HIJOS
Dios es el padre que crea el mundo
el mismo padre omnipresente que, con frecuencia, desaparece
quién sabe si... porque ha ido a comprar tabaco
o porque pretende evadirse de una realidad que lo abruma
y que pone a prueba su omnipotencia.
La banca, que es la madre, compra en el supermercado
drogas, armas, pornografía infantil...
y, de vez en cuando, contrata yonkis o pedófilos o políticos
para que cuiden de sus hijos mientras asisten a actos solidarios.
Papá y mamá están muy bien avenidos
aunque en ocasiones se insulten,
se den palizas, se vejen o se violen...
Y cuando esto sucede
los hijos no saben
si quieren vivir con papá
o con mamá
o, simplemente, emanciparse.
En Noticiario (Diverso, 2018)
POR PRIMERA VEZ
Hoy pongo mis manos por primera vez
en tu delicado cuerpo.
Por si se rompe,
apenas me atrevo a mirarlo.
Y calculo y temo, mientras deseo estar en posesión
de la fórmula de la temperatura perfecta,
que no dañe tu piel.
También hoy es tu primera vez.
Tu memoria cansada ya no recuerda
otras manos bañando ese cuerpo.
¡Si el amor en la espuma de estas manos
arrastrara la tristeza y el dolor!
Poco admite ya este desagüe,
que no sean perfumados restos
de cuerpo y conciencia.
Si pudiéramos preguntar
cuándo se giró el reloj de arena…
un momento nunca envejeció tanto:
diez años, quizás veinte o treinta.
Y con cada movimiento de la esponja
me reflejo en tu piel
más triste y viejo.
Ese niño triste y viejo,
que soy yo
mamá,
cuando baño tu cuerpo roto,
por primera vez.
En Subway (En Huida, 2015)
UN HOMBRE ME MIRA ORGULLOSO, ME ABRAZA Y
LLORA
Hay cosas que uno no se cuestiona de pequeño
cosas que suceden porque son así,
como lo del hombre bueno
que te obligaba a parecerte a él
ese hombre que sentaba a su mesa a extraños
ese hombre que ahora, de nuevo, tienes delante.
A veces me cuesta entender la realidad:
mis palabras son nenúfares poliédricos
y nadie sabe qué se esconde debajo
y mis sentidos son verdes promesas
que descansan sobre una existencia estancada;
solo en contadas ocasiones aparece la luz
atravesando el tiempo como una espada láser.
Hoy he salido en bicicleta y en Estébanez
he conocido a un hombre que todavía te recuerda:
ya sabes cómo son los pueblos...
Alguna vez lloraste, como cuando me hice maestro,
y hoy veo la misma mirada en este anciano
—este que un día se sentó a tu mesa—
me mira orgulloso, me abraza y llora:
me ha hecho entender que en los ojos de las personas
caben las miradas de aquellos
a los que en algún momento
miramos directamente a los ojos.
En Viejos (Huerga y Fierro, 2018)
Tirso Priscilo Vallecillos. En: Voces del Extremo, poesía y empatía. Ed. Amargord, 2021
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