El
mercado libre lo resuelve todo,
pero
llegó el coronavirus y no había cubrebocas.
Los
empresarios crean la riqueza,
pero
el confinamiento obligó a los obreros
a
dejar de trabajar
y
los empresarios se arruinaron.
El
salario debe estar en relación con la responsabilidad,
pero
llegó el confinamiento
y
resultó que los agricultores, basureros y transportistas
eran
los peor pagados.
La
gente es egoísta, cada uno debe mirar por su interés,
pero
llegó el confinamiento
y
se activaron inéditas redes vecinales de solidaridad.
Lo
que es bueno para los ricos es bueno para todos,
pero
mientras los especuladores iban a lo suyo
todos
los demás nos fuimos a ayudar en los bancos de alimentos,
a
hacer mascarillas, recados y compras para los más ancianos,
y
a trabajar con los enfermos sin medidas de seguridad,
arriesgando
la propia vida.
Los
dogmas de los poderosos han caído
ahora
nos toca a nosotros levantarnos.
Antonio Orihuela. Todos atrapados en la misma trampa. Ed. Garum, 2020
¡Gracias, Antonio! (Mañana mismo me hago con el libro)
ResponderEliminarGracias!!
ResponderEliminarUn abrazo.