede amar el amor
como lo amas

No es cierto contesté el amor es quien me
ama a mi
Solo devuelvo lo que se me da en esa mirada

La sombra es un niño que juega
Y tus palabras la ausencia del vacío que vives
Existir es un sueño en el que el equilibrio
es la cuerda con que te ato y desato
de tus pensamientos y tus actos

Yo también sueño y mis sueños circundan la
memoria
Y lo que hemos vivido los humanos
Un niño sin rostro
Un niño en mis rizos
Un niño en el café un niño en la bañera
Un niño que juega es también
El toro con que me visto en la embestida
Porque para ser tuve que alejarme del que era
Acaso porque irse o dejar sea el modo humano
De alcanzar el ser
Despidiendo siempre y cada vez todo lo otro
Que nos gustaba
Acaso nosotros mismos
En una aventura sin final o con tu nombre
Sombra
No
Yo solo soy la mediación con que vistes la
Aurora
La noche oscura la has vencido creyendo en
la nada
La nada de ser tú solo
quien dentro de su desesperación sucedida
Vestía el mono con alambres
Abrazaba a la muñeca
Se deshacía por una caricia
Sin rechistar dentro del silencio más antiguo
que existe
el laberinto de soledad
que el cuerpo de la mujer representa
en tu toro en tu macho
para regalar al Teseo de sus sueños el hilo de
sus trenzas con que te mata
de amor y soledad por ella
para hacer un Dionisos del abandono
en cualquier isla

Quedamos en que el que interrogaba debía ser yo
Pero tú acaso no eres la otra forma en que me
visto
Dejemos el juego y fundámonos en el abrazo
Al que no impondré el miedo

Sabes a lo que te arriesgas
Es en vano
Si has venido es porque pides algo
Y he interpretado fuera hace frío
Y que llevas mucho tiempo esperando
Ven conmigo sombra abrázame con el abrazo
Que no mata
Ven a nacer otra vez en este río doble y cada
Vez que el tiempo nuevo sea
No quiero ya vivir sin tu compañía
No quiero ser siempre aquel al que falta la
Vida
Que sin ti en mí no sería cumplida

Sea lo que quieres sea lo que quiero
Nos aventuramos los dos en un mundo
Que no es el de Fausto sino
Acercándonos en leves pasos al consuelo
El mundo es tan amplio y rico que cabe en
una mano o una naranja
El mundo es también una paloma
Y todos los días que no son mañana ni ayer

Te contaré un secreto
He llegado a saber como máxima respuesta
Que
El mundo es un hermano
Y es tiempo de amar
Que ven y vamos es darnos la mano
Para que regresar o aventurarse sean juntos

Y el mundo el amado.

José María de la Quintana. El Bosque elegido. Ed. Amargord, 2003

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