documentos de pensamiento radical

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jueves, 31 de marzo de 2022

MICROPUNKISMOS (I)

 




En el salón de actos de Harvard-Aravaca se reúnen: la instructora de surfistas con meningoencefalitis amebiana; un señor catedrático de sólidos; el indigestor de espacios expositivos en Asia-Pacífico; la tutora del módulo de parricidio de un colegio desconcertado; el buceador municipal de cementerios de aguas con economías sumergidas; la directora de orquesta y coordinadora de dos conservatorios de altavoces; el jefe ejecutivo de una franquicia de insumisiones químicas; un farero abridor de botellas oceánicas; el técnico en captación de fondos para organizaciones con desánimo de lucro; un trapero discográfico componedor de gorgoritos neogongorinos autotuneados; el presidente de la asociación de gitanas feministas por la diversidad de maldiciones; un ensamblador de retablos audiovisuales; más la experta en fenómenos culturales contemporáneos de todas las épocas pasadas y venideras…

Y entre todos descifran la chupa de un punki llena de escupitajos. 

 

 

David Pielfort. Micropunkismos

 

 



miércoles, 30 de marzo de 2022

DESCONCIERTO A DOS VOCES PARA UN MUNDO ENFERMO de Amalia García Fuertes y Conrado Santamaría (fragmento II)


 

 

VI



Debajo de todas las camas de un hospital

hay un termómetro inabarcable que juega al ahorcado, que juega a la gallinita ciega, que juega a la ruleta rusa bajo las directrices seductoras de las criptomonedas sin párpados

hay un vademécum escrito con tinta invisible donde están registrados los horarios de las mareas en que naufragan las pateras del alba, los nombres de las especialidades en vías de extinción, todas las clínicas de la desmemoria

hay la radiografía de una perla, una cereza de abril, la sirena de una ambulancia atravesando la revolución





VII



NO HAY POESÍA EN LO INEVITABLE



No hay poesía en lo inevitable.

Unas células simplemente se rebelan

y luego se replican emboscadas

y se expanden

y no atienden a señales

que detengan su delirio.

Tampoco hay mérito, ni hay culpa.



Pero qué hermoso poema

que tu dolor no lo decida

una cuenta corriente,

que tu salud no esté sujeta

a un código postal determinado,

que tu vida no se te muera

con tu nombre perdido en una lista

de espera inabarcable,

que una mano pueda liberar tu cuerpo

amarrado a una cama

y lo salve del miedo y la vergüenza

en la noche del olvido.



¿Para cuándo llegará la poesía?

¿Para cuántos llegará la poesía?





VIII



LA CONVIVENCIALIDAD



Cuando la medicina cristaliza en torno a medicamentos,

entonces estar sano es imposible.

Iván Ilich



Desahuciado al nacer, Ivan,

Ivan Ilich, como si este virulento

negocio que es el mundo

no te quisiera o pudiera gestionar,

¿qué genio de sospechas

no habías de nutrir?



La pesadilla del progreso, nos avisabas

como un profeta antiguo sobre

el remolino del abismo,

entre las pinzas dolorosas de la enfermedad

por la que te volvieron a desahuciar

cuando ya te negaban la voz los opulentos

y a la que sobreviviste, Ivan,

contra todo diagnóstico

durante veinte fértiles años, pensando,

sonriendo, habitando, dejando huella.



Producimos alimentos no para el sustento de los seres humanos,

sino de la propia industria alimenticia,

producimos automóviles no para la autonomía de las personas,

sino de la propia industria automovilística,

producimos libros y cultura no para el crecimiento de nuestra conciencia,

sino de la propia industria editorial,

producimos medicamentos no para mejorar nuestra salud,

sino la salud de la propia industria farmacéutica.



Producir y consumir, la convivencia

hecha fábrica, supermercado y un enorme pabellón de hospital:

gente que se medica para trabajar,

para comprar y vender,

para soñar y morir. Eso somos.



Y aquí seguimos todavía, Ivan, cada vez

más infelices, cada vez más dependientes, más cerca

del infierno, sin comprender

que la salud, la verdadera,

no es un prospecto, sino una cosa tan sencilla

y humana como abrazarse

o lavarse las manos antes de regalarnos

y amanecer.





IX



Debajo de todas las camas de un hospital

hay un torrente sanguíneo que caldea las baldosas del invierno, los nidos azules de los pájaros dolientes, las pelucas empolvadas que desdeñan la llegada de la luz

hay un poema en silla de ruedas embarrancado en el fangal de las lombrices rentables entre los emboscados de la septicemia, un poema en silla de ruedas a punto de echar a volar sobre las cabezas de los adormecidos

hay un bosque creciendo, una playa tendida, la belleza de la verdad




Amalia García Fuertes y Conrado Santamaría

DESCONCIERTO A DOS VOCES PARA UN MUNDO ENFERMO

martes, 29 de marzo de 2022

DESCONCIERTO A DOS VOCES PARA UN MUNDO ENFERMO de Amalia García Fuertes y Conrado Santamaría (fragmento I)


 

 

I



Debajo de todas las camas de un hospital

hay un glóbulo blanco atemorizado por la lujuria de los gerentes al que por las noches los desahuciados en corro le acarician el pelo y lo arrullan con nanas de algodón infinito

hay un fonendoscopio oxidado que registra los latidos de la desesperación, el retintín frenético de las cajas registradoras, los últimos suspiros de quienes desfallecen en las listas de espera

hay un diente de leche, una férula de nieve, un orinal enamorado



II



NOS HICIERON CREER



Nos hicieron creer

que ya nada sería lo mismo

y acosados por la incertidumbre,

agradecidos,

compramos el engaño,

aplaudimos por decreto,

y nos limpiamos las manos disciplinadamente

con el gel de la resignación.



Al salir de la cueva, meses más tarde,

con las manos en los bolsillos

y la costumbre habitando

el lugar del desconcierto, comprobamos

que una nueva máscara

se acomodaba sobre la antigua

como única variación.



Nuestra creencia ciega

en espejismos

es lo que nos construye.

Doblegados por el miedo,

de ceguera en guerra,

marchamos,

mudo ejército

a la espera del próximo reclamo.





III



FANDANGOS DE LA BULIMIA



Me dicen que estoy enferma

porque me jarto y vomito,

y me hinchan de recetas.

¡Que purguen al señorito

con bulimia de monedas!



De atracón en atracón

hasta que el mundo reviente.

Como en la viña el pulgón,

cuanto más come, más diente:

la lógica del valor.



Más hambre tiene que el buey

la máquina del dinero.

La salud y hasta el querer

adentrito del puchero:

gelatina del pastel.

 


IV



Debajo de todas las camas de un hospital

hay un espéculo sin aliento al que le ha florecido el musguito breve de la purpurina de los buenos propósitos

hay una cicatriz iluminada por las lamparillas de los infecciosos a cuya reverberación aparecen espectrales las lágrimas del tiempo, los puños levantados contra el tiovivo de las mercancías, las cuerdas del violín que alguna vez tocará la sonata de lo que pudo haber sido

hay una almendra con manchas de sangre, un prospecto de nimbos, una fregona trasparente bailando sola en la eternidad





V



UNIDAD DE QUEMADOS



El banco de inversión estadounidense Goldman Sachs, en un informe dirigido a su clientela, advierte del riesgo financiero de curar enfermedades y lanza la gran pregunta a las grandes corporaciones de la industria biomédica: “¿Es la curación de pacientes un modelo sostenible de negocio?



En la pasada campaña electoral de Castilla y León, el presidente de la Junta don Alfonso Fernández Mañueco promete con toda solemnidad blindar los centros de salud rurales que ha venido cerrando durante todo su mandato. Es lo que hay.



Dos pacientes del Hospital Universitario Príncipe de Calahorra han sido desalojados de su pulmón artificial por no estar al corriente de los recibos de su seguro médico. No ha sido necesaria la intervención de los antidisturbios.



A pesar del ajuste presupuestario debido a la última crisis, la portavoz del gobierno del Reino de España ha manifestado que los principales indicadores sanitarios no han sufrido mayor deterioro y anuncia que para 2024 el gasto previsto para Sanidad sufrirá un recorte de 11.000 millones de euros. Es lo que hay.



Más de 1600 niños y niñas con trastornos de desarrollo esperan una cita para Atención Temprana en la Comunidad Autónoma de Madrid. Se estima que los menores tardan una media de 6 meses en lograr una valoración de los servicios sociales. Es lo que hay.



La Federación Española de Ortesistas y Protesistas (FEDOP) denuncia que más de 40.000 amputados en España deben usar un catálogo obsoleto porque sigue sin publicarse la actualización prevista para 2020 y muchos de ellos, además, se ven forzados a realizar colectas para poder pagarse las prótesis.



Una mujer de 48 años muere a causa de un cáncer de colón con metástasis tras cuatro meses sin conseguir una cita presencial con su médico de Atención Primaria. Es lo que hay.



Un nutrido grupo de personas, al grito de “Autogestión” y “Nuestra salud no es un negocio”, ha ocupado esta noche en Sevilla el Hospital Virgen del Rocío. Entre los okupas hay personal sanitario, pensionistas, jornaleros, estudiantes, perroflautas y algún que otro poeta libertario.







Amalia García Fuertes y Conrado Santamaría.

DESCONCIERTO A DOS VOCES PARA UN MUNDO ENFERMO




lunes, 28 de marzo de 2022

TWO ROADS LEAD TO




Dos caminos llevan 

tal vez hasta tu casa, 

tal vez a esta fiesta de nuestro padre Baidyanath, 

tal vez a la morenica que me enamoraba el cantar 

en la calle de las vendederas... 


¿Sobre qué quieres que te hable esta mañana, 

frío de septiembre? 

¿Dónde está Babadhann, 

cuándo llega el tiempo de la gran fiesta a Deoghar? 


¿Recibiré allí, finalmente, el gobierno de alguna ínsula, 

estará la señora Dulcinea, desencantada, 

esperando detrás de alguna mata, 

querremos regresar, sabremos? 


A los pies del Pirineo, Juan me lleva esta mañana 

hasta el escondite de las setas. 

A los pies del Himalaya, recuerdo entonces 

una ciudad donde los templos eran champiñones. 


Fuera del tiempo, 

a cuarenta grados debajo de los sombreritos de mi locura, 

siento que fui vencido ayer y que soy vencido hoy. 


Una caricia, tres reverencias 

y se cruzan 


two roads lead to, 


dos caminos que van. 



Antonio Orihuela

domingo, 27 de marzo de 2022

5 poemas de CERO de MIGUEL FERNÁNDEZ RIVERO




XI

 

Hoy tuve que escupir

el dolor de mis ojos.

 

Sí, tuve que escupir

a ese sol del invierno

que azota la miseria

y no calienta el cuerpo.

 

Por el hambre del mundo

hoy tuve que escupir. 

 


XXIX

 

Solo nombrar al viento

nos libera y nos alza

sobre la piel del mundo,

sobre nosotros mismos.

 

Somos huellas del tiempo,

luz y sombra que pasa

por los campos sin rumbo

trazando los caminos.

 

Solo nombrar al viento

nos libera y da alas.

 

 

XL

 

Imágenes extrañas

sobre espejos de niebla.

 

Los rastrojos del tiempo

atesoran historias

y los viejos secretos

de miedos y cadenas.

 

Siluetas sobre el agua.

Grita el niño salvaje

a los vientos del alba

y lanza sus conjuros.

 

Sobre espejos de niebla

imágenes de un mundo

brutal y hambriento. Vuela

el pájaro nocturno

buscando débil presa.

 

Se alargan los rastrojos

por estas viejas calles.

El Rey Lagarto canta

sus extraños mensajes,

actores y payasos

con su sonrisa suave

representan su farsa.

 

Imágenes extrañas

en absurdos espejos.

En neumáticas balsas

la muerte de los sueños

bajo el sol de una playa.

 

Cuerpos sobre las aguas.

Los relojes del tiempo

hacia el futuro avanzan

guiando al dócil rebaño.

 

Tú lo sabes Jim, tienes

los ojos de lagarto,

tú conoces las leyes

de brujos y chamanes.

 

Dime, ¿por qué esta niebla

con extrañas imágenes?

 

 

LXI

 

He perdido mis huellas

al filo del camino,

he perdido mis sueños

entre sombras y olvido.

 

Mi voz quebrada busca

una palabra y un verso

para atarlos al grito

silencioso del pueblo.

 

 

LXIV

 

No volver al silencio,

jamás dejar el grito

a orillas de la nada,

ni enterrado en los libros.

 

Ser la voz, la palabra

o la huella del camino.

Ser rumor en el tiempo.

 

Jamás dejar el grito

en las salas del miedo



Miguel Fernández Rivero. Cero. Ed. Ópera Prima, 2022

sábado, 26 de marzo de 2022

TU BRILLAR




Somos cicatrices, me dices, somos 

un grano de arena 

visto desde la altura conveniente. 


Somos sagrados, somos inmortales, te digo, 

y mido la eternidad en tu cintura 

con mis dos manos. 


Va a ser verdad que el amor no tiene fin. 




Antonio Orihuela

viernes, 25 de marzo de 2022

ECHADO SOBRE TU CUERPO




Echado sobre tu cuerpo 

combatimos a la muerte. 


Echado sobre tu cuerpo, mirando 

tu cuerpo sin salidas 

que a veces acontece intenso 

y a veces solo es silencio inflamado, 

una extraña nube que algunos ven en el cielo 

y, entre todas, 

deciden llamar a esa amor, 

isla anegada, 

techo de los ojos, promesa, 

abismo dividido donde ser 

y donde no saber cómo llegar al otro lado. 


Echado sobre tu cuerpo, 

pensando qué habrá que construir, 

desde este fondo oscuro, 

los días. 



Antonio Orihuela

jueves, 24 de marzo de 2022

EL AMOR ES SORDO Y LA VIDA NO ESCUCHA A NADIE




Tras años de sabor a nada 

llegas en el sonido de aquellas trompetas telescópicas 

toda la tarde. 


¿Hacia dónde corres, recuerdo que habla, 

amor amarillo, verdad? 


Dime, dime, espesura: 

¿Por qué nos conservas en el dolor? 

¿Por qué hemos preservado lo que fue destrucción? 


Dime, dime, enramada: 

¿Hacia dónde nos empujamos? 


Historia interrumpida, ilusión, 

cuchillo clavado en el centro de la dulzura. 


Toda la vida serás ya 

cicatriz 

y herida. 



Antonio Orihuela

miércoles, 23 de marzo de 2022

ODE À LIBERDADE / ODA A LA LIBERTAD




Viram-te os povos em ansiedade e espera,

quiseram-te os bons,

os humildes,

os que tem buscam incessantemente,

os que te amam para além das coisas que é possível dizer,

os que marcham em escuridão e medo,

os nus,

todos os hilotas da terra,

os que jazem derrubados à escravidão e à pena.

Procuraram-te todos os dias, a cada hora,

em cada oceano,

em cada outeiro longínquo,

todas as criaturas que há no mundo,

e todas as criaturas que albergam os céus e os mares,

os bichos da floresta,

os bondosos animais,

as aves de cada nuvem e de cada árvore,

os cativos,

os enjaulados,

os prestes a serem sacrificados a deuses e vontades

que não compreendiam,

os que apenas buscavam o amor e a afeição

e tiveram pelo contrário a dor e a tortura,

os peixes todos do mar, neptunos sem divindade,

e todos os homens em cada palavra dita

e em cada palavra por dizer,

e foste sempre a maior e a mais vasta das religiões,

sempre deusa,

sempre interminável deusa,

sempre a mais casta das castas,

a que víamos florir a cada hora mágica

entre serpentes e cardos,

nascendo da terra dura

e dos destinos vazios,

a cheia de graça.

 

 

E sempre fomos teus crentes, teus ferverosos crentes,

teus adoradores e peregrinos,

caminhando sempre junto a ti

em cada morada tua,

em cada tua canção,

dando som às coplas em que se resguarda o teu nome,

e murmurando os cânticos em que se exalça o teu nome,

e ouvindo como que absortos a delicadeza de teu nome,

e sentido o frescor que a cada verão dava o teu nome,

e chamando o teu nome como uma oração à deusa,

floresta e pão e trigo morno,

cereja, café e memória da casa antiga,

manhã de horchatas e ongevo

silêncio e paz e coração de ventos,

torre alta entre penhascos e brisas,

tarde amiga abrindo-se em lírios e corais.

O teu nome,

sempre o teu nome e para sempre.

 

 

E pelo teu nome vamos e nele vamos,

deuses menores alados para te buscar,

anjos eleitos para te seguir,

vendo e ouvindo quanto haja a saber

e tendo por olhos as tuas águas iniciais

e por ouvidos a lembrança da tua história antiga.

 

 

 

                               **

 

 

 

Cantaste com Verdi no coro dos escravos,

e tiveste a tua voz na voz de cada um,

e foste sangue e sonho e fímbria de um mundo novo,

e estiveste em cada Quilombo dos Palmares a quebrar grilhetas,

em cada Cabana de cada Pai Tomás,

em cada cubata incendiada a apagar as labaredas,

e tiveste Sherwood por morada,

e Wadi Rum por caminho,

e amamentaste a esperança e a espera de cada servo do arado

e de cada escravo da gleba,

de cada moribundo que te balbuciou no derradeiro instante,

de cada herói incógnito que te bradou

em cada incógnita batalha,

nos altos fornos,

nos campos de milho,

nas florestas fechadas,

nos arrozais,

nos outeiros distantes,

no galope das pampas,

em cada Wiryamu,

em cada degrau das escadarias de Odessa,

em cada trincheira em que se desfraldavam

o teu gesto e a tua voz antiga,

essa tua tão antiga voz.

 

 

 

                               **

 

 

 

Quando nos sentámos derredor do primeiro fogo,

símios,

primevos,

hominídeos,

criaturas de pasmo e encanto,

mal descidos da árvore,

e não sabíamos sequer como te nomear,

oferecias-te-nos toda inteira,

e o teu corpo e feição e nome eram a terra toda,

e tínhamos para nós todos os futuros junto a ti

pois nenhum futuro se cumprira ainda,

e nem havia passado,

e tudo era só o dia de então a cada dia,

e tu estavas, sempre

e sempre,

no fogo,

na livre respiração dos ventos,

nos haustos largos da terra,

e sentíamos-te em cada convulsão dos montes,

em cada vulcão que agitava as entranhas do mundo,

em cada dessas planícies infindas que desaguavam junto aos céus,

nos horizontes vastos que lindavam os confins perdidos.

Seguíamos-te sem te procurar, pois que te tínhamos,

e sem te guardar avaramente, pois que te davas,

permanente,

generosa,

maternal,

juvenil e festiva como as auroras,

pássaro que pousava em todo o céu,

mãe comum,

perpétua,

amorável e boa,

a demonstrares-te em cada galope de corça,

a cada passo das manadas,

nas correrias das alcateias,

no rugido bravio do jaguar,

no lume aberto dos dias

quando era tudo peregrino e novo

e nossas vidas o mistério de todos os sentidos,

e as nossas horas um largo momento sem horas,

e a nossa fraternidade um lago em que vogavam barcos por sonhar,

e a tua presença a mão e o regaço

em que dormíamos à noite

derredor do primeiro fogo.

 

 

 

                               **

 

 

 

É preciso que de novo, como Éluard, alguém te cante e te diga,

que sejas inscrita em cada parede e em cada muro,

em cada muralha que nos separa e pune.

É preciso de novo,

porque é sempre preciso,

e nunca é tarde,

e nunca é cedo,

e toda a hora é a hora,

porque a todo o instante palpitas em cada pedra

de cada casa,

de cada aldeia, de cada cidade,

de cada mundo conhecido

e de cada mundo ainda por inventar.

É preciso que te invoquem os tristes e os desditosos,

os que te têm por única fortuna,

os que se sentem perdidos se te perdem,

os que cavaram trincheiras para te erguer,

como um lume aceso, em cada alma e em cada porta,

os que te acompanharam em todas as jornadas

por cada das sete direcções do infinito.

É preciso de novo inventar todos os amores com carácter de urgência

para que nenhuma pátria seja lugar de exílio,

nenhum lugar seja lugar de medo,

nenhum coval seja o latifúndio fúnebre de pobres severinos,

nenhum patíbulo se erga para molestar os teus filhos.

 

 

É preciso cantar-te como Filipe em cada ano perdido de 1962,

livre de ir onde quisesse

e no entanto prisioneiro na sua própria cidade.

É preciso que o manso cão que festejas ladre feliz

por te ter e te sentir,

que cada besta de cada selva,

de cada bosque,

de cada latitude

partilhe o teu espírito aberto nas savanas,

o teu corpo de mel e sono doce,

que sempre paires como um alce ou um Olimpo

sobre as nossas desabaladas criaturas,

fogo aceso,

visão de anjos ternos,

orquídea de vaga sensação,

luz de Outubro,

sussurro de florestas antigas,

fantasia de passados dias,

unicórnio,

quimera,

esfinge,

fénix,

sereia,

circe,

ronin perdido,

jade,

opala seca,

diamante líquido,

fada,

fauno,

ongev altivo,

Orfeu sem lira,

tudo sempre em ti e em cada um de nós.

 

 

É preciso que te novo te ergam os que sofrem

em cada Goulag,

em cada prisão,

em cada vala morta,

em cada câmara,

em cada subterrâneo desnecessário,

em cada cárcere ignóbil,

os filhos e os netos dos sobreviventes e dos mortos,

as vítimas de todos os deuses,

as presas de todas as inquisições,

os fuzilados em todas as paredes de todas as ideologias,

os que tombaram ante as tiranias,

os que gemem às mãos dos sátrapas,

os que respiram sob todas as inclemências,

os que morreram devagar entre bons e maus ladrões,

os exilados,

os de alma repartida por todos os continentes,

os que sucumbiram às mãos de todos os algozes,

os que anseiam,

os que esperam,

os que vagueiam perdidos entre a escuridade fria,

os que têm em ti e só em ti toda a esperança

e só a esperança,

os que te pensam e te praticam,

a voz ancestral dessa cantora mágica,

Mercedes ou Chavela,

Nina ou Miriam,

os que sabem que é preciso,

de novo preciso,

sempre e para sempre preciso que alguém te cante e te diga,

e de novo preciso que sejas inscrita em todas as paredes,

e é preciso,

e é preciso,

e sempre é preciso

e será preciso.

 

 

 

                               **

 

 

 

Sem ti somos Orfeu sem Euridice,

Argos sem Ulisses,

folhas sem árvore,

seres só de lama, sem coração que nos valha.

Sem ti somos a pequenez das coisas que não prestam,

a mais miserável das insignificâncias.

Tristão sem Isolda,

rosa de Hélder a desfolhar-se antes de murchar,

gazela de pernas quebradas

que a manada abandona na solidão da planície.

 

 

 

                               **

 

 

 

Sempre em ti se cevaram os colmilhos vis de todos os déspotas,

todo o fogo vasto dos impérios e das ditaduras.

Sempre contra ti se atiçaram os mastins de todos os soberbos,

os Reis dos Reis,

os tiranos e o flagelo dos paraísos inventados,

os sicários,

os esbirros,

os beleguins,

os construtores de cárceres,

os verdugos,

os carrascos,

os torquemadas,

as falanges,

as milícias,

os familiares de todos os ofícios santos,

os que te invocaram para te deixar exangue

sob as adagas do crime,

os cruéis,

os que se alimentaram da carne dos teus filhos,

os nogaret e os sciarra collona,

todos os credos velhos e todos os credos novos,

os vultos obscuros das obscuras mentes,

os sinédrios e os concílios,

os padres de todas as inquisições,

todos os Velhos da Montanha,

os exércitos negros da ignomínia,

todas as roças,

todos os sínodos do medo,

todos os sabres de teles jordão,

todos os degredos,

todas as pestilências moles da alma,

todos os barcos negreiros,

todas as levas de escravos,

toda a presúria e toda a devastação,

todos os traidores a quem Roma afinal não pagou,

todo o dolo,

todos os senhores de pendão e algara,

todos os potentados que se quiseram deuses,

todos os Césares e todos os Rás,

todos os malefícios da Terra

e os cavaleiros de mais do que um Apocalipse,

os torturadores,

os assassinos,

os cobardes,

os hipócritas,

os Dez Mil Imortais

marchando sobre o corpo destroçado dos seus adversários,

os adoradores da carnificina,

todos os conquistadores,

todos os caudilhos,

os que se comprazem no sangue e no medo,

os que se deram ao massacre e à pilhagem,

os violentos,

os trucidadores,

os cúmplices de cada matança de inocentes,

os que abriram os vagões da morte ao final de cada caminho,

e que cantaram a morte em rudes canções de guerra,

e que glorificaram a morte que traziam nos braços como a um filho,

e que gritavam Viva la Muerte,

e que chegavam, viam e venciam entre rios de morte,

e que santificavam a morte,

os cultores da morte,

os que abriram, a cada cerco, a Porta da Traição,

os que não têm decência,

os que não têm palavra,

os que não têm misericórdia,

os que já nem rostos de homens têm,

já nem rostos nem alma de homens.

 

 

Todos te esmagaram sobre os seus pés,

todos deixaram no teu corpo de vestal a marca dos golpes brutais,

a bota cardada dos batalhões,

a bala dos esquadrões de assassinos,

o gume gelado do cutelo,

a terra revolta das valas comuns,

as bombas da Legião Condor,

o sangue dos degolados,

a tristeza dos exilados,

a saudade dos fugidos,

a dor dos que ficaram sós,

a solidão dos desterrados,

a mágoa dos subjugados,

o silêncio dos afogados.

Todos ergueram as piras,

as cruzes,

os postes da tortura,

o cadafalso,

a forca,

os sinistros locais em que intentaram

dar-te definitivo fim.

Todos cevaram no teu peito o punhal

e o fuzil,

a baioneta e a cruz,

o garrote vil

e as armas da traição.

Todos te açaimaram,

te encarceraram, te enjaularam, te prenderam,

corda a corda, ferro a ferro, baraço a baraço,

te lançaram aos porões sinistros,

te balearam nas costas pela noite alta,

te abjuraram,

cuspiram na tua face as palavras infames,

te esmagaram sob os tanques e os cascos dos cavalos,

te acutilaram com sabres de pânico,

te atiraram punhados de sal para te ressecar a carne e os ossos

e para que de ti nada mais nascesse,

te deram o veneno e as áspides sinistras.

 

Todos eles voaram sobre o teu suposto cadáver,

vampiros,

abutres,

grifos,

seres infernais em danças demoníacas,

criaturas de lama,

te deixaram estendida nos becos sujos,

te deram mortes lentas e difíceis,

te inumaram nos covais anónimos,

entre cactos e pedra agreste,

todos te derrubaram, uma vez e outra

e outra ainda, e outra vez mais,

entre flores negras e demónios;

 

 

e sempre todavia renasceste,

sempre ressuscitaste de entre os mortos,

ao terceiro dia,

ao terceiro ano,

ao terceiro século,

em todos os milénios,

em toda a floração dos tempos,

em toda a incrível enumeração das  eras,

sempre renascendo e sempre ressuscitando,

e voltando a renascer e a ressuscitar,

entre comoções de água e vento,

estrela de todas as manhãs,

companheira de todas as memórias,

cinzel dos espíritos que se te deram

e morreram beijando as tuas mãos divinas,

renascendo e fazendo-os renascer,

ressuscitando e fazendo-os ressuscitar,

nomes, lembranças, recordações,

gestos, palavras nobres como barcos altos,

corações redivivos entre a rocha dura,

signos,

símbolos,

criaturas de ti

e crentes de uma religião que nunca morre.

 

 

 

                               **

 

 

 

 

Frente a cada tirania ergueste a tua espada fresca de futuro,

as tuas peças de água,

o teu escudo de violetas e flor de acácia,

os teus paquifes ornados de alegria e sonho,

e foste heroína e matriarca,

e fostes vencedora e triunfal,

e foste juvenil e rompante,

e vinhas enfeitada de festas de bondade e paz,

vestida de túnicas de luz,

coberta de grinaldas e festões,

couraçada entre cristais de bronze.

Frente a cada infâmia e a cada malefício

te ergueste como uma árvore boa,

engalanada de cânticos serenos e folhas perenes,

ser de cor e lume antigo,

mater amorável erguendo os estandartes por sobre os telhados

e as açoteias,

os velhos estandartes,

os mais gloriosos,

os mais íntimos,

os mais flamantes,

o estandarte de Mariana Peneda,

o estandarte da Ala dos Namorados,

o estandarte de Sólon,

as brancas bandeiras da paz,

os pendões da amizade e da intrepidez,

todos brindando o vento e o sol que

te beijavam a cada passo.

 

 

Vinhas e passavas como a deusa antiga

que na verdade eras e sempre foste,

deusa de segredos vastos

que dás de beber aos sequiosos

e entregas vida aos moribundos,

deusa que renasce de cada árvore derrubada,

semente de cada de nós entre as cinzas frias,

mãe extreme e boa,

casa de todos e de cada um,

irmã comum  dos que te aguardam por entre as neblinas.

Vinhas e seguíamos-te,

nós os pobres do mundo,

nós os esquecidos,

nós os naufragados de todas as infâncias,

nós os fracos da terra,

nós os sem terra,

os sem vida,

os sem tempo,

os sem nome,

os sem História,

os que ficámos sempre para depois,

os que esperámos ver o mar no meio dos desertos vastos,

e que pensámos que haveria outro céu para lá do céu

porque nos disseram que era assim e que sempre assim seria,

nós os pacientes,

nós os humildes,

nós os descamisados,

os sans ongevo,

nós que procurámos os caminhos onde nem veredas existiam,

e contigo íamos,

sob a tua luz,

cantando e sussurrando o teu nome

em multitudinário coro,

pedindo-te,

querendo-te,

bebendo de ti,

amando-te em público segredo.

E quanto nos tardas quando esperamos!

E quanto nos faltas quando te ansiamos!

E como desejamos ver-te caminhando para nós

por sobre as águas,

falcão veloz que traz a pacífica voz da terra

e o frescor agudo das marés de Julho,

e o silvo ardente das aves marinheiras,

e o silêncio de todas as viagens feitas

e de todas as que ainda temos por fazer!

 

 

 

                               **

 

 

 

A todos os que se sentaram sob a Árvore de Guernika

e aos que viram o sangue dos seus

e os choraram e louvaram e honraram com palavras e gestos,

aos que miraram a morte nos olhos

e a confundiram por essa coragem de valentes,

aos bravos de corpo e alma e mente,

aos que tiveram o espírito alçado para os céus em todas as ocasiões,

a Leónidas e aos seus sustendo o mundo

entre os penhascos das Termóplias,

a João Huss queimado,

e  a Giordanno Bruno assassinado,

e a Steve Biko morto de indiferença e de pancada,

e aos anónimos marinheiros da Salamina

numa canção viva de marés e fogo,

e a Joana d’Arc em visões de anjos e vozes de deuses,

aos que tiveram nome e perduraram

e aos que o tiveram e jazem esquecidos, só já pó,

só já imprecisão e bruma,

aos que sofreram nas prisões e nos ergástulos,

a Mandela no seu catre silencioso de décadas,

Sacco,

Vanzetti,

Jacques de Molay,

a Espártaco e a quantos o seguiram louvando-te

e cantando o teu nome em loiras sinfonias,

à mães tristes da Plaza de Mayo,

aos que recusaram diluir-se no medo e na cobardia,

a Vercingétorix amarrado ao carro do império vencedor,

aos que levaram a tua chama aberta por continentes e  oceanos,

aos que te deram cor e nome e voz e cheiros sempiternos,

a Viriato à frente dos seus companheiros,

aos que morreram por ti entre álamos e  acácias,

a quantos, em Thingvellir,  tomaram a palavra para te dizer e te afirmar,

aos fracos que no entanto se engrandeceram de ti,

aos pusilânimes que  não obstante deram combate por tua sagrada voz,

aos pequenos que se enobreceram por teu nome,

a Wallace,

aos velhos pescadores de 1808,

aos homens da Candosa,

aos martirizados e aos enforcados a cada revolta e a cada era,

aos que tomaram todas as bastilhas,

aos de 2 de Mayo,

aos que sentiram sacudir-se-lhes no peito o centenar de folhas da tua árvore,

das tuas muitas árvores, todas frondosas e altivas,

aos que subiram e desceram as mais altas montanhas para te procurar,

aos de Mileto e aos de Samos,

aos das jacqueries,

a Patrice Lumumba,

aos que lindaram a vida com a morte e venceram uma e outra pensando em ti,

aos que desconhecemos mas tu conheces,

aos que prescutaram o fogo antigo,

aos que sobreviveram a todos os labirintos

e a todos os minotauros,

aos que dispararam a flecha de Guilherme Tell,

aos fuzilados de Goya,

aos que te veneram no altar seguro do coração

em solene silêncio,

aos que sustentaram o teu nome quando contra ti blasfemavam

as vozes da injustiça,

aos que sofreram o sopro dos canhões nas trincheiras de todas as Comunas,

aos que viram florir em Praga a mais bela das primaveras,

aos que têm nos pulsos latejando um rio, um lago ancião,

uma vetusta corrente de águas e sonhos mansos,

a todos os loucos e visionários,

quixotes andantes em triste figura

mas livres pelas campinas,

a todos os que nunca abjuraram,

aos que nunca se renderam em teu prejuízo,

a Pelayo na Cueva obscura,

a Guiseppe Garibaldi à desfilada pelas planícies,

aos de Numancia e aos de Sagunt,

aos defensores de Masada como anjos suicidas,

ao mensageiro de Maratona,

aos que preferiram morrer a negar-te,

aos que escavaram túneis dentro de si mesmos

e saíram no outro lado de si novos e divinos,

aos que derrubaram as cercas e os muros,

aos que viram a sua carne rasgada pelas farpas

nos arames de Berlim,

ao pequeno felá derrubado ao peso das mastabas,

aos construtores de Tebas, a das Sete Portas, cujo nome

não vem nos livros,

aos que boiaram, já cadáveres, no Landwherkanall,

aos humildes e aos profanos,

às tribos distantes, aos velhos e aos novos,

aos que te brindaram poemas e canções

em verso e rima,

aos que te expuseram ao mundo,

aos que ferveram no touro de bronze de Faláris,

aos que te receberam sempre e sempre

e aos que apenas uma só e definitiva vez te encontraram,

aos que riram contigo

e choraram contigo

e dançaram e cantaram contigo

e juraram contigo glórias eternas que nunca poderiam existir

que não na única glória do teu nome,

a todos sempre, inseparável noiva, deste a mão

e foste guia pelos vales eternos da injustiça obscura,

a todos passaste o braço protector derredor dos ombros

e os conduziste pela estrada difícil das vidas por fazer;

 

 

 

 

e todos em  silêncio uníssono ou em uníssona voz,

no amplo continente do pensamento

ou na força aberta da palavra,

todos, todos,

sempre todos mesmo quando eram cada um e sós,

todos,

vivendo ou morrendo,

na mais alta alegria ou na mais penosa das aflições,

na grandeza e na miséria,

na secura das plagas distantes

ou nos mares longínquos,

nas masmorras ou no calor terno dos lares,

todos te louvaram

e todos brindaram ao teu nome.

 

 

 

 

 

 

E o teu nome é

Liberdade!


*



ODA A LA LIBERTAD

 

 

 

Te vieron los pueblos en ansiedad y espera,

te amaron los buenos,

los humildes,

los que te buscaron sin descanso,

los que te quieren por encima de las cosas que es posible decir,

los que marchan a través de la oscuridad y el miedo,

los desnudos,

todos los hiliotas de la Tierra,

los que yacen derribados por la esclavitud y la pena.

Te buscan cada día y cada hora,

en cada uno de los océanos,

en cada lejano otero,

todas las criaturas que por el mundo yerran,

y todas las criaturas que albergan en sí cielos y mares,

los animales del bosque,

los animales bondadosos,

las aves de cada nube y cada árbol,

los cautivos,

los enjaulados,

los que serán en breve sacrificados a los dioses o a las voluntades

y que no aciertan a comprender,

los que apenas buscaban el amor y el cariño

y a cambio obtuvieron el dolor y la tortura,

todos los peces del océano, neptunos sin divinidad,

y todos los hombres en cada palabra dicha

y en cada palabra por decir,

y has sido la mayor y más vasta de las religiones,

diosa siempre,

siempre interminable diosa,

la más casta siempre entre las castas,

la que vimos florecer en cada hora mágica

entre sierpes y cardos,

naciendo de la dura tierra

y de los destinos vacíos,

la llena de gracia.

 

Y siempre fuimos tus creyentes, tus fervorosos creyentes,

tus adoradores, tus peregrinos,

caminando siempre en pos de ti

en cada una de tus casas,

en cada una de tu canciones,

poniendo música a las coplas donde se esconde tu nombre,

y murmurando los cánticos en los que se exalta tu nombre,

y oyendo, absortos, la delicadeza de tu nombre,

y sintiendo el frescor que a cada verano da tu nombre,

y clamando tu nombre como si fuera una oración a la diosa,

bosque y tierno pan de trigo,

cereza, café y memoria de la vieja casa,

mañana de horchatas y lilas

silencio y paz y corazón de vientos,

torre alta entre peñascos y brisa,

tarde cordial abriéndose en lirios y corales.

Tu nombre,

siempre tu nombre, para siempre.

 

Y marchamos en tu nombre y en él vamos,

alados dioses menores a buscarte,

ángeles elegidos para seguirte,

viendo y oyendo lo que hay que saber

y teniendo por ojos tus antiguas iniciales

y por oídos el recuerdo de tu antigua historia.

 

 

 

                                             **

 

 

 

Cantaste con Verdi en el coro de los esclavos,

y estaba tu voz en cada una de sus voces,

y fuiste sangre y sueño y orla de un nuevo mundo,

y tuviste que romper grilletes en cada Quilombo dos Palmares,

en cada Cabaña de cada Viejo Tomás,

en cada choza incendiada que apagaba las llamaradas,

y tuviste el bosque de Sherwood por albergue,

y Wadi Rum por vereda,

y amamantaste la esperanza y la espera de cada vasallo

y de cada siervo de gleba,

de cada moribundo que balbució tu nombre en su último suspiro,

de cada héroe desconocido que te gritó

en cada batalla desconocida,

en los altos hornos,

en los campos de maíz,

en los cerrados bosques,

en los arrozales,

en los cerros lejanos,

en el galope de las pampas,

en cada Wiryamu,

en cada uno de los peldaños de las escalitas de Odessa,

en cada trinchera donde se aireaban

tu gesto y tu voz antigua,

esa tan antigua voz tuya.

 

 

                                             **

 

 

Al sentarnos alrededor del primer fuego,

simios,

primates,                           

homínidos,

criaturas de pasmo y prodigio,

recién descendidos de los árboles,

y ni siquiera sabíamos cómo llamarte,

tú te nos ofrecías entera,

y tu cuerpo y tu cariño y tu nombre fueron la tierra toda,

y dejábamos en tus manos el futuro

pues ningún futuro se cumplía,

y ni siquiera había pasado,

y era todo el día, el solo día de cada día,

y allí estabas tú, siempre

siempre,

en el fuego,

en la libre respiración de los vientos,

en las largas bocanadas de la tierra,

y te sentíamos en cada convulsión de los montes,

en cada erupción que agitaba las entrañas del mundo,

en cada uno de esos infinitos páramos que desaguaban junto a los ríos,

en los vastos horizontes que lindaban con los perdidos confines.

Te seguíamos sin buscarte, pues eras nuestra,

y sin guardarte con avaricia, pues te dabas,

permanente,

generosa,

maternal,

juvenil y festiva como las auroras,

pájaro que se posaba en todo el cielo,

madre común,

perpetua,

amorosa y llena de bondad,

y te hacías ver en cada galope de corza,

en cada paso de las manadas,

en las correrías de los lobos,

en el fiero rugido del jaguar,

en el fuego abierto de los díascuando todo era peregrino y joven

y en nuestras vidas latía el misterio de todos los sentidos,

y en nuestras horas un largo instante sin horas,

y en nuestra fraternidad un lago donde bogaban barcos aún no soñados,

en tu presencia la mano y el regazo

cuando a la noche dormíamos

alrededor del primer fuego.

 

                                             **

 

 

Es necesario, que de nuevo, como Eluard, alguien te cante y te nombre,

que seas inscrita en cada pared y en cada muro,

en cada muralla que nos separa y golpea.

Necesario, de nuevo,

porque siempre es necesario,

y nunca es tarde,

y nunca es pronto,

y toda hora es la hora,

porque en cada instante palpitas en cada una de las piedras

en cada casa,

en cada aldea, en cada ciudad,

en cada mundo conocido

y en cada mundo por inventar.

Es necesario que te invoquen los tristes y los desdichados,

los que te tienen por única fortuna,

los que se sienten perdidos al perderte,

los que cavaron trincheras para alzarte,

como una fogata encendida, en cada alma y en cada puerta,

los que te acompañaron en todas las jornadas

en cada una de las siete direcciones del infinito.

Es necesario de nuevo forjar todos los amores con carácter de urgencia

para que ninguna patria sea lugar para el exilio,

ningún lugar sea lugar del miedo,

ninguna fosa sea el latifundio fúnebre de pobres severinos,

ningún patíbulo se alce para irritar a tus hijos.

 

Hay que cantarte como Filipe en cada año perdido de 1962,

libre de ir donde quisiera

mas prisionero en su propia ciudad.

Es necesario que el obediente perro que acaricias ladre feliz

por tenerte y por sentirte,

que cada bestia de cada selva,

de cada bosque,

de cada latitud

parta tu espíritu abierto en las sabanas,

tu cuerpo de miel y sueño dulce,

que siempre flotes como um arce o un Olimpo

sobre nuestras arrebatadas criaturas,

fuego encendido,

visión de tiernos ángeles,

orquídea de oscura sensación,

luz de octubre,

susurro de antiguos bosques,

fantasía de lo días pasados,

unicornio,

quimera,

esfinge,

fénix,

sirena,

circe,

ronin perdido,

jade,

ópalo seco,

diamante líquido,

hada,

fauno,

Pegaso altivo,

Orfeo sin lira,

todo siempre en ti y en cada uno de nosotros.

 

Es necesario que de nuevo te alcen los que sufren

en cada Gulag,

en cada prisión,

en cada fosa común,

en cada habitación,

en cada túnel innecesario,

en cada cárcel innoble,

los hijos y los nietos de los sobrevivientes y de los muertos,

las víctimas de todos los dioses,

las presas de todas las inquisiciones,

los fusilados de todas las paredes y de todas las ideologías,

los que cayeron ante las tiranías,

los que gimen en manos de los sátrapas,

los que respiran bajo todo tipo de inclemencias,

los que murieron despacio entre buenos y malos ladrones,

los exilados,

los de alma dividida por los cinco continentes,

los que han sucumbido a manos de todos los verdugos,

los que ansían,

los que esperan,

los que vagan perdidos entre la fría oscuridad,

los que en ti y solo en ti ponen su esperanza

y sólo la esperanza,

los que te piensan y te practican,

la voz ancestral de esa cantante mágica,

Mercedes o Chavela,

Nina o Miriam,

los que saben que es necesario,

otra vez necesario,

siempre y para siempre necesario que alguien te cante y te nombre,

y de nuevo necesario que vuelvas a ser escrita en todas las paredes,

y es necesario,

y es necesario,

y siempre es necesario

y siempre lo será.

 

                                             **

 

Sin ti somos Orfeo sin Eurídice,

Argos sin Ulises,

hojas sin árbol,

seres de fango, sin un corazón que nos valga.

Sin ti somos la pequeñez de las cosas que no importan,

la más miserable de las insignificancias.

Tristán sin Isolda,

la rosa de Hélder deshojándose antes de mustiarse,

gacela de patas rotas

que la manada abandona en la soledad del páramo.

 

                                             **

 

 

En ti siempre se cebaron los viles colmillos de todos los déspotas,

todo el vasto fuego de los imperios y las dictaduras.

Contra ti siempre se azuzaron los mastines de todos los soberbios,

los Reyes de Reyes,

los tiranos y el flagelo de los paraísos inventados,

los sicarios,

los esbirros,

los corregidores,

los constructores de cárceles,

los verdugos,

los torturadores,

los torquemadas,

las falanges,

las milicias,

los familiares de todos los santos oficios,

los que te invocan para luego dejarte exangüe

bajo las dagas del crimen,

los crueles,

los que se alimentaron de la carne de tus hijos,

los nogaret y los sciarra collonna,

todos los viejos y los nuevos credos,

las excrecencias oscuras de las oscuras mentes,

los sanedrines y los concilios,

los padres de todas las inquisiciones,

todos los Viejos de la Montaña,

los ejércitos negros de la ignominia,

todas los cafetales,

todos los sínodos del miedo,

todos los sables de teles ongev,

todos los destierros,

todas las pestilencias del alma,

todos los barcos negreros,

todas las levas de esclavos,

toda a rapiña y toda la devastación,

todos los traidores a quien Roma no pagara,

todo el fraude,

todos los señores de pendón y escaramuzas,

todos los potentados que se quisieron dioses,

todos los Césares e todos los Rhas,

todos los maleficios de la Tierra

y los caballeros de más de un Apocalipsis,

los torturadores,

los asesinos,

los cobardes,

los hipócritas,

los Diez Mil Inmortales

marchando sobre el cuerpo destrozado de sus adversarios,

los adoradores de la escabechina,

todos los conquistadores,

todos los caudillos,

los que se complacen en la sangre y en el miedo,

los que se dieron a la masacre y al pillaje,

los violentos,

los degolladores,

los cómplices de cada matanza de inocentes,

los que abrieron los vagones de la muerte al final de cada camino,

y que cantaran a la muerte en rudas canciones de guerra,

y que glorificaron la muerte que cargaban en su brazos, como un niño,

y que gritaron Viva la Muerte,

y que llegaban, veían y vencían entre ríos de muerte,

y que santificaban la muerte,

los sembradores de muerte,

los que abrieron, cerco a cerco, la Puerta de la Traición,

los que no tienen decencia,

los que no tienen palabra,

los que no tienen misericordia,

los que ya no tienen ni rostros de hombres,

ni rostros ni alma de hombres.

 

Todos te pisotearon,

todos dejaron en tu cuerpo de vestal la marca brutal de los golpes,

la bota cardada de los batallones,

la bala de los escuadrones de asesinos,

el filo helado del cuchillo,

la tierra revuelta de las fosas comunes,

la bombas de la Legión Cóndor,

la sangre de los degollados,

la tristeza de los exiliados,

la nostalgia de los huidos,

el dolor de quienes se quedaron solos,

la soledad de los desterrados,

la tristeza de los subyugados,

el silencio de los ahogados.

Todos alzaron sus piras,

las cruces,

los potros de tortura,

el cadalso,

la horca,

los siniestros lugares donde intentaron

darte el fin definitivo.

Todos cebaron en tu pecho el puñal

y el fusil,

la bayoneta y la cruz,

el garrote vil

y las arma de la traición.

Todos te reprimieron,

te encarcelaron, te enjaularon, te prendieron,

cuerda a cuerda, hierro a hierro, cordel a cordel,

te lanzaron a las siniestras galeras,

te dispararon en la espalda durante la alta noche,

abjuraron de ti,

escupieron en tu cara palabras infames,

te aplastaron bajo los tanques y los cascos de las caballerías,

te acuchillaron con sables de pánico,

te tiraron puñados de sal para resecarte la carne y los huesos

y para que de ti nada más naciese,

te suministraron veneno y áspides siniestros.

 

Todos ellos volaron sobre tu supuesto cadáver,

vampiros,

buitres,

grifos,

seres infernales en danzas demoníacas,

criaturas de fango,

te dejaron tirada en callejones infectos,

te dieron muertes lentas y difíciles,

te inhumaron en tumbas anónimas,

entre cactus y agrestes pedruscos,

todos te derribaron, una y otra vez y otra

y aún otra, y una vez más,

entre flores negras y demonios;

y aun así renaciste,

resucitaste siempre de entre los muertos,

al tercer día,

al año tercero,

en el tercer siglo,

en todos los milenios,

en toda la floración de los tiempos,

en toda la increíble enumeración de las eras,

siempre renaciendo y siempre resucitando,

y volviendo a renacer y a resucitar,

entre conmociones de agua y viento,

estrella de todas las mañanas,

compañera de todas las memorias,

cincel de los espíritus que se te ofrecieron

y murieron besando tus manos divinas,

renaciéndolas y volviendo a renacer,

resucitando y haciéndolos resucitar,

nombres, recuerdos, memorias,

gestos, palabras nobles como altos barcos,

corazones redivivos entre la roca dura,

signos,

símbolos,

creaciones tuyas

y creyentes de una religión que nunca muere.

 

                                             **

 

Frente a cada tiranía erguiste tu espada fresca de futuro,

tu porción de agua,

tu escudo de violetas y flor de acacia,

tus plumeros decorados de alegría y sueño,

y fuiste heroína y matriarca,

y fuiste vencedora y triunfante,

y fuiste juvenil y orgullosa,

y venías aderezada de fiestas de paz y bondad,

vestida de túnicas de luz,

cubierta de afeites y guirnaldas,

acorzada por cristales de bronce.

Frente a cada infamia y a cada maleficio

te erguiste como un buen árbol,

coronada de cánticos serenos y perennes hojas,

ser de color y fuego antiguo,

mater amorosa alzando los estandartes sobre los tejados

y las azoteas,

los viejos estandartes,

los más gloriosos,

los más íntimos,

los más flamantes,

la bandera de Mariana Pineda,

el estandarte de Ala dos Namorados,

el estandarte de Solón,

las blancas banderas de la paz,

los pendones de la amistad y del arrojo,

todos brindando al viento y al sol que

a cada paso te besaban.

 

Venías y pasabas como una diosa antigua

la que en verdad siempre fuiste,

diosa de vastos secretos

que das de beber a los sedientos

y a los moribundos das vida,

diosa que renace de cada árbol derribado,

semilla de cada uno de nosotros entre las frías cenizas,

madre cuidadosa y buena,

casa de todos y de cada uno,

hermana común de los que te aguardan por entre la niebla.

Venías y nosotros te seguíamos,

los pobres del mundo,

los olvidados,

los náufragos de todas las infancias,

los hambrientos de la tierra,

los sin tierra,

los sin vida,

los sin tiempo,

los sin nombre,

los sin Historia,

los que quedamos siempre para más tarde,

los que esperamos ver el mar en medio de los más vastos desiertos,

y que creemos que debiera haber un cielo más allá del cielo

porque nos dijeron que así sería y que así lo sería siempre,

nosotros, los pacientes,

los humildes,

los descamisados,

los desarrapados,

los que buscamos los caminos donde no existen ni siquiera veredas

e íbamos contigo,

bajo tu luz,

cantando y susurrando tu nombre

en un coro multitudinario,

pidiéndote,

queriéndote,

bebiendo de ti,

amándote en público secreto.

¡Y cuánto tardabas mientras te esperábamos!

¡E cuánto nos faltas cuando te anhelamos!

¡Y cómo deseamos verte caminando hacia nosotros

sobre las aguas,

veloz halcón que nos traes la pacífica voz de la tierra

y el frescor punzante de los mares de Julio,

y el silbo ardiente de las aves del mar,

y el silencio de todos los viajes realizados

y de todos los que aún nos quedan por hacer!

 

                                             **

 

A todos los que se sentaron bajo el Árbol de Gernika

a los que vieron la sangre de los suyos

y los lloraron o alabaron y honraron con palabras y con gestos,

a quienes miraron la muerte cara a cara

y la confundieron por ese coraje de valientes,

a los bravos de alma y mente,

a quienes elevaron el espíritu a los cielos en todas las ocasiones,

a Leónidas y a sus sostenedores del mundo

entre los peñascos de Las Termópilas,

a Jan Huss quemado,

y  a Giordanno Bruno asesinado,

y a Steve Biko muerto a bofetadas de indiferencia,

y a los anónimos marineros de Salamina

en su canción viva de mareas y de fuego,

y a Juana de Arco en su visión de ángeles y voces de dioses,

a los que tuvieron nombre y lo hicieron perdurar

y a los que lo tuvieron y ahora yacen olvidados, polvo ya,

imprecisión y bruma,

a los que sufrieron en las prisiones y en las mazmorras,

a Mandela en su silencioso catre de décadas,

a Sacco,

a Vanzetti,

a Jacques de Molay,

a Espartaco y a cuantos siguieron alabándole

y cantando tu nombre en rubias sinfonías,

a las tristes Madres de Plaza de Mayo,

a los que rechazaron diluirse en el miedo y en la cobardía,

a Vercingetorix atado al carro del imperio vencedor,

a los que pasearon tu llama abierta por continentes y océanos,

a quienes te dieron color y nombre y voz y olores sempiternos,

a Viriato al frente de sus compañeros,

a los que murieron por ti entre álamos y  acacias,

a cuantos, en Thingvellir, tomaron la palabra para nombrarte y afirmarte,

a los pobres que mientras se engrandecen de ti,

a los pusilánimes que a pesar de todo lucharon por tu sagrada voz,

a los pequeños que se ennoblecieron con tu nombre,

a Wallace,

a los viejos pescadores de 1808,

a los hombres de Candosa,

a los mártires y a los ahorcados en cada revuelta y cada época,

a quienes tomaron todas las bastillas,

a los del 2 de Mayo,

a los que sintieron que el pecho les latía con el centenar de hojas de tu árbol,

de tus muchos árboles, todos frondosos y altivos,

a los que subieron y bajaron de las más altas montañas para buscarte,

a los de Mileto y a los de Samos,

a los de las jacqueries,

a Patrice Lumumba,

a quienes lucharon contra la vida y contra la muerte y a ambas vencieron pensando en ti,

a quienes desconocemos pero tú conoces,

a quienes interrogan al antiguo fuego,

a quienes sobrevivieron a todos los laberintos

y a todos los minotauros,

a los que dispararon la flecha de Guillermo Tell,

a los fusilados de Goya,

a los que te veneran en el altar seguro del corazón

en solemne silencio,

a quienes sostuvieron tu nombre cuando contra ti blasfemaban

las voces de la injusticia,

a quienes sufrieron el resuello de los cañones en las trincheras de todas las Comunas,

a quienes vieron florecer en Praga la más bella de las primaveras,

a quienes le laten los pulsos como un río, un viejo lago,

una vieja corriente de aguas y mansos sueños,

a todos los locos y visionarios,

andantes quijotes de triste figura

pero libres por esas campiñas,

a todos los que jamás abjuraron,

a los que nunca se rindieron en tu perjuicio,

a Pelayo en la Cueva obscura,

a Giuseppe Garibaldi en el desfile de los páramos,

a lo numantinos, a los de Sagunto,

a los defensores de Masada como ángeles suicidas,

al mensajero de Maratón,

a quienes prefirieron morir a negarte,

a quienes escavaron túneles dentro de sí mismos

y salieron al otro lado divinos, renovados,

a los que derribaron cercas y muros,

a quienes vieron su carne rasgada por las púas

de las alambradas de Berlín,

al pequeño paria derribado por el peso de las mástabas,

a los constructores de Tebas, la de las Siete Puertas, cuyo nombre

no aparece en los libros,

a los que flotaran, ya cadáveres, en Landwherkanall,

a los humildes y a los profanos,

a las tribus remotas, a los viejos y a los jóvenes,

a quienes brindaron canciones y poemas

en verso y rima,

a los que te expusieron ante el mundo,

a quienes se enfervorizaran ante el broncíneo toro de Faláris,

a quienes te recibieron siempre y siempre

a los que solo una sola y definitiva vez te encontraron,

a quienes rieron contigo

y lloraron contigo

y bailaron y cantaron contigo

y juraron contigo glorias eternas que ya nunca serían

en la única gloria de tu nombre,

a todos siempre, inseparable novia, ofreciste la mano

y fuiste guía por los valles eternos de la injusticia oscura,

a todos pasaste tu brazo protector sobre los hombros

y los condujiste por la calle difícil de las vidas por hacer;

 

y todos en un silencio unísono o en una unísona voz,

en el vasto continente del pensamiento

o en la fuerza abierta de la palabra,

todos, todos,

siempre todos incluso cuando eran cada uno uno solo,

todos,

viviendo o muriendo,

en la más alta alegría en la más penosa de las aflicciones,

en la grandeza y en la miseria,

en la salud de las plagas remotas

o de los mares lejanos,

en las mazmorras o en el tierno calor de los hogares,

todos te alabaron

y todos brindaron pro tu nombre.

 

Y tu nombre es

¡Libertad!




Fernando Cabrita. EnODE À LIBERDADE OUTROS POEMAS / ODA A LA LIBERTAD Y OTROS POEMA. Edição Bilingue. Tradução para castellano por Manuel Moya. PRÉMIO INTERNACIONAL PALAVRA IBÉRICA 201. GENTE SINGULAR editora.

Ilustración: Josep Renau