documentos de pensamiento radical

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domingo, 16 de abril de 2017

TE QUIERO



                                           
No hay expresión con más horizonte moral, más entrañadamente libre, que decirle a alguien te quiero. Nada se interpone entre quien escucha, no sin íntimo temblor, tal declaración, y quien pronuncia estas palabras tan despojado de sí mismo, que en su entorno todo se queda quieto en su bautismo de luz. Y el mundo, durante unos instantes, borra sus fronteras, pues ninguna alambrada es posible en la distancia pura en que se reconocen dos seres. Digo distancia porque te quiero dignifica tanto a los que renacen en virtud de su sonido, que nadie conquista a nadie, sino que en virgen amanecer se encuentran dos cielos siempre distintos. Te quiero nunca se dice desde un labio por la pasión ardido, sino con la quietud de quien ha hecho de su confesión destino. Por eso en su música cabe la vida entera, y el oído que la recibe responde en silencio a la eternidad así concebida. Te quiero nunca se queda entre dos, sino que su rosa oculta trasmina su perfume y alcanza a multitud de corazones anónimos, sumados de este modo a una felicidad aún sin nombre que los alza por encima del estrecho paisaje de sus deseos y ataduras. Te quiero alienta el misterio de ver a los hijos crecer, o a la esposa entrar en luna al cruzar el pasillo como un íntimo jardín. Te quiero habita la soledad más poblada que es la de la amistad, donde no hay despedida y siempre se espera al que nunca dejó de estar. Te quiero no empaña ningún cristal, como  sucede con el vaho de dos cuerpos que entre sombras se buscan sin la altitud de un alba en la que, luego, pronunciar sus nombres sin miedo a la verdad. Te quiero se parece a la renuncia, porque tiene la sabiduría del retraso de los sueños y el pulso del tiempo habitado en su final, donde el fantasma de una presencia no cesa de alentar. Te quiero es irse quedando un día sin aire y más hondamente respirar. Es un camino doble con alta estrella en cada mirada, un país elevado a principio universal. Te quiero se descalza  para pasar al otro lado, y así mejor sus huellas con lo que allí canta fecundar. Te quieroTe quiero: en un segundo todo el mar.

Javier Lostalé. La estación azul. Ed. Renacimiento, 2016

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