Por mi madre, cuando se moría
Voy a los funerales
como a los nacimientos,
los extremos se acercan
en el tiempo que es curvo,
nuestras vidas, los ríos
sucios al mar, dejaremos
cadáveres frescos
residuos tóxicos.
Cuando nacen nos alegra
su llegada,
puede dolernos la que les
espera,
un mundo desequilibrado,
al borde del colapso,
en herencia les dejamos
eso,
lento, pero llega...
Cuando nos vamos,
le duele al que se queda
la partida,
que al fin descanse en
paz,
piadosa forma de llamar
al morirse,
a todos nos descansa y
nos consuela.
Voy a llorar a los
entierros, a las incineraciones
doliéndome mi dolor que
se aproxima
en el dolor ajeno, que comparto.
Como se dice, siento
ya su aliento
resollándome en la nuca.
Son por ti mis lamentos,
madre,
estos llantos callados,
que brotan autónomos.
No pienso derramar una
lágrima
más el día que te
ausentes
definitivamente, para
siempre;
te voy a echar de menos
tanto
como ahora me llenas,
plenamente,
aunque evitar no pueda
diluvios interiores a
mares,
ni alegrarme lo más
mínimo
porque al fin
descansemos,
tú mayormente, pobretica
mía,
tan leve es la carga de
quererte,
de cuidarte, tan frágil,
tan tú, tan buena,
doliéndote tanto,
sintiéndote inútil,
soy muy mayor, justificas
lúcida,
queriendo morirte,
me dices con cordura
y no puedo ayudarte
sino a vivir mientras
vivas.
Así nos castigas
sin quererlo,
sincerándote.
Sino alegrarme de lo
tanto
que nos diste, generosa
madre, madre mía
de lo mucho que has
vivido,
siempre en la lucha,
cantando y cosiendo
hasta quedarte sin ojos,
aguantando, aguantando
casi más sonriendo
con la felicidad sencilla
sin lujos de la gente
humilde,
No te vayas, no te vayas,
no te vayas, no te vayas no te vayas ...
BUENOS CIUDADANOS
Tu ya lo tienes todo
claro, ya sabes lo que
harás
tal vez mañana y en tu
agenda
las horas están
comprometidas,
el tiempo calculado, las
palabras
apuntadas como arpones.
Tú ya lo tienes todo
decidido: tu gato, tu
periódico,
tu vehículo, tus libros y
aparatos,
tu TIC, tu TAC, tu pen,
tu ONG
lo que has de decir, lo
que debes callar
el trazo rectilíneo de tu
vida diseñada,
tu pareja disponible, tu
seguro salario
aunque sea más miseria.
Tú ya lo tienes todo
aunque no sabes
del enorme vacío que te
encierra,
maniobrados, rodeados,
esposados:
aunque te sientas
ilusoriamente bien,
con la mezquina seguridad
domesticada
del, ahíto de alimento,
pájaro enjaulado.
Lloras lágrimas de cocodrilo,
cuando deciden
que se conmueva tu duro
corazón
mostrándote criaturas
ahogadas, mutiladas,
con los vientres
enfermamente hinchados,
hasta das unas monedas,
para que los altruistas
sigan poniendo tiritas a
hemorragias.
Eres feliz, como si no
supieras,
que, como si
respiráramos,
mueren doce niños por
minuto
de hambre, de miseria,
para que suban
como el humo las acciones
del mercado de futuros.
Tú ya lo tienes todo
claro, i
gnorante ilustrado,
adicto
a las redes sociales,
progre.
No cuento contigo.
CUIDADO CON LOS OGROS
COMENIÑOS!
Hay un ogro emboscado
al acecho de que te
descuides
y devorar la niña
pequeñita
que aún pervive en tu
almario.
Esa niña con redondeces
de luna sin lazos
apretados
que se te duerme confiada
entre los brazos.
Y a veces sufre
pesadillas
no sé, tu no lo sabes,
en las que un ogro
decapita l
as cabezas sin corona
para alimentarse de los sueños
más hermosos, más
queridos
de las niñas que se
adentran
en los bosques de las
fabulaciones
sin la tutela ni el
abrigo
de los protectores
familiares…
Eso al menos nos contaron
¡Ya no saben que inventarse,
prohibida la memoria y el
olvido,
para mantenernos quietos,
en su domesticado sitio!
MALA HIERBA
A
Jipy, amigo.
Mil veces pisoteados,
somos como malahierba,
mil veces rebrotaremos
con savia nueva,
siempre, siempre
renacemos
con nueva fuerza.
Siempre desposeídos
tenemos a manos llenas
el valor para ser libres
para mil batallas fuerzas
corazón esperanzado
de vida, también abierta.
Porque nuestro es el
presente,
y las estrellas primeras
y el mundo que evoluciona
sin refugios ni
trincheras
por sobre los corazones
compañero, aunque no
quieran
DESEOS
Gaviota que posara
suavemente
su volumen de plumas y
canciones e
n esta roca endurecida a
la intemperie,
y luego alzara el vuelo
reposada
hacia horizontes de estreno: así te quiero.
Ola de mar de fortaleza
que rompiera cambiándose
en espuma
contra esta roca
erosionada
dejándome la huella de tu
abrazo
de sal, algas, moluscos:
tal te quiero.
Sol que penetrara
dulcemente
hasta el corazón
endurecido
de esta piedra
continuamente golpeada
Y le dieras tu calor
generosísimo
de astro vivo: así te
quiero.
No anclas, no amarras, ni
nudos ni eslabones,
ni jilguero enjaulado, ni
velas, ni timones:
rumbos oceánicos
abiertos, tempestades,
vientos y calmas de
boreales auroras,
travesías sin miedo,
imprevisiones
te ofrecen mis ojos como brújulas
para guiarte itinerarios
jamás planificados.
Porque te quiero. Libremente.
A hierba saben sus
nombres
“…nunca sabrás si es por los aromas, los sabores o los nombres” E. Galeano
…pamplinas, picardías,
saxífragas, aleluyas
margaritas, milenramas, madreselvas,
siemprevivas, santolinas, caléndulas,
botones de oro, espuelas de caballero,
amapolas, acederas, aguileñas,
retamas, jaras, brezos, sauces,
bocas de dragón, rabos de gato,
ranúnculos, quejigos, aladiernos,
lirios de las nieves, verónicas, centáureas,
salvias, anémonas, coronilla,
muérdago, pulmonaria, consuelda,
ombligo de venus, digitales, pampajaritos,
hepática, berros, lechetreznas,
láudano, hiedras, belladona,
carrizos, arceutobio, olivarda,
vulneraria, viborera, alacranera, adormidera,
cuajaleche, rompepiedra, equisetos,
doradillas, barbas de capuchino,
estramonio, harmala, lirios,
lantanas y durillos, enebros
de la miera, sabinas, cornicabra,
culantrillo, clavellinas, amor
del hortelano, labiérnago, cicuta,
cizaña, ruda, árnica, tila, manzanilla,
lentisco, brezos, coscoja, acebuche,
azufaifo, alcauciles, artemisia
y tres mil más, sonoras, aromáticas
adorables palabras de la savia de estos suelos,
sabiduría que se olvida.
Es el progreso, dicen,
esta ignorancia acrecentada de la tierra.
He de pelear porque perduren
hasta que falle, ya falla, mi memoria.
Esperanza ingenua
Esperando un milagro:
que suceda lo que nunca ocurre
que ocurra lo que no se espera.
Que cese el sol en su giro
que los olmos difuntos nos den pomas,
que llueva leche y mieles
que se llenen canastos de panes revueltos
y sean multiplicados los peces de plata
y en la superficie lisa
del tiempo aparezcan arrugas.
Esperando el milagro: que
desaparezca
la barbarie humana por arte de magia,
que se borre, sólo con desearlo
tanta desigualdad como nos embrutece
y crezcan inundaciones de ternura,
que se rompan los sacos de avaricia insaciable
y al fin haya para todos bastante
que se hunda el Olimpo y se caigan los dioses.
Esperando milagros:
que un dios compasivo, rebelde
robe a los demiurgos todopoderosos
como antaño el fuego, la semilla
que siembre generosamente,
de tanto cariño como va haciendo falta,
la bondad que nos salve.
Esperando que milagrosamente
los malos sean buenos por arte de birlibirloque
y los buenos sean ángeles
-como si no supiéramos que el ángel más bello
se hizo, lo hicieron, demonio fundador de los males,
que llueva hacia arriba
y se inunde el infierno, los cielos,
que en los desiertos
llueva a mares,
y una tabla nos salve a los náufragos
Esperando milagros: que las lenguas se fundan
en besos, canciones, y se entiendan
los hombres y también las mujeres
y las aguas infectas se vuelvan potables,
que se acabe el negocio y la vida empiece,
que los dias se alarguen y las penas se acorten,
sin que hagamos nada porque todo cambie
mientras escribimos versitos de amores.
Esperando el milagro:
que con rezos, canciones y algún sortilegio
de la Tierra se cure la herida
-oh!los iluminados, de gracia tocados,-
que se limpien los mares y los árboles crezcan,
que no sangren las guerras y mengüen las hambres,
que se abran las jaulas y los pajarillos
vuelen con las alas quebradas...
Esperando un milagro:
que lo blando sea firme y lo duro se ablande,
yo también he caido en la trampa,
que nos quieran como nunca quisiste
hasta que los labios sean besos sin sangre
el abrazo sin miedo de que duelan los huesos,
hasta descalzarnos y anudarnos al gozo
y liberarnos, y desencarrilarnos
y estrecharnos hasta resucitarnos.
Esperandeo milagros. Ingenuamente.
Inocencia.
¿Quién inventó la culpa,
inaugurando la inequidad, la jerarquía?
Aunando serpientes y los frutos redondos,
convirtiendo
la gran virtud de la desobediencia
a las prohibiciones arbitrarias
en el origen de todos los perjuicios
repartidos por manos femeninas.
En todos los principios relatados,
ella, la causa de los males,
expulsados por su causa de la tierra sin dolor ni fatiga.
Cayó la lluvia sobre la arcilla blanda.
Por rechazar la redondez,
forma de lo fecundo,
-rectangular el gesto, agudas las erecciones-
sentenciadas a ser útero tan solo,
paño de lágrimas, servidoras,
la tierra fue concebida plana.
Aunque fueran esferas las estancias celestes;
las pirámides, redondas en su origen incierto,
resultaron cuadradas
Desconfía de la voz de
los tiempos,
su sonido de reloj de arena,
no te creas lo que por evidente,
ese cristal velado
a través del que observamos el mundo,
desde siempre fuera creído,
pues toda palabra
confiere existencia a lo que nombra,
aunque no fuera nada,
sombra, quimera, lo que contuviera.
Descree de todas las
evidencias,
esas certezas incontestables, consolidada lava,
que fundamenta nuestros mitos,
a cuya imagen fuimos configurados.
Dura labor, desarraigarnos
de la fe más profunda, los fundamentos,
el significado primero de todas las palabras.
Nos mintieron siempre.
Tanto tienes, tanto vales,
Pero si eres de las hijas de la tierra,
aun menos, no vales nada.
Con ese tatuaje nos marcaron.
Desde siempre mintieron.
Adoctrinados, el agua encenagada
que enturbia nuestras branquias con el cieno
como peces nacidos en los tiempos aciagos
nos rodean sumisiones, privilegios
el engranaje preciso de la máquina del mundo
que creímos perfectamente lubricado.
Se abrieron los montes
y surgieron tormentas de fuego.
Llovió a raudales sobre la blanda arcilla
y se deshizo en carne abierta
para alumbrar la vida,
condenada sin culpa la obscura inocencia.
¿Cuál será el grano de arena
que obturará el engranaje?
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