La
llamada acumulación originaria no es, pues, más que el proceso histórico de
disociación entre el productor y los medios de producción (…) Esta acumulación
originaria desempeña en economía política aproximadamente el mismo papel que el
pecado original en la teología. Adán mordió la manzana y con ello, el pecado se
posesionó del género humano. Se nos explica su origen contándolo como una
anécdota del pasado. En tiempos muy remotos había, por un lado, una elite
diligente, y por el otro una pandilla de vagos y holgazanes. Ocurrió así que
los primeros acumularon riqueza y los últimos terminaron por no tener nada que
vender excepto su pellejo. Y de este pecado original arranca la pobreza de la
gran masa (que aún hoy, pese a todo su trabajo, no tiene nada que vender salvo
sus propias personas) y la riqueza de unos pocos, que crece continuamente
aunque sus poseedores hayan dejado de trabajar hace mucho tiempo.
K.
Marx. El Capital. Capítulo
XXIV
*
para
Helios F. Garcés
¿Qué revolución podría triunfar
si Brad Pitt, Tom Cruise y Leo DiCaprio
están en el otro bando?
¿Cómo llenar un estadio
si Ronaldo, Messi y Neymar
nunca jugarán en nuestro equipo?
¿Quién se iba a unir a nosotros
si Scarlett Johansson, Elsa Pataky y
Angelina Jolie
trabajan para el adversario?
¿Cómo hacer valer nuestras canciones
si Julio Iglesias, Paulina Rubio o
Shakira
nunca las querrán cantar?
¿En qué cadena mostrar
el mundo nuevo que llevamos en nuestros
corazones,
si Ana Rosa Quintana, Pablo Motos y
Jorge Javier Vázquez
no nos quieren en sus programas?
¿Qué audiencia puede tener nuestro
mensaje
cuando enfrente hablan El Corte Inglés,
Audi y Vodafone?
¿Quién quiere, con estos mimbres,
diluirse en lo común, la cooperación, lo
colectivo?
En las manos agrietadas y encallecidas
del jornalero
y en las varices de la reponedora del
Mercadona
podría leerse toda la historia de la
lucha de clases,
¿pero de qué les serviría a ellos?
El enemigo está emocionalmente cerca
pero físicamente lejos,
tal vez la solución,
la revolución pendiente sea
acercarse a los demás no como hasta
ahora
sino acercarse a los demás
lo suficiente.
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