documentos de pensamiento radical

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jueves, 28 de septiembre de 2023

PEDES IN TERRA


 

 

Querida amiga.

En contestación a tu carta puedo decirte que:

 

'Rara avis' (como me nombras) es una de mis expresiones latinas favoritas.

Y sí, un poco rarito sí que soy.

Por eso me sorprende mucho darme cuenta de las sincronicidades que hay entre nosotros, en cuanto a gustos 'raros' se refiere.

No por raros, sino por apasionantes y a la vez exclusivos, que no se suelen compartir con otros tan fácilmente, pues no queremos que nos tilden de 'raritos' (o por lo menos en mi caso).

 

Y a cuentas de esto último aprovecho y saco otra de mis expresiones latinas favoritas. 'pedes in terra'.

Porque sin perder de vista la otra parte de esa frase latina 'ad sidera visus', yo estoy volcado desde hace ya un tiempo, en TENER LOS PIES ANCLADOS EN LA TIERRA (O dicho de otro modo 'tener bien amueblada la cabeza'). Que para mí significa, entre otras cosas, no dejarme arrastrar, convencer, manipular, por el último charlatán de turno, por ejemplo, con teorías conspiranóicas, milenaristas o mágico-espirituales. Ni mucho menos por aquellos que vomitan odio constante por sus bocas o sus plumas. Porque como digo, aunque mi mirada siempre ha estado enfocada hacia el cielo, sobre todo escudriñando las estrellas, desde pequeño que tengo esta pasión por la astronomía. Ahora, en mi mayoría adulta, prefiero mirar mucho más a lo que me rodea, en especial lo que tiene que ver con el sufrimiento de las personas, léanse las guerras, el hambre, el desconocimiento de las manipulaciones a las que estamos sometidas todas las personas en la vida moderna, la desgracia en el amor; amén de poner también la mirada y al mismo tiempo, en el Planeta azul que nos transporta por ese Universo al que venero. Observo todo lo que le estamos haciendo y que se refleja en el cambio climático, que con urgencia nos impele cada vez con más fuerza, a cambiar de rumbo esta humanidad, su relación entre nosotros mismos, los humanos, y con el medio ambiente y el resto de seres que lo habitan, de los que formamos parte como un ecosistema integrado.

 

De hecho y a cuentas de los ecosistemas y su constante ejercicio por mantenerse en equilibrio, por preservar la vida, y en relación a la situación provocada por el coronavirus, yo entiendo toda la situación, precisamente como un desequilibrio 'mortal' en los diferentes ecosistemas del planeta, del que los humanos formamos parte, indisociable del resto de seres que lo pueblan, sean animales, plantas o virus y microbios. Sean Ríos, montañas y océanos, el aire que respiramos y la propia radiación del sol, que nos procura la vida.

 

Y esta rara avis que quiere volar, entra en contradicción con sus pedes in terra.

Y ésta, es una lucha eterna.

Y empiezo a estar algo cansado...

 

 

Primer día de la ‘nueva normalidad’. (junio 2020)



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miércoles, 27 de septiembre de 2023

UN AÑO

 



Hoy hace un año que murió mi madre.

Una tarde como esta de hace un año justamente.

Era una bonita tarde de junio.

Gaviotas y vencejos revoloteaban alrededor del bloque, donde vivió al menos 35 años, de 1986 a 2021.

Ya llevaba al menos dos días con ‘cuidados paliativos’.

Susana y yo habíamos salido un momento a hacer algunas ‘comprillas’ al Carrefour cercano.

Cuando de regreso, aparcando, me llamo mi hermano Francisco Javier.

Cuando subimos, corrí hacia su cuarto, y así su mano al instante.

Allí yacía un cuerpo inerte. Templadito aún.

Al asomarme a su balcón preferido, para ahogar mis lágrimas, y otear el horizonte en busca de esperanza, en ese preciso instante, una gaviota paso volando a mi altura y giró su cabeza, mirándome directamente a los ojos.

Al anochecer de aquella tarde, cuando ya llevaban su cuerpecito enjuto para el tanatorio, la luna pintaba las aguas del mar con sus canas de plata, y un vencejo volando cerraba la noche con su lamento.

 

24 de junio de 2022


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Fotografía: Juan Sánchez Amorós

 

martes, 26 de septiembre de 2023

3 poemas de ANTISONETOS de CRISTIAN ESTEBAN MARTÍN

 



Han venido los poetas


Quienes me conocen

saben quiénes son los poetas,

esos que aparecen en los veranos

en las calles de este pueblo

Saben que son esa marabunta

cargada con no sé qués nuevos

y aspectos raros

trayendo algo extraño

que se terminarán llevando


"Cristian, ya están aquí los poetas"

me anuncian esperanzados

aunque nunca hayan leído una poesía

ni hayan estado jamás tan cerca de un poeta


Yo sé que los poetas están aquí,

porque pego los cárteles con Antonio

y porque espero la fecha cada año

la catarsis de un mundo dentro de otro


"¿Vas a lo de los poetas?"

y resulta rara la palabra poeta

en sus bocas, en sus ojos…

suena como si pronunciasen

libertad, travesura,

soy hermoso, yo no voto,

y me amo, en lugar de mi amo.


A eso me suena cuando me hablan

de los poetas de tu amigo Antonio.


Yo no les digo que los poetas no tienen dueño

y que por eso tal vez les va cómo les va,

como ellos quieren ir sin ser llevados


Los poetas, estos y algunos otros,

si tienen algún dueño,

no está en este mundo

aquí no puede estar


Nunca, tal vez,

estarán tan cerca de un poeta

ni si quiera de una poesía

aunque yo, nervioso, les haya leído algunas

para ver qué pasa

a dónde iba, el poema,

o a dónde iban ellos

y muy pocas veces se ha movido nada


Claro, los poetas pasean por el pueblo

con ese aspecto de turista desacreditado

y se llevan las miradas de las gentes

con las que tal vez, escriban, más tarde

un poema en la habitación del hostal,

en la taberna de Raposo, en el Alkimia

o en el cuadernillo manoseado del alma


La gente del pueblo no sabe

que en todas las cosas hay un poema,

y es que algunos poemas permanecen mucho tiempo sepultados,

esperando a que el poeta extirpe la palabra

y le ponga vida, que vuele, que sea


La gente del pueblo no sabe

que en todas las personas hay un poema,

y es que algunas personas permanecen mucho tiempo sepultadas,

esperando ser extirpadas

y les pongan vida, que vuelen, que sean


Casi nunca nadie me acompaña,

solo preguntan por los poetas,

nunca por la poesía


Pero los poetas son la poesía

un verso con su forma de vivir


Los poetas vienen al pueblo

pero, ironía,

el pueblo no va a los poetas


Pero yo sigo viendo

en sus bocas y sus ojos…


algún tipo de poesía


les pusieron vida, vuelan, son

 

 


Antonio sigue ahí


Antonio sigue ahí,

casi como cuando lo conocí


Lo llaman los amigos, supongo

y deben decirle algo así como

"Antonio, a ver si puedes acercarte

y nos lees unos poemas…"


Y Antonio se posa delicado delante de un micro

como criatura a la que sacan

de algún lugar cálido,

el hogar donde los guerreros

regresan para meditar


Y parece tan ínfimo, tan pequeño, tan inofensivo

con su librito entre las manos

eligiendo con cuidado y mimo

las balas con que ha de sesgar

el aire corrupto que nos rodea


Pero es tan necesario,

tan certero,

tan herida en la herida



Se convierte, porque lo convertimos

en una especie de oráculo pre-apocalíptico

y con pedagogía nos corresponde

en una serie de posibilidades

asegurando que es verdad eso de que

otro mundo mejor es posible

más allá de la televisión


Antonio es, para ellos

lo poco que tienen para sentirse menos esclavos

Pero para nosotros es,

lo mucho que tenemos para sentirnos nuestros dueños


Puede parecer poca cosa,

apenas una pieza de artillería

que los rebeldes hemos colocado

en mitad de la plaza

para hacer frente al arsenal poderoso

de ciborgs y drones

con que el tirano

quiere hacernos polvo


Seguramente podría haber sido

miembro de la real academia,

incluso prologado por Sánchez Dragó,

tertuliano junto a Pérez-Reverte

y hasta concursante de gran hermano

¿Os lo imagináis?


Pero eligió estar entre los que iban a perder,

estar presente en el bando que cuenta bajas

para volver de nuevo al barro y al hambre

puede que porque con barro y hambre

se conforme la chispa del revolucionario


Antonio permanece ahí

un rato más de píe, diciendo

que él sabía el precio que tenía que pagar

por ser capaz de elegir su propio bando


Le hacemos preguntas después,

cuando sus poemas todavía silban por la sala

Preguntas a las que él mira

como diciendo en su armoniosa sonrisa:


Vosotros ya sabéis las respuestas


Un hámster en una ruleta,

le leí una vez


Y es verdad,

aunque nunca se lo he dicho

que también yo tengo esa sensación de que él,

de alguna forma representa el antiguo vínculo mágico

que tenemos las almas contemporáneas

con los viejos chamanes de la tierra


No es el único ni tampoco el último

Pero uno si tiene en su presencia

esa sensación de que:

Como no aprovechemos esta oportunidad

sus poemas más tristes

se van a hacer una realidad aún más jodida


Nosotros le escuchamos…

¿Será suficiente para él?

¿Será suficiente para nosotros mismos?


No lo sé,

pero en cualquier caso,

Antonio sigue ahí







Voces


Aquí he muerto y he vivido


La poesía vino a rescatarme

del naufragio del clavo ardiendo


He avistado tierra

y quiero estar aquí,

con vosotros,

en esta isla de conciencia



 

Cristian Esteban Martín. Antipoemas. Ed. Crecida, 2013

lunes, 25 de septiembre de 2023

7 poemas de ANTIPOEMAS de CRISTIAN ESTEBAN MARTÍN




Razas



En la fiesta de las razas no hay buena música

pero es posible la cita a ciegas en paz.

La tarde que la televisión puso de nombre "futbol"

a la reunión pacífica de las estirpes

yo estaba fumando en la puerta del bar,

viendo que los hombres eran capaces de compartir

al menos la enajenación social

con la que nos adormecen los que dicen:

"Sé lo que hago con los demás"


Árabes y europeos sentados juntos viendo al real madrid.

El bar repleto de mentes pensantes con pasiones iguales,

el triunfo de una misma idea:

la de que el balón se cuele en la portería


Y el balón se cuela, una y otra vez:

el balón nos entra por todos lados,

por la cartera, por el corazón, por la cabeza

y nos ganan por goleada sin despeinarse






Estas manos



Estas manos, que me regaló la tierra y la carne,

no tienen intereses.

Solo se me pidió a cambio conciencia noble

y herencia de paz.


Estas manos cometieron actos impuros

ante la ley de los hombres,

pero son casi del todo inocentes.


Estas manos llegaron a sujetar la ternura de otras manos.

Fueron secuaces de la duda más profunda

y prometieron mentiras que sabían nunca una verdad.


Estas manos trabajaron para el amo,

fueron suyas a tiempo completo

porque yo se las vendí por dinero.


Estas manos acariciaron el rostro de niños

como si desearan no verlos hombres.


Estas manos aferraron un volante por toda Europa,

la vieja bruja prostituta que devora seres humanos

para garantizar los derechos de los seres humanos.


Estas manos sostuvieron a Tolkien y a King,

a Reverte y a Montalbán

y acabaron apoyadas en Eladio y Orihuela,

en Cañamares y en Falcón.


Estas manos nublaron mis retinas

con los cadáveres de los animales

atropellados en las carreteras.


Estas manos golpearon la puerta de la casa que fue mi hogar,

de rabia y de odio

o incluso tal vez,

para llamarme a mí mismo.

Nunca me abrí.


Pero estas manos también se enterraron en las playas del sur,

dónde la sangre me privó de convertirme en esclavo del alcohol.

Y estas mismas manos reprodujeron la profundidad silente de mi bolígrafo.


Con estos cinco dedos que acabarán tiesos,

envueltos en guantes de polvo crisálido,

yo he señalado plazas, cuadros, caballos

y cuerpos de todos tamaños y edades,

de todos pensamientos.

Y en ellos fui algo nuevo,

otro pensamiento en tiovivo.


Estas manos se ensuciaron a cargo de mercadona,

de plantas anatómicas, disfrimur

y la diputación provincial de Huelva,

y también se mancharon de mugre.


Estas manos que siempre fueron mías

me frotan a veces los ojos

y me aprietan los hombros

como en señal de cariño y ánimo.

"Sé fuerte hijo, lo que queda es mejor".


Y los surcos irisados de esta frente hastiada,

rastros de hombre enriquecidos por un pobre camino,

saben que estas manos no se llevarán

nada que no valga la pena.


Las manos de este hombre,

arpegios desconocidos en la canción global de la tierra,

son dos raíces con diez hijos ciegos,

y sin embargo han visto tanto…


Estas manos que tuve por fortuna,

estas solitarias manos…

parece que estuvieran vivas.

 

 


Magnate


Qué poco le falta

a la palabra magnate

para decir la verdad.

 

 


Ojalá



El día que te dije

que había llorado por ti

me dijiste que te parecía muy triste.

Sin embargo a mí me parece grandioso.


Ojalá te pase alguna vez.





Suburbios


A veces este trabajo no me da para más

La carretera, el sinsueño,

la rabia de mi complicidad con el terrorismo laboral,

los parkings que parecen campos de concentración

con sus letrinas llenas de mierda,

cansado de mi propio servilismo,

borracho de vergüenza…

Y por eso este trabajo

a veces no me da para más

que para fijarme en pequeñas cosas que están ahí.

Como si nada o como si todo.

Las revistas expuestas en las estanterías de las gasolineras.

De todo tipo y color,

hasta de izquierdas y derechas.

Pero en su feliz mayoría:

revistas de moda,

chismes sensacionalistas,

jardinería,

deportes,

motor,

belleza,

sexo,

amor.

Eso es todo lo que queda escrito

de una sociedad que se gusta

contra todo pronóstico.

¿Será que nos ha pasado un huracán por encima

o será que todos nosotros somos el huracán?






La guerra suave



Las personas se han convertido

en contenedores de furia

que van unos contra otros

por culpa de unos trabajos

que amplían sus horizontes

hacia una mayor capacidad de almacenaje


Y el sentimiento de impotencia social e individual

se convierte en el mejor de los productos

con los que los poderosos mantienen a raya

cualquier reflejo/destello de solidaridad colectiva


Palabra de dios

Te alabamos, señor


En la ruta, por ejemplo:

dos tíos se pasan un mes fuera de casa

en condiciones tan tristes que hasta da pena contarlo

"No podemos hacer nada. Esto es lo que hay.

Si no te gusta te puedes quedar en casa,

ya vendrá un rumano a hacer lo mismo por la mitad"


Así, la insurrección obrera queda reducida

a conseguir wifi gratis,

sexo gratis

o alcohol más barato.


Palabra de dios

Te alabamos, señor


Ningún ministerio de Hacienda

Ningún cuerpo policial del Estado

le hace la guerra a los empresarios del transporte

y ninguna conciencia detiene los millares de camiones

que circulan ilegalmente por toda Europa


Aunque yo me pregunto si cambiaría algo

en la tranquilidad del buen consumidor

de saber que nadie les hace pagar a esos empresarios honorables

los centenares de millones de euros que generan las infracciones

de sus empresas del transporte.


Mientras, a ellos les sablearán en multas,

hasta el último céntimo de cada semáforo rebasado en rojo,

de cada aparcamiento en la zona de minusválidos,

de cada adelantamiento peligroso,

de cada conducción temeraria.


Los millones de un puñado irán a Suiza.

Los millones de muchos irán a pagar el sistema.


Palabra de dios

Te alabamos, señor


Pero aún nos queda la guerra suave

para implosionar la gran revolución

de las zapatillas de andar por nuestra conciencia

y el "ya vendrán tiempos mejores".


Ya vendrán,

sí,

ya vendrán.




***


Hasta yo,

que no celebro cegueras señaladas

me dejé llevar por la visión

de la estrella fugaz que cayó

como un gargajo luminoso

perdiéndose en quien sabe

y en el silencio de la cabina,

conduciendo de noche,

me dije a mi mismo


Anarquía.


Pensé de un tirón

Sólo una palabra

Mi deseo


Es triste pero

había algo de estúpido

en mi flaqueza


Maldita sea,

anarquía


Tan poca cosa

y en verdad,

lo estaba pidiendo todo



Cristian Esteban Martín. Antipoemas. Ed. Crecida, 2013

domingo, 24 de septiembre de 2023

Caballos salvajes




Por los retrovisores asoman

doce metros de capitalismo,

cuarenta toneladas de prisas,

embalados con su falta de ducha,

embalados con no ver a la familia,

embalados con las ansias de llegar

a un lugar desconocido dónde no hay nada que amar.


Los ojos mal descansados persiguen las señales

en la serena y críptica noche que inunda los márgenes.

Es cómo circular en el silencio del alma pura

envenenando o dulcificando cualquier momento del día.

En la noche de los caballos salvajes

una cabezada puede significar perder la vida.


Se pueden ver hombres duros convertidos en ruina.

Anécdotas que van del boca a boca igual que hazañas.

Tribus de camaradas compartiendo el pan, el vino y las alegrías

como viejos guerreros sioux al termino de la gran batalla.

En la noche de los caballos salvajes

una soledad mal curada puede significar un cadáver vivo.


Colocan las fotos de sus hijos y mujeres

en dónde sea imposible no perderlos de vista.

Aunque no creo que sean capaces de mirar a menudo.

En la noche de los caballos salvajes

una mirada puede significar llorar de angustia.


"No. No va a poder ser el descanso en casa"

"Rebotas para Achern, tiene que llegar la fruta"

"Haz lo que sea pero el viaje tiene que llegar"

"No te pares a comer. Te están esperando en la firma"

En la noche de los caballos salvajes

siempre te están esperando pero nunca hay bienvenida.

Solo la compañía de quienes no están en venta

hace desaparecer por un momento la impotencia.

Entonces la fiesta se hace en cualquier área de servicio

y se brinda con vasos de plástico, se celebra el aguante.

En la noche de los caballos salvajes

el sufrimiento puede hacerte perder el juicio.


Y no me quito de la cabeza aquella frase:

"Tenemos un pié en la cárcel

y el otro en la tumba"

En la noche de los caballos salvajes

cada minuto es una incertidumbre que se desperdicia.


No sabemos por qué seguimos en esto,

esclavos de un reloj ladrón que nos roba la vida.

"¿Dónde estás, papá? ¿Cuándo vienes?"

"O yo o el camión, tú elijes"

"Feliz Navidad, aquí tiene su ticket"

"¿Es que no me ha visto dándole el alto?"

En la noche de los caballos salvajes

apenas hay amor que valga el sacrificio.




 

Cristian Esteban Martín. Antipoemas. Ed. Crecida, 2013

sábado, 23 de septiembre de 2023

Feliz vejez


 



Qué vieja es siempre la palabra sincera

y qué moderna es siempre la mentira.


Qué viejas siempre las canciones

y qué modernas siempre las guerras.


Qué viejos siempre los abrazos para quienes están lejos de su casa

y qué modernos siempre los prejuicios de quienes poseen la tierra.


Qué viejas siempre las celebraciones del hombre libre

y qué modernas siempre las cárceles y las cadenas.


Qué viejo el tesoro del aprendizaje, de la cercanía, del lecho confortable.

Qué moderno el miedo, la ley, la infamia, la vanidad infinita.


Qué viejos siempre los niños, las madres, los animales, la vida

y qué moderna es siempre la tortura, el hambre, el cementerio de inocentes.


Qué viejo siempre el cese de un conflicto

y qué moderno siempre el comienzo de otro.


Qué viejas siempre las ideas gratuitas al servicio de todos

y qué modernos siempre los balazos en las nucas y los paladares.


Qué vieja siempre la feliz vejez

y qué moderno siempre el dolor, la deuda,

la enfermedad, las pelotas de goma.


Qué viejos siempre los hombres que pelean injusticias

y qué modernos siempre los mercenarios y los traidores.


Qué vieja es siempre la poesía, la hiriente, la rabiosa, la chiquita

y qué moderna siempre la brutalidad de las manos y los pensamientos.


Qué viejo siempre el espíritu de la tierra sin puertas

y qué moderna siempre la estupidez del hombre que la pisa.

 

 

Cristian Esteban Martín. Antipoemas. Ed. Crecida, 2013