documentos de pensamiento radical

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domingo, 28 de febrero de 2021

ME HAN CONMOVIDO




Me han conmovido estos días las Asociaciones Pro-Vida. 

Las niñas de colegio de monjas 

vestidas de pastorcitas 

con láminas de la Virgen y rosarios 

arrodilladas, rezando para que los hombres 

decidan una vez más, justamente, 

sobre las mujeres. 


Al final de sus oraciones 

se produjo el milagro 

y si Dios quiere 

y vuelve a ganar el PP las próximas elecciones 

nunca más volveré a ver sus caras de rabia y furia 

luchando por la vida... 


habrán cumnplido su misión histórica 

y hasta las que aprovechen el día libre 

para pasarlo follando con algún amigo, 

podrán decir, a la vuelta de Londres, 

que aquel día 

también estuvieron allí... 


Nunca volveré a ver sus caras, os digo. 

Lástima que su concepto de vida 

empiece y termine antes, incluso 

que la misma vida; 

que olviden 

a las mujeres que mueren, anualmente, en España, 

víctimas de malos tratos, 


o el medio millón de personas sin hogar 

a las que tanto les gustaría 

que estas mismas niñas, 

con su rabia, 

con su furia, 

con sus vírgenes, sus santos y rosarios, 

le recordaran al gobierno 

que también ellos 

tienen derecho 

a la vida. 



Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

sábado, 27 de febrero de 2021

¿QUÉ HACES TÚ SIN EL LACITO?




Ese año, la vieja piel de toro 

que dicen parece España 

era un lacito azul de raso. 


El Estado catódico 

lanzaba las consignas pertinentes 

y la calle, 

día tras día, 

se llenaba de gente 

en cívica señal de protesta. 


Recuerdo, especialmente, 

a una señora de Cádiz 

agitando una pancarta 

en la que podía leerse 


LIBERTAD PARA ORTEGA CANO 


y por una vez 

me alegré de aquel gesto 

de espontánea solidaridad 

para con el diestro 

tantos años 

secuestrado. 

viernes, 26 de febrero de 2021

TE PIDO



Te pido que me ayudes, que actúes, 

no pienses ahora en flores amarillas muy altas, 


pero te miro y veo 

flores amarillas muy altas. 



Me pides más palabras que te digan que no estás sola. 

¡Qué tiempos estos en los que hay que cantar lo evidente!, 

como si no prefiriera que mi mensaje tomara la forma 

de una casa antigua en un valle 

sobre la ladera 

y humo en la chimenea, 

y decirte allí 

que no me rozan los hombres del mundo, 

que mi corazón se confunde con los cantos del río, 

que ya no sufro, 

y la vacas se recortan en los prados como manchas de tinta 

y el cielo tiene la forma de un papel de arroz de Okusay 

y en la carretera, sobre el cartel de población, han escrito con spray 

“A SANFINS A UMA FESTA”. 



Te pido que me ayudes, que actúes, 

no pienses ahora en flores amarillas muy altas, 

y, sin moverme, 

ver en tus ojos 

flores amarillas muy altas.




Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

Fotografía de Carmen Lourdes Fdez. de Soto

jueves, 25 de febrero de 2021

MIENTRAS LA LUNA DANZA ENTRE LAS NUBES




Mientras la luna danza entre las nubes
y congela con su luz
las estrellas en el cielo,

un avión de doble hélice
cruza por la tibia luz de tus ojos.


Jadeantes, tú me miras,
dices que ves una fuente de color verde
manando tras de mí,
yo te miro
y enciendo un cigarro plateado
que centellea tembloroso
en el reflejo de tus ojos.


Volvamos a entrar en el bosque, te digo,
no dejes miguitas de pan por el camino,
esta noche quiero perderme del todo
contigo.

 

Antonio Orihuela. Campo Unificado. Ed. Olifante, 2019

miércoles, 24 de febrero de 2021

HAY UN AGUJERO EN NUESTRA HISTORIA


 

 

Hay un agujero en nuestra historia
no sé dónde caigo cuando estoy en él.
No sé qué cosas se rompen,
cuáles sobreviven.


No regreso igual del agujero,
siento vértigo, devoción,
hambre y dolor de lo bello.


Debería recordar dónde está el agujero
y cómo evitarlo.


Intento recordar dónde está el agujero
y camino hacia él.


Antonio Orihuela. Campo Unificado. Ed. Olifante, 2019

martes, 23 de febrero de 2021

EN LA DUCHA


 


En la ducha, 

me he acordado de que hoy, 

hace treinta y tres años, 

se terminó para mí una larga temporada de agua caliente 

en el centro del vientre de mi madre. 


Tal vez, por eso, no me ha importado llegar tarde al trabajo 

y tal vez, por eso, no me ha importado decirle al jefe, 

en medio de la bronca por mi retraso de ocho minutos, 

que el tiempo es un arma de dominación política, 


o a los compañeros, que en un sistema democrático de derecho 

no hay opción para los dilemas morales, 

que hay que elegir entre justicia social y obediencia legal 

y que solo en la segunda hay posibilidad de creer en los ángeles 

y en viajes salvíficos a la India. 


Hoy, que he cumplido treinta y tres años, 

ha sido leer en una pared “GÁSTALES UNA BROMITA A LAS ETT’S”, 

después de meses sin ver nada, 

lo que me ha hecho sentarme a escribir, 

y no mis años 

ni mi ombligo, 

que sigue creciendo en el mismo, exacto, sitio de siempre, 

por mucho que mis contemporáneos piensen lo contrario 

y lo sometan a una vigilancia 

solo comparable a la que les someten 

aquellos por quienes han votado 

en toda una señal de íntima confianza por el sistema 

democrático 

de derecho 

que, por si acaso, sigue ofertando seis mil plazas anuales 

para cubrir 

fuerzas 

y cuerpos 

de seguridad 

del Estado. 


La edad no me parece hoy una vergüenza, 

la vergüenza es no tener el valor para seguir esas y otras consignas 

y refugiarme aquí, entre estos poemas, esperando 

que unos me llamen terrorista 

y desaconsejen mis libros, 

que otros sigan celebrándolos 

y adornen también con ellos su impotencia. 



Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

lunes, 22 de febrero de 2021

A MEDIADOS DE LOS NOVENTA




A mediados de los noventa, 

cuando los escándalos del gobierno 

se mezclaban con la propaganda del Partido 

en la celebración de los “Cien años de honradez socialista” 

hasta a mí, que no tengo un tic en los ojos, 

que llego bien al orgasmo, 

que tengo un doctorado 

y carnet confederal, 

me tentaron con militar en la oposición. 


Andaban entonces escasos de cuadros 

y su ascenso al poder, afirmaban, era cosa de días, 

y como en los grandes partidos mayoritarios 

no hay que ser ningún lince para nada 

sino sencillamente obedecer 

y hacer lo que se te diga, 

me aseguraban 

que tenía 

ante mí 

un brillante futuro profesional. 


Al contrario que tú, no acepté, 

y en el verano de 1997, 

cuando el Estado ensayaba lo del dichoso minuto de silencio 

con más éxito que una reposición de la Guerra de los Mundos, 

yo hacía la compra en unos grandes almacenes 

transformados, por arte de los medios de manipulación de masas, 

en un fantástico museo de cera. 


Paseé con mi carro entre las figuras 

hasta que me detuvo en seco un señor de traje gris 

acompañado de dos guardias de seguridad. 


–¿Acaso eres cómplice de la barbarie? 

No mereces vivir– me dijeron. 


y, amablemente, me explicaron 

cómo te habían jodido el chollo, 

y quién merecía 

y no 

la vida. 



Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

Fotografía de Juan Sánchez Amorós

domingo, 21 de febrero de 2021

EN LA JAULA




Al fondo de la calle hay un sitio donde dan café 

y el camarero te llama por tu nombre. 


Los perros entran y salen cuando quieren 

bastante más erguidos 

que muchas personas. 


Las revistas se amontonan en un cesto, 

las ojeo, 

cobrar por periodista y ejercer de intoxicador, 

un negocio. 

Constato como siguen los jueces trabajando 

para aquellos de los que, en teoría, la justicia 

debería defendernos, 

y como al fútbol se le sigue llamando deporte 

y ocupa lo mismo que el total de las noticias del día, 

aunque mucho mejor explicado. 


Trato de animarme con el crecimiento global de la economía, 

aunque la economía y mi cartera rara vez coinciden en algo. 


Pasan críos para la escuela 

diciéndole al más valiente 


––Pega en esa puerta que ahí vive el bóxer. 


Un pensionista muy estropeado, 

de unas casas más abajo, 

le dice a otro que el que no sirve, 

a coger fresas, 

que él hizo tres puentes. 


Otros se apoyan contra el sol, 

fuman, beben mosto, hacen chistes verdes 

y se cogen el culo después de ver pasar las quinceañeras. 


Aquí dentro me siento bien, 

otro entretenido que así no da problemas. 


Los envidio como a mi perro, 

panza arriba, 

viéndolas venir, 

porque todo lo que vino a hacer a este mundo 

ya está hecho. 


La vecina de enfrente sale a barrer la puerta 

y quitar el polvo, 

finalmente, algo útil a mi alrededor. 



Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

sábado, 20 de febrero de 2021

SE QUEDARON CON TODO






Se quedaron con todo, 

también con el rencor, 

las formas de reconstruir la esperanza, 

de hacernos 

en su idea de la justicia 

una ausencia de culpables. 


Aunque ya no queman libros 

y se han sacudido, como caspa, 

al innombrable, 

el presente sigue siendo de azul en las camisas. 


Nunca vendrán los nuestros, 

porque no se puede avanzar ni un milímetro 

en la fosa común que les labraron. 

Se destiñó su color, 

el de la sangre. 

Atados y bien atados 

los dejó el general, 

como a nosotros. 


Los que llegaron después, 

eran sus hijos. 



Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

viernes, 19 de febrero de 2021

VIÉNDOLAS VENIR




VIÉNDOLAS venir, 

recibiendo 


y tan contentos.



Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

jueves, 18 de febrero de 2021

YO TAMBIÉN TENGO




Yo también tengo 

una vieja biblioteca pública 

que fue arrasada por las llamas 

aunque no eran los libros 

lo que más me interesaba de ella 

sino la vieja cama 

donde el guía decía 

que había dormido Juan Ramón Jiménez. 


Me citaba allí con mi chica 

en las lentas tardes del verano del sur de España 

y, entre risas, 

nos desnudábamos 

retozando sobre el primer edredón que veían mis ojos, 

nos colocábamos los trajes del difunto, 

las gafas de Zenobia, 

su ropa interior, 

y jugábamos por las habitaciones 

creyéndonos los amos de aquella casa. 


De los más de seis mil libros que allí había, 

eres tú, amor, 

lo único lúcido e interesante 

que recuerdo, 


lo único. 



Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017


miércoles, 17 de febrero de 2021

PASAN LOS DÍAS


 


Pasan los días 

sin una señal. 



Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

Fotografía de Jesús Aller.


martes, 16 de febrero de 2021

CRUZADOS




Cruzados

en el mismo bar 

de todas las noches 

los ojos 

nos dejan 

tan lejos. 


Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017


lunes, 15 de febrero de 2021

ME METÍ EN LA NOCHE




Me metí en la noche 

y no di pie. 


Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

domingo, 14 de febrero de 2021

TÚ PREGUNTÁNDOME




Tú preguntándome 

que dónde coño están los Molinos de Viento. 

A cambio 
un snack-bar 
con parking vigilado. 

BIENVENUTTO ALLA TAMOIL 

Mi perro, yo 
en medio de La Mancha. 
Un día gris, 
la Tabula Rasa de Arvö Part 
y la tabla rasa del capital. 

No, ya no hay Molinos, 
ahora sí que se levantan 
los monstruos invisibles de tu señor. 

Con la Unión Europea, Sancho, 
hemos topado. 


Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

sábado, 13 de febrero de 2021

HAY DÍAS




 Hay días 

que no huele a gasolina dentro del Mehary. 


Vuelves la vista y te encuentras 

a la muerte, sonriendo. 


Te da una palmada en el hombro 

y te dice que tires pa' lante, 

que no pasa nada... 


Te para entonces un policía de tráfico 

pero cuando introduce su cabeza verde, saludando, 

cambia a blanco, 

da las buenas tardes, 

balbucea que siga, 

que siga, 

y hasta por dos veces 

se me duerme en el regazo 

durante el viaje 


y por dos veces 

otros coches me pitan 

y hacen luces 

como si supieran 

qué es lo que llevo dentro. 


Me dice que pare en casa, 

y en un descuido 

le cambio los números al pastel de cumpleaños. 

Siento entonces 

su mano por mi pelo 

y muy suave 

colocar su cráneo frío sobre mi hombro. 


Llegan luego los besos de papel 

dentro de un abrigo 

y nieve afuera. 


Me pregunto cómo no sientes miedo 

cuando te digo que somos tres 

y que me tumbaré sobre la cama 

y no podré cerrar los ojos 

ni unir las manos 


y tendrás tú que hacer todo eso 

y terminar por mí 

este poema. 



Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

viernes, 12 de febrero de 2021

CADA VEZ

 

 


Cada vez que mi madre corta mis cabellos,
en el patio de los crisantemos
suele nevar.

Cada vez
más intensamente
cae nieve. 


Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta Rusa, 2017

jueves, 11 de febrero de 2021

Márgenes Infarrojos. L´image une forme de violence - 2018


 


Ver jugar a Kasparov es como leer a Dostoievski, ver el mar o enamorarse por primera vez.

 

El primer aspecto que me preocupa en esta vida es la vergüenza.
¿Será verdad que la poesía borra la sociabilidad y la falsa historicidad?,
aquella historicidad cruda.
La poesía estimula a los hombres a conocerse
a saber que ocupan un lugar en el mundo.
Pero qué pasa cuando los hombres,
aquellos seres abyectos
colocan excusas para esconderse bajo el sello de un Diógenes falso.
Quizá por ello es que R. Casas hizo de su caballo un centro sin centro.

Uno en el que la ignorancia social podía distinguir al animal del hombre.
Y como mi principal preocupación en esta vida es la vergüenza,
me entretengo pensando que los caballos son la parsimonia entre la poesía y el juego;
pero no cualquier juego.
Mi cometido, a diferencia de lo que me preocupa
es retratar en el juego mismo la desgracia musical de cada ajedrecista
El ajedrez tiene una musicalidad,
como la poesía
Y todo aquello es un montaje que se sostiene porque siempre hay un inocente que lee. ¿Será que los hombres a quiénes les preocupa la vergüenza buscan irse al Paraná?
Yo siento vergüenza por todos aquellos que han tenido la dicha de haber sostenido un pedazo de caolín.
Yo paseo como un hombre vulgar,
paseo como una palabra;
paseo como un
flâneur a la hora de irradiar vergüenza.
La multitud me hace florecer como un caballo desbocado en medio de un acantilado.
Tengo vergüenza de moverme,
tengo vergüenza de los hombres que se carcomen las uñas
cuando carraspean esta frase: me encantaría perderme en una isla.
Una isla es acaso un tablero para caballos desbocados,
excepto para los hombres donde la ira pesa más que el ingenio.
Cuando hablo con mi madre, siento vergüenza.
Quiero decirle a ella que mi habitación es un tablero de ajedrez
que la cruenta lucha de proteger a mi rey, es decir, a mí mismo: es vana.
Recurro a la poesía,
a la mala usanza de estas palabras.
¿Será verdad que la poesía borra la sociabilidad y la falsa historicidad?,
aquella historicidad cruda.
El ajedrez permite crear un rol social,
en cambio la poesía solo sirve para montar una falsa historicidad.
La poesía me permite decir que siento vergüenza de los hombres que prometen grandes cosas y dicen pocas palabras.
El ajedrez en cambio suena,
siempre suena,
porque el jugador contempla en pocos o muchos movimientos
aquel inmenso placer que se siente al leer a Dostoievski
o enamorarse por primera vez.
La poesía es solo un nombre: Kasparov
Y me contradigo de nuevo.
El primer aspecto que me preocupa en esta vida es la vergüenza.
La poesía es solo un nombre: Yo.

Iris Kiya. Inédito

 

 

miércoles, 10 de febrero de 2021

DESPERTÁBAMOS



 

 

Despertábamos al alfiz
y allí estaba


la vaca, los amplios
granados podridos
por el suelo.


La tarde, lenta,
mágica y roja


como tu piel
tras las caricias, puesta.


–Yo lavando platos,
tú golpeándome–

 

Antonio Orihuela. Esperar Sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

 

martes, 9 de febrero de 2021

LLUVIA DE MÉRIDA


 

 

Lluvia de Mérida
y abrazos en Santa Olalla del Cala,
Huelva.

 

Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017 

Fotografía de Carmen Lourdes Fdez. de Soto

lunes, 8 de febrero de 2021

Y



 

 

Y por qué la magia, no dura.

 

Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta Rusa, 2017

domingo, 7 de febrero de 2021

AL TOMAR LA CAMISA




Al tomar la camisa

de la mujer que apenas dejó de estar aquí ayer,

su olor

me ha recordado una bolsa que encontré

un día,

años tal vez después de tu marcha,

sobre el armario.


Al abrirla, la encontré llena de cintas blancas

con las que te recogías el pelo,


las acerqué a mí al presentir tu olor.


Así estuve contigo

por última vez.



Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

sábado, 6 de febrero de 2021

LA SOLEDAD DE AQUÍ




La soledad de aquí

vuelve más tiernos los días idos

la constante aventura

que platicamos

allá, en lo alto del castillo de Alange.


Solo un viento furioso

y mi recuerdo

os mantienen vivos

sobre sus ruinas,

abrazados...


Pero,

¿por cuánto tiempo?



Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

Ilustración: Daniel Lezama

viernes, 5 de febrero de 2021

NUNCA HAY


 

 

Nunca hay, Ángel,
dos tiempos iguales


y,
a veces,


me parece
que hasta el tiempo
que dos comparten
es diferente
para cada uno.


Una tarde de domingo
nos sacaste una foto.


Aún estamos
mirándote los dos.

 

Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta Rusa, 2017

jueves, 4 de febrero de 2021

QUÉ EXTRAÑO


 

 

Qué extraño.


Cada vez
que decides
hacer el amor,
fuera llueve,
y tú me preparas
pastas con nata,


y yo te miro
echándote de menos.

 

Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta Rusa, 2017

 

 

miércoles, 3 de febrero de 2021

QUE EL RÍO PASA Y SE LLEVA LO MEJOR



 

Es duro pensar que ya nunca más
regresará Tomás, herido, sobre la casa

o Leo, aplaudiendo a Julio Iglesias,
pagándonos la dejadez de las facturas,
y todo eso.


Verte a ti, despreocupado de todo,
pendiente solo del gozo y del llanto.


A Chés llamándose Paco,
y saliendo ileso de debajo de un puente.


Todos juntos huyendo de la Casa de la Troya
después de haber vomitado largamente
sin pagar.


Sobre las murallas de Trujillo
aprendiendo, de nuevo, a mirar las cosas
que queremos, que siempre
hemos querido.


Un tiempo que aletea sobre la muñeca izquierda
y que, poco a poco, se rinde a las viejas convicciones

y a pesar de todo, aún un resfriado curado entre las brasas,
un cumpleaños en febrero,
un corazón malherido,
un escalofrío, al volver hoy
con el recuerdo a cuestas
por la carretera de Olivenza
aquella que unía Magacela con Alange


y tantas otras cosas.


Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

martes, 2 de febrero de 2021

LE DIJE



 

 

Le dije que me peinara
y ella accedió

 

Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

lunes, 1 de febrero de 2021

BORRA TODAS LAS HUELLAS


 

BORRA TODAS las huellas
me decías,
cuando te hablé de mi falta de emoción
no recobrada ni siquiera en el Castillo de Medellín
tras encontrar Bronce Final bajo sus ruinas.


Borra todas las huellas
me decías,
aquella tarde
de merenderos
años sesenta
con sobrecillos del azúcar de Juan Hidalgo
–Villanueva de la Serena, Badajoz–
donde prometí carreras dobles en bicicleta
hasta el Cerro del Tambor
en noches de gatas egipcias
y pijamas chinos.


Borra
aquellas tardes en Magacela,
y aquel tiempo,
finalmente considerado,
si no es para recordarlo aquí
a pesar de haber jurado,
jamás hablar sobre estos meses...


Borrar, Ángel,
todas las huellas...

 

Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017