La destrucción del mundo es un negocio,
el hambre y la miseria son mercados,
las armas son valores cotizados
y la usura un sangriento sacerdocio.
Pero, que nada turbe nuestra fiesta,
tenemos democracia, y diversión
garantizada por la transmisión
de eventos culturales, sol y siesta.
Las cifras del desastre no interesan,
son males ancestrales los culpables;
investigamos simas insondables
del átomo entre espantos que no cesan.
Tenemos la mejor tecnología,
y el hambre mata a miles cada día.
Jesús Aller. Los libros muertos. Ed. KRK. 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario