Un barco a la deriva
con seiscientos veintinueve emigrantes.
La vieja Europa les dio permiso para pudrirse en el mar.
España les permitió desembarcar.
¡Valencia, cómo hueles la vida de los hombres!
La herida es el lugar por donde
entra la luz, escribió Rumi.
¿De dónde vienen esos desharrapados
a los que sólo el cuerpo les queda?
Vienen del mismo tiempo de tu padre o tu abuelo,
también ellos se echaron la vida a las espaldas.
Perdidos en idiomas e inquietantes silencios
buscan pan y respeto que su tierra les niega.
Algunos españoles, insensibles ante el rescate,
reaccionaron: ¡Mételos en tu casa!
De los sesenta mil millones de euros ni pío.
Prefieren rescatar bancos a barcos.
Valencia, capital de la República Española,
trocando su río en rosas
antes que llegue a la mar.
antes que llegue a la mar.
No podemos mantener a los más indigentes.
España no es una oenegé, nuestros recursos no son ilimitados.
Sí hacernos cargo de la sangre azul,
más de cincuenta millones al año.
Ahora se llama Aquarius. Entonces el Sinaia,
Ipanema,
Mexique, Flandra… Llegaron a Veracruz
miles
de refugiados españoles
rescatados
de los campos franceses de concentración:
catedráticos, científicos,
poetas, arquitectos,
ingenieros, cineastas,
periodistas, actrices,
médicos, traductores, músicos,
pedagogos…
Esa es la Marca España de la que siento orgullo.
No la melodía del olvido, no la cartografía de la ausencia.
Las lecciones de vida, la emoción de la historia.
Ángel Petisme. La camisa de Machado. Ed. La isla de Siltolá, 2019
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