documentos de pensamiento radical

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domingo, 5 de septiembre de 2021

3 poemas de VIEJOS de TIRSO PRISCILO VALLECILLOS




HIJOS


Dios es el padre que crea el mundo

el mismo padre omnipresente que, con frecuencia, desaparece

quién sabe si... porque ha ido a comprar tabaco

o porque pretende evadirse de una realidad que lo abruma

y que pone a prueba su omnipotencia.

La banca, que es la madre, compra en el supermercado

drogas, armas, pornografía infantil...

y, de vez en cuando, contrata yonkis o pedófilos o políticos

para que cuiden de sus hijos mientras asisten a actos solidarios.

Papá y mamá están muy bien avenidos

aunque en ocasiones se insulten,

se den palizas, se vejen o se violen...

Y cuando esto sucede

los hijos no saben

si quieren vivir con papá

o con mamá

o, simplemente, emanciparse.


En Noticiario (Diverso, 2018)


 


POR PRIMERA VEZ


Hoy pongo mis manos por primera vez

en tu delicado cuerpo.

Por si se rompe,

apenas me atrevo a mirarlo.

Y calculo y temo, mientras deseo estar en posesión

de la fórmula de la temperatura perfecta,

que no dañe tu piel.

También hoy es tu primera vez.

Tu memoria cansada ya no recuerda

otras manos bañando ese cuerpo.

¡Si el amor en la espuma de estas manos

arrastrara la tristeza y el dolor!

Poco admite ya este desagüe,

que no sean perfumados restos

de cuerpo y conciencia.

Si pudiéramos preguntar

cuándo se giró el reloj de arena…

un momento nunca envejeció tanto:

diez años, quizás veinte o treinta.

Y con cada movimiento de la esponja

me reflejo en tu piel

más triste y viejo.

Ese niño triste y viejo,

que soy yo

mamá,

cuando baño tu cuerpo roto,

por primera vez.

En Subway (En Huida, 2015)


 


UN HOMBRE ME MIRA ORGULLOSO, ME ABRAZA Y

LLORA


Hay cosas que uno no se cuestiona de pequeño

cosas que suceden porque son así,

como lo del hombre bueno

que te obligaba a parecerte a él

ese hombre que sentaba a su mesa a extraños

ese hombre que ahora, de nuevo, tienes delante.

A veces me cuesta entender la realidad:

mis palabras son nenúfares poliédricos

y nadie sabe qué se esconde debajo

y mis sentidos son verdes promesas

que descansan sobre una existencia estancada;

solo en contadas ocasiones aparece la luz

atravesando el tiempo como una espada láser.

Hoy he salido en bicicleta y en Estébanez

he conocido a un hombre que todavía te recuerda:

ya sabes cómo son los pueblos...

Alguna vez lloraste, como cuando me hice maestro,

y hoy veo la misma mirada en este anciano

—este que un día se sentó a tu mesa—

me mira orgulloso, me abraza y llora:

me ha hecho entender que en los ojos de las personas

caben las miradas de aquellos

a los que en algún momento

miramos directamente a los ojos.


En Viejos (Huerga y Fierro, 2018)



Tirso Priscilo Vallecillos. En: Voces del Extremo, poesía y empatía. Ed. Amargord, 2021

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