documentos de pensamiento radical

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sábado, 31 de agosto de 2019

GRAFITIS PARA NEANDERTALES de JORGE RIECHMAN (fragmento I)




No se le escapaban a Ñor, por otra parte, las asociaciones fáciles que amigos y enemigos realizaban con su nombre: Ñor-da, Ñor-do, Ñór-diga… Está bien, bien está. Hace mucho que apreciamos la forma en que la etimología de humano nos remite a la benemérita materia orgánica en descomposición. Y uno de los amigos de Ñor, el sabio mexicano Gustavo Esteva, llama la atención sobre cómo uno de los nudos centrales de la crisis civilizatoria que amenaza con llevarse todo por delante es: hacernos cargo de nuestra propia mierda.[i]







[i]“Gustavo Esteva: Como sabes, un tal Mr. Crapper inventó para la reina Victoria lo que ahora conocemos como retrete, el primer inodoro y todo el sistema de saneamiento, y esto, claramente, reformuló por completo el entorno urbano. En primer lugar hay que decir que este invento es muy moderno. En 1945, en el país más avanzado, que por entonces era Estados Unidos, solo la tercera parte de la población tenía saneamiento "moderno, con el W.C., el excusado inglés y el sistema de drenaje. Esto, como digo, reformuló las ciudades y creó una verdadera adicción a este tipo de excusado. Hay personas que no pueden vivir sin él, es una necesidad básica para ellos. Pero ya hay muchos ecologistas que se dan cuenta de que fue una decisión sumamente equivocada, que fue una tecnología estúpida, que está dañando el medioambiente más que los coches. Cuando mezclas estas tres sustancias maravillosas, mierda, orina y agua, estás creando un cóctel venenoso que lo contamina todo. Es un problema de salud pública, de costo, de todo...
Dougald Hine: Es un desperdicio de las tres cosas que, gestionadas de otro modo, pueden tener un mejor aprovechamiento. Pero no es sólo eso, el inodoro con cisterna te conecta a un sistema. Piensa en la pesadilla de The Matrix, todo el mundo en sus cubetas, atrapados y llenos de tubos, conectados a la realidad virtual. Uno de los motivos por los que nos atormenta esa pesadilla es que se trata de una descripción muy buena de lo que asumimos como normal: el tipo de relación que tenemos con la infraestructura es una relación de dependencia con sistemas inconcebiblemente grandes y centralizados. No es sólo que nazcamos en incubadoras en las que estamos atrapados llenos de tubos, o que muramos así. Es que somos nosotros mismos quienes nos enchufamos a diferentes tubos en momentos decisivos de nuestra vida.
ge: Nos lavamos las manos y listo, no vemos cómo estamos conectados. Al construir nuestros sanitarios ecológicos secos, que producen compost, lo que hacemos es desconectar nuestro estómago de cualquier burocracia centralizada. Se siente una auténtica liberación política cuando no tienes esos tubos y dejas de estar controlado.
dh: Estas encargándote de tu propia mierda.
ge: Esa es la cuestión fundamental. ¿Estamos dispuestos a encargarnos de nuestra propia mierda?” Esteva en conversación con Dougald Hine (uno de los fundadores del Dark Mountain Project). Este diálogo apareció originalmente en el cuarto número de la publicación homónima en el verano de 2013, bajo el título "Dealing with our own shit”. Traducido por Sara Plaza, se publicó en el blog Plaza & Civallero: “Hacernos cargo de nuestra propia mierda”, 22 de agosto de 2017; http://civalleroyplaza.blogspot.com.es/2017/08/abandonar-la-ilusion-de-control-no-es.html



Jorge Riechmann. Grafitis para Neandertales. Eolas poesía, 2019

viernes, 30 de agosto de 2019

5 poemas de Isabel Pérez Montalbán de El frío proletario





El padre


Tengo una foto con el padre.
Está borroso y con ceniza
como una antorcha que se extingue.
Lleva gafas de sol y traje oscuro.
No le conozco los ojos al padre,
ni la espalda ni el puerto natural
donde anclan las caídas de los niños.
Pero me abraza y finge ser un padre.

Es domingo en la foto. Venía de visita
con las hermanas, internas tristes
de un colegio de huérfanos.
Me envidiaban la risa, los juguetes,
el globo azul colgado en la ventana.
Y mi estuche de lápices sin punta.

El padre se sentaba en el salón
a discutir con mi padre adoptivo
la casa en construcción de mi futuro,
mi vida en obras, mis papeles.
El hombre se bajaba del andamio,
le faltaban ladrillos, la mezcla se espesaba.
Volcaba sus disculpas como piedras.
Su silencio era simple material de derribo.

Dejé de verlo a los siete años.
Lo esperaba una tarde con el vestido nuevo
manchado de canela y tinte azul,
pero se hizo de noche y ya no vino.
Lo recuerdo entre el polvo de la calle,
con la mirada fósil
de lo que ya no se recuerda.
No sé si vive todavía,
pero hace mucho tiempo que está muerto.






Revolución


            Compañera, sábana tendida al sol:

El porvenir será refugiarme en tus labios.
El porvenir es perder la memoria.

Con feroces pancartas creímos en la industria,
las consignas a gritos, subidas salariales
que llevaban carcoma y concesiones
al acero de nuestros sindicatos.
Hicimos muchos planes, profecías,
estudios de dialéctica
sobre aquella república marxista,
promesas de un elástico futuro
de reparto, cultura y amor libre.
Todos iguales en derechos,
para todos caviar y frutas tropicales.

Pero ahora las calles son nostalgia,
cementerios de smoking y sexo telefónico,
látigos y silicios de diseño
en bellas pasarelas parisinas.
Y un comercio de putas caribeñas.

Me acuerdo de otras calles.
Lisboa, terra da fraternidade.
En la boca de los fusiles
la gente plantaba claveles.


El día 3 de noviembre de 1992, Bill Clinton llega
al poder en EEUU, metrópoli de su imperio.






Un mar en remolino
Para la niña Julia Alberca Monzón

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
José Agustín Goytisolo. Palabras para Julia

Surges con la niñez intacta todavía:
la risa más perenne cada tarde,
en las manos algún trozo de bosque
y un montón de preguntas sobre el mundo reciente.
Tú no lo sabes, Julia, pero el mundo
tiene un sabio asignado a cada niño,
un sabio que se enferma y tose en ti.
Le gusta destaparse en sueños
para que tú lo cubras
o vigiles su fiebre y el calibre del frío.
Maestro con temor de esclavo
que, a punto de ser libre, se intuye solo y frágil
y busca un amo para siempre.

He visto que crecían tus ojos en tres años
como dos faros fijos en la costa,
dos señales simétricas de esperanza y refugio
dando entrada a las naves extranjeras.
En ellos resucito y leo como en libro cifrado
en clave de futuro misterioso.
Adivino una historia, el alimento
que das a un caracol,
los amores de paso que vendrán
a enseñarte distancias, besos, dudas, andenes
donde decir adiós. Y noches en las que no decir.

Pero no quiero hablar de cosas venideras,
pues se han roto las bolas de cristal
y ya no, no hay profetas ni verdades
que resistan enteras la explosión
de un misil enemigo en su tejado.
Te escribo porque pienso en las cosas que ignoras.
Y siempre que apareces frente a mí
me acuerdo de la forma en que crecemos
y dejamos la infancia abandonada
en baúles sin llave, con todos los vestidos
que no supieron ajustarse
al crecimiento, a las edades,
al destino del cuerpo.

Yo sé que tú no sabes, niña,
que alguna vez la vida es un tiovivo
con los caballos muertos a pedradas,
que nos suben a dar vueltas y vueltas
de frenético espanto y resistencia.
Los humanos entonces, desde islotes
cercados por un mar en remolino,
observamos que un mundo afuera gira
ajeno a nuestro giro.

No siempre se parecen los días a los días,
como una lata idéntica a otra lata
de pescado en conserva.
De pronto un viento malo y corrosivo
derrite los metales, y de las latas salen
los peores microbios para infectar lo fresco.
Y una misma palabra casi nunca es lo mismo.
Por ejemplo, conoces la palabra gusano:
gusanitos de seda o comestibles.
Pero a veces gusano se refiere
a un miembro de tu especie, a cualquier hombre
que practica el oficio canalla de no serlo.
Porque hay personas asombrosas
que se comen las frutas podridas y renacen.

Pero yo, cuando miro la belleza en tu rostro,
y noto que a cada centímetro
te haces dueña del tiempo y de sus trampas,
quisiera poseer la magia de los cuentos,
tener todas las fórmulas
para que tú nunca sufrieras,
para que encuentres al instante
un resquicio de huida si un puño te acorrala,
para que nadie te obligue a buscar
las piezas que no encajan en el puzle
que construyen tus manos impacientes,
con los ojos y algún trozo de bosque.

Si pudiera dejarte un manual de uso,
una guarida en medio de la nieve.
Si tal vez aprendiera a convertirme
en el vigía de los niños
como el guardián entre el centeno.
Así que estoy pensando en algo grande:
dar un tiro de gracia a la injusticia.
Pero no acertaré, seguramente.
Verás que los adultos se repiten
incansables en cárceles y muerte,
en errores iguales y en luchas desiguales,
en amores sin causa y violencia entre hermanos.
Se desorientan en la incertidumbre
de los años sin norte, como en un laberinto,
los adultos, yo misma.

Hoy te escribo para mañana,
para que puedas perdonarnos
la inercia de ir muriendo sin darte explicaciones,
Por las respuestas torpes, por la herencia maltrecha.
Cuando el dolor te lance sus cuchillos
y sientas que un amigo te ha fallado;
cuando adviertas en sombra una alambrada
que tienes que saltar pues te persiguen,
acepta lo difícil como un guante
que te arroja la vida, un desafío.
Que jamás el cansancio te sorprenda sin fuerzas.
Nunca digas qué largo es el camino,
no puedo más y aquí me quedo.






Frontera del cielo


Me dicen que ya no ves el telediario, que no admites
el rostro nuevo de la política
y la cotidiana sucesión de asesinatos;
que confundes la tarde y la mañana, me dicen,
y que el tiempo es un niño travieso que te esconde
las horas en los desvanes altos de la casa.
Y a veces no recuerdas aquel cortejo de novias
que aguardaban en las verbenas
a que llegaras con tu uniforme de soldado republicano.
Pierdes la orientación y los residuos del frío
empañan tus manos;
ya no sales a pasear por as calles de Córdoba, al acecho
del latido de las piedras,
y dialogas con el silencio
en el idioma mudo del olvido.

Me dicen, en fin, que vaya preparándome
para el final: desciendes despacio
por la escalera del sueño, dejando un rastro
de ataduras y de aquellos ramos secos de margaritas
que yo recogía en nuestras excursiones al campo.

¿Recuerdas, padre?: en la carreras, siempre te ganaba.






Pueblo nómada


El que pasa por mi piel y no se queda.
El éxodo:
la evasión de divisas extranjeras que el hombre
guardaba en la caja fuerte de mis venas
durante las noches de deseo,
la humedad que depositan los amantes
antes de vestirse y abrir la puerta de la calle
para no volver nunca.
Cuando sería tan fácil que la ducha
se llevase los restos del traslado. 




Isabel Pérez Montalbán. El frío proletario . Ed. Visor, 2019

jueves, 29 de agosto de 2019

5 poemas de José Suñé López (Odo)



1.El párpado en el fuego.


Un tumulto enciende mi cuerpo,
revuelta del deseo que es presente.
Alboroto que rompe el futuro,
en un ahora, en el recuerdo.

Aspiración de una noche encontrada…
El grito en la palabra sacudida
por el mensaje de la piedra arrojada
mediante el impulso incierto de tus ojos.
Tus ojos están escritos en los muros,
cascadas de luces donde tus colores
hablan al viento desde la tierra.
Tú mirada…
Tifón que destroza
al horizonte que limita el mundo
con lo lejano de tus párpados.

Te buscare más allá. Aquí  cerca.
Te buscare entre los botes de humo.
Te buscare donde nuestra rosa de fuego
dispara vida contra los asesinos de sueños.
Oleré tu sudor entre los contenedores quemados,
acariciare tu cuerpo entre las llamas…

Cristales rotos…  Gasolina…
De nuestros ritos nacerán puños
que sacudiendo mentiras de sueños ilusorios
conquistarán estimados infiernos.

Te buscare entre los coches cruzados
y nuestro aliento jadeante
será prueba de un encuentro,
de una amorosa y triunfante batalla.
Las sábanas serán barricada
y nuestras sonrisas, violentos gestos placenteros,
escupirán sangre sobre el asfalto.

Te amare en el fuego del que arden las calles.
Te amare como un disparo en el sentido,
explotaré con la alegría de nuestras caras,
ya no habrá aburrida tristeza.
Y nada será sino humo de gasolina.
Amare tu mueca entre las piedras.
Amare tu piel entre las continuas derrotas.
Encontrare perderme entre tu cuerpo
y tu sudor será por fin
el preciado destino de mi vida.


2. No te vayas, amigo, al otro lado.


Cuando la vida es una estupidez de la razón,
la enfermedad se nos come el tiempo
y la existencia se nos escapa.
El amor recuerdos evoca
mientras en el presente
todo sufrimiento es acogido
por el tenue pesar de una sonrisa.
No te vayas Edu al otro lado,
es demasiado pronto para despedirse.

Vuelven al pensamiento
los momentos de juventud.
Ni el tiempo, ni la distancia
nunca nos separaron.
Es todo demasiado precipitado,
quédate a nuestro lado,
queda vida por compartir
con un largo trago.

Una camisa a topos,
una camisa a flores,
la palabra buscada
y la alegre música.
Dos frentes que chocan,
dos vasos que se vacían,
dos lenguas que hablan,
dos pensamientos que vuelan.

Incluso dormido,
la belleza se te acerca,
para llevarte a su lecho,
para entre ella perderte
durante días o meses.

Sobreviviendo al tráiler
que nos aplasta
en el oscuro túnel de la vida.
No te vayas, Edu al otro lado,
queda mucho, queda todo.

Insumiso, coherente y libre.
Huyendo del trabajo
como si la peste se tratase.
Las mejores cervezas caseras
Y la aventura que
en muchedumbres compartimos.

Huidas al monte,
las palabras difíciles
y las frentes que chocan:
Aislados del mundo
entre nubes y horas,
junto a dos vasos,
con las más horteras camisas    
disfrutando del baile
para conquistar la noche,
durmiendo despiertos la ciudad.

¡Una frente y un vacío!
Sufrimiento entre solitarias lágrimas.
¿Una frente que hace bebiendo
sin chocar con otra frente?
Una palabra en solitario es difícil
y un doloroso monólogo:
No te vayas Edu al otro lado,
que aquí nos dejas
entre demasiada soledad
y aún más estupidez.


3.  A por ellos o la vergüenza de ser español.


Gloriosa patria que desde siglos,
solo las guerras que ha ganado
han sido contra poblados desarmados
o contra su propio pueblo…
A por ellos gritad valientes españoles,
a por las poblaciones desarmadas,
a por las ideas libres,
a por la mujer emancipada.
a por el jornalero que protesta,
a por el obrero en huelga,
a por la familia desahuciada,
a por quien habla en otra lengua,
a por quien vive diferente
a por ellos.
A por ellos,
a por el toro,
a por el pobre,
a por el raro,
a por el maricón,
a por la feminista,
a por la bollera,
a por el inmigrante,
a por la mujer sin peineta.
Patria de caciques,
corruptos e imposturas.
Mirad la nación, que fuerte se levanta,
para tapar tanta opresión y tantas corruptelas
qué vergüenza me daría eso de sentirse español.
A por ellos dicen
cuando antes decían: sin violencia se puede dialogar de todo,
pero sin violencia tampoco dialogan,
y gritan a por ellos
con toda la desvergüenza…
Los curas santificando las porras,
los mercenarios de la voz, la imagen y la pluma
mintiendo con exaltada mente…
A POR ELLOS…
Las cunetas llenas tiemblan ante la posibilidad de que vuelvan a llenarse.
A por ellos gritan a su ejército,
a por ellos gritan pues estamos desarmados,
a por ellos, que no se note que son un ejército de cobardes.


4. Y ahora van a por vosotros.


Y Alguien se forró con la burbuja inmobiliaria,
mientras mirabais para otro lado,
algo lógico porque también os beneficiaba.
Y vinieron los recortes y eufóricamente los aplicasteis
era evidente que también os beneficiaban.
Aumentaron los despidos, apenas os preocupó
pues los vuestros también despedían
y la precariedad es la base de vuestros negocios.

Mataron los mossos a aquel en la calle Aurora
y lo justificasteis porque era gay y estaba drogado…
Murió aquel otro en la comisaria de Girona,
lo disimulasteis pues pasó en agosto.
Y la lista de tanta gente muerta bajo custodia es larga,
pero mirabais para otro lado pues es vuestra poli
o vuestros funcionarios de prisiones.
Nos habéis golpeado y dejado a gente sin ojo,
pero no os importó pues nos lo habíamos buscado
por hacer huelga y manifestarnos.
Y cuando venían los nazis a apuñalarnos
felizmente comentabais que eran preocupantes
las peleas de tribus urbanas.

Nos machacasteis en cada huelga,
os preocuparon la salud de los containeres
pero no el bienestar de la gente trabajadora,
no os importó, defendíais el derecho a seguir precarizando.
Sabemos que en algunas de vuestras empresas
solo trabajan mujeres precarizadas,
bajos sueldos y peores condiciones haciendo botellas de plástico,
heroico quien lucha por la patria pues se le ignoran sus pecados.
Y nos golpeasteis con saña en la plaza Catalunya
era para limpiarla dijisteis y os quedasteis tan tranquilos.
Éramos fascistas cuando rodeábamos el Parlament
y vuestros jefes en helicóptero…
y votasteis sin problema las retalladas…
y leyes ultraliberales….

¿Ahora somos el pueblo y debemos defenderos?
Si salimos el 1 o el 3 fue a defender nuestra vecindad
no vuestras urnas,
que no, que ni votamos, ni votaremos
y si alguien vota pues nos la trae fresca,
cada cual haga lo que le parezca.

Nos han detenido por ser anarquistas y escribir libros,
no hicisteis nada, terroristas, decíais.
Nos habéis extraditado a Alemania,
ni siquiera pestañeabais, atracadoras justificabais.
Nos habéis golpeado, maltratado, desahuciado, disparado,
nos lo hemos buscado replicabais, pues
era vuestra policía, vuestros privilegios,
vuestros inmuebles, vuestras balas
lo que se defendía
.
Nos hemos quedado sin recursos
y nos ignoráis arguyendo sin disimulo
que el mercado lo necesita, quien no triunfa es tonto,
y os emperifolláis con estrambóticas chaquetas
en infames programas de economía capitalista.

Hemos muerto esperando la ayuda a la dependencia o
en la lista de espera para operarnos,
da igual, es la crisis decíais, es Madrid,
pero nuestro cotidiano sufrimiento habéis ignorando,
mientras multáis a quien por hambre
rebusca por las basuras.

Ahora vuestros grandes de España os reprimen,
no sé porque absurdos, de trapos y patrias,
nos recitáis el poema ese de que van a por alguien y nada hicisteis
pero siempre han ido a por nosotras
y siempre estamos haciendo lo que buenamente se pueda,
no por vosotros, no por aquel sino para emancipar lo cotidiano…
Ahora han ido a por vosotros,
a saber la que habéis liado y aunque nos la repanpimfle
con un lema seguimos luchando:
“Abajo los muros de las prisiones”
y sabemos que nada podemos esperar de vosotros
y vuestra futura república y sus cárceles.


5.  Himno.


Desde el pensamiento
la libertad es una magia.
Las palabras arden,
las calles se incendian,
mis amantes queman,
la amistad es un cuchillo
que anda en la frontera.
Bajo nuestro pies
los Templos arrasados,
dentro de nuestros zapatos
Imperios devastados.
Mis manos entre tus piernas
y nuestra libertad
quemando todas las banderas.
Incluso las que dijeron nuestras.
Trapos... olvidaos esas letras
que afean el rojo y el negro. Trapos...
del sudor gastados por la fuerza...
Suena la campana de la inteligencia,
revientan nuestros trapos
en el fuego de las botellas,
nuestra antorcha que guía al pueblo
es llevada por una travestí,
las putas se han cerrado de piernas...
Las mujeres por fin ya no cocinan,
y los machotes crudos
son golpeados
por maricones karatekas.
Suenan los cañones,
llegará una nueva Comuna
que no os estorbe el pasado,
somos los desertores
las revoluciones solo existen
mientras hayan sonrisas.


José Suñé López (Odo)

miércoles, 28 de agosto de 2019

8 poemas de ENTONCES EMPEZÓ EL VIENTO de JOSÉ MARÍA GARCÍA LINARES




SER PALABRA

Lo que diga en el papel
cambiará mi vida para siempre.

Decir y construir lo que se vive.

Soy estas palabras
ordenadas en poemas.
Una vida de papel.
Una hoja que respira.



EL DILUVIO

Cuatro años de aguacero intenso
calando ánimo y cimientos.
Se han hinchado las maderas,
el moho invade el paladar,
difuminado queda el tiempo.
Lo que construimos con esfuerzo
tesón, esmero y alegría
se pudre en el olvido del diluvio.
Los charcos de tristezas y de escombros,
de hirvientes y de efímeras burbujas,
ahogan su porción de cielo herido.

Dibujan la riada y la tormenta
un mundo a la deriva y sin contornos.

Ayer llegó la lluvia al dormitorio.
El barro y el verdín al corazón.



EN QUÉ MOMENTO

Las cartas del Tarot sobre la mesa.
Sabes lo que me deparará el pasado.
Lee con calma lo perdido,
interpreta lo acabado.

Dime cuándo me morí.
Dime cuándo me olvidaron.



LA LECTURA DEL MUNDO

Aprendamos a leer en el silencio
el sendero irrepetible de la vida.
Los valles, los riachuelos, las cantinas,
los ojos de un amor irreparable,
el irnos por los sueños y perderlos,
el mar, la nieve, la nostalgia,
el humo de los cuerpos olvidados,
la fe en el más acá,
tus manos, la poesía,
el tú dentro del nuestro en el nosotros.

En los mapas de la muerte, abigarrados,
las palabras son confusas,
son tan gélidos los nexos,
tan sola la oración copulativa.

Aquí y ahora, nuestra vida
está llena de versos transparentes.
Me lees tras ellos sonriente.
Tras ellos te releo, iluminada.



TEMPUS FUGIT

Cuando revienta la tarde
se esconde la lluvia
en los cajones de la memoria.
Pequeños charcos en sus esquinas,
papelillos derretidos,
oxidados llaveros
con los que sujetaba tu tiempo.

Todo se escribe con agua:
la búsqueda, tus ojos,
el malestar de los relámpagos.

Tu ausencia fluye en los cristales
deshechos del invierno.



LO IRRECUPERABLE

Cuando se ponga el sol
recordará la piel que en los castaños
quedó el tiempo dormido para siempre.

Éramos jóvenes.
Éramos el aroma de la vida.



LA FUNDACIÓN

La fundación de la ciudad
ya casi se ha olvidado.
Sólo algunos riscos temerarios,
algunas sirenas afónicas y viejas
de tanta canción y luna llena,
quizá la negra luz del mar,
recuerden el momento.

Barcos fondeados,
 botes de infelices
cargados de armas y penurias,
pisadas que se hundían
en la orilla cenagosa
de una madrugada perdida.
Rompían la oscuridad
débiles antorchas, oscuras
como la soledad de las cavernas,
de las grutas y los pasadizos
de la fortaleza de cartón,
a punto de venirse abajo.
Ladraban los perros a las sombras
llegadas de la playa,
intuyendo la negrura del exilio
derramada en la mirada.
Qué oscuridad la de los cielos,
qué lejanía, qué condena.

Ya nadie recuerda los orígenes,
el sufrimiento de la piedra,
los pasillos helados de nostalgias heladas,
los niños moribundos.
Quedan mariposas amarillas
en las viejas canciones del otoño,
epidemias de insomnio, diluvios universales,
historias de amor entre fantasmas,
extrañas luces en  alcobas,
sueños con colas de animales.

Hemos olvidado tantas cosas,
las palabras que fundaron las palabras,
los rostros del humo y la misericordia,
los gritos del amor y de la guerra.

El olvido es el futuro de la raza.
Vagar por los pantanos conocidos
con la luz de la ignorancia en las pupilas.
Entonces las murallas son hermosas,
la historia, tan sólo una materia;
las crónicas, papel amarillento
e inservible testigo de lo ignoto.
Hemos olvidado nuestro ayer,
las manos que surcaron los caminos,
las bocas que comieron de la tierra
lo poco que llegaba de los cielos.

Es esta la ciudad, tan bella hoy,
tan llena de colores, de perdones,
de banderas.
Los dioses bajan cada poco
a aprender de la mentira,
del sarcasmo, de la pose milenaria
 del cobarde y el ladrón,
y vuelven a sus nubes henchidos de esperanza
mientras el hombre compra tiempo
y vende tiempo,
compra al hombre y vende al hombre.

Son las sirenas viejas y borrachas,
casi mudas de cantarle a los galápagos,
las que saben cómo fue
  la fundación
y ríen escamosas y arrugadas,
sabias y vencidas:
Tan larga la noche, tan corta la vida…
Engulle la niebla lo que la luz olvida.



ESTIRPE CONDENADA

Cuando dejaste atadas
mis palabras al castaño,
supe que no tendríamos
otra oportunidad sobre la tierra.

Todo cuanto dije
se tornó en delirio,
en un hilo de sangre huracanado.
En el olvido.



 José María García Linares. Entonces empezó el viento. Ed. Versátiles, 2019