Volví para leer tu nombre.
Y sólo por eso mereció la pena
el esfuerzo, el tedio de la vida en las aceras.
Mereció la pena regresar desgastado e inútil
una vez más, porque al atravesar nuestro parque
la nostalgia me condujo a este portal,
como el cauce acompaña al río:
Lo hice para leer tu nombre junto al mío
en el buzón antiguo y oxidado,
a veces los tristes hacemos cosas así,
aunque casi nunca las contamos.
Juan Pardo Vidal. La mujer sin brazos. 4 de Agosto. Logroño, 2007.
Me ha gustado.
ResponderEliminar"a veces los tristes hacemos cosas así,
aunque casi nunca las contamos"
Gracias
Saludos
A veces los tristes hacéis cosas así de hermosas, juan.
ResponderEliminardesde Logroño se te quiere.