documentos de pensamiento radical

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viernes, 13 de junio de 2025

LA FRONTERA




La barra del bar es una frontera
espesa y temporal como arena de castillos
en la orilla.

La gente se aproxima a mí
para pedir el periódico del día
un té caliente
una sonrisa
un polvo
me han pedido tantas cosas,
tantas...
Las amas de casa siempre piden café
por las tardes;

sus maridos ginebras y sexo
por las noches.

Yo soy el oído y la sonrisa.
Con una botella os hago una nación
en la que os sintáis menos pobres,
menos desgraciados,
menos vosotros.

Tranquilos, no tengáis miedo;
estaré aquí, al otro lado y
cuando ya no existáis
brindaré por todos.



Mar Domínguez. 
Ilustración: Antonio Gómez

jueves, 12 de junio de 2025

SE ALQUILA / SE VENDE

 




Cuando la hoguera se volvió hilo de humo
el mar, la arena, el horizonte, la playa entera,
todo, todo seguía ahí.
Como si la noche no hubiese ocurrido nunca.

Pero supimos que ya no nos pertenecía.

Mientras ardía, girábamos ciegos
creyendo ser la generación prometida,
nos inyectaron la creencia de la propiedad
en el ombligo
y brindábamos felices
la firma ante el dios que daba fe.

Cuando se apagó la hoguera
mi generación perdió el norte,
la esperanza, la fe y la casa.

Y así, de repente,
como un calambrazo o un bostezo,
nos ordenaron devolver la ropa.

¡Pobre generación!
La generación embargada
la generación emigrante
la generación nómada.

Nos enseñaron la playa, sí,
pero nos despertaron en mitad del desierto
y nos obligaron a abrir bien los ojos.

Cuando la hoguera ya era hilo de humo
el mar, la arena, el horizonte, la playa entera
todo seguía ahí, pero ya no era nuestro.

Mi generación ahora busca la belleza
en los puentes, en las fronteras
caminos de piedras,
en el centro de los cuatro vientos.

para sacudirnos las promesas
redimirnos y gritar:

No les creáis, todo es mentira
no estamos locos, lo hemos visto.
¡No les creáis, todo es mentira!
¡Todo es mentira!



Mar Domínguez.
Ilustración: Francisco Naranjo

miércoles, 11 de junio de 2025

2 poemas de VERSOS DE UN VIAJERO CONFUSO de JAVIER SÁNCHEZ DURÁN

 


Al olmo de la Cañá


Yo pensé que no tenías corazón,

olmo centenario,

cuando, siendo pequeños, gateábamos hasta tu copa

e invadíamos tus entrañas vacías.

Pensé: este es un árbol viejo y melancólico

que no tiene corazón ni vida.

Esto pensé:

Se morirá pronto de nostalgia

y se vestirán de luto sus esquejes.

Pero aquella mañana,

a la temprana hora de los quehaceres,

los vi pasar a todos,

a la mujer con prisa,

al campesino, que visita su huerta diariamente,

a los niños que corren, jugando, hacia la escuela,

al tendero ambulante que vende fruta los miércoles,

a los ancianos, que se sientan a tu sombra, sobre el poyo de mármol,

Los vi a todos y los miré a los ojos,

de cerca,

y me asomé a sus miradas,

y allí estabas tú, olmo viejo,

en lo más profundo de la gente que se mueve,

allí estabas tú invadiendo interiores

y dando vida a lo cotidiano,

a lo sencillo y frágil,

que a tu alrededor deambula sin prisa,

respetando el ritmo lento de tus hojas,

que bailan, acariciadas por la brisa suave que te envuelve.

Tú eres el corazón del pueblo que vive y late cotidianamente.

Tú eres el corazón del pueblo que vive y late todos los días,

al sosegado y tranquilo ritmo de tus hojas….





CÓMPLICE


Ahora conozco

el poder de las olas interiores

que nos subían desde los pies

y sacaban brillo a nuestros ojos,

aquellas que provocaban

la lluvia de sudor en nuestra frente...

Eran olas poderosas y terribles

cuando la muchacha de labios inquietos

nos mostraba sus desolados muslos

mientras se bañaba

en un inmenso barreño de aluminio

a la luz mortecina de una tarde de verano

que se colaba, tránsfuga, entre los toldos

de aquel tórrido patio de vecinos.

Cuando llegaban ellas,

las poderosas olas,

anegándonos por completo,

nos mirábamos en silencio cómplice

con una sonrisa aletargada,

y nos ocultábamos tras las oscuras cortinas

del desván,

y reíamos....

reíamos conscientes de que éramos únicos,

solitarios reyes de aquel maltrecho paraíso,

y bailábamos, dementes, una danza alocada

por poder contemplar

la escena filtrada a través de las cortinas rasgadas,

cuando la muchacha de labios inquietos

nos mostraba, ingenua, sus tristes muslos

en aquel patio añil de luz detenida

de una mortecina tarde de verano...

Ahora sé cuán poderosas eran

aquellas olas que nos inundaban la mente

y clamaban a gritos que estábamos vivos.

Nos bebíamos la mar de un solo trago

hambrientos de olas y espuma

y reíamos porque estábamos vivos sin saberlo del todo

y la vida era tanta que nos salía por los ojos

y por la boca inmensa

con la astucia de un gato callejero

que a nadie pertenece y pertenece a todos



JAVIER SÁNCHEZ DURÁN. Versos de un viajero confuso. Ed. Niebla, 2018





martes, 10 de junio de 2025

PALABRA Y PIEDRA. POEMA IX

 

 

Si decidieras irte de la ciudad muerta si decidieras irte

si decidieras irte de la ciudad no hallarás más que otra ciudad otra ciudad como ésta

que es ésta y no es sólo envase es pálpito significado contenido

todas las ciudades una ciudad inmensa controvertida en cada alma

todas las almas un alma una ciudad donde la cabellera rebelde del caballo

deambula como un buey por antiguos laberintos chaflanes chorreantes de sangre calcárea esperanzas amputadas en los ojos del ladrillo carne derramada en cada cruce de caminos

y arriba tú flauta mística del cielo te desvelas ebria y ciega a nuestros ojos suplicantes

permaneces oculta tras el humo y sus escombros en cada mano muriendo diariamente

tres mil augurios en la mañana ardiente en este infierno

hormigas sin conciencia tras el cristal pintado de verde buscando un afán

crujir el esternón, la médula

rutinario despertar continuo a un mal sueño caída libre al pozo sin final y sin palabra

 

¿ dónde está la paz dónde el sosiego dónde la felicidad?

¿bajo un mar de espinas resguardada por erizos de metal?

¿ a qué este balanceo sádico en las aristas de la locura?

 

Quién oye el sueño de mi boca maldita dónde se ocultará el sueño

quién oirá se estruendo de granada abierta sus infinitos corazones rotos

no hay suficiente silencio no hay calma ni intención

el viento nos ruge al oído con boca de hielo el río gélido revienta todos los diques

la roca es nuestra piel tu piel mi piel


piel de sequedad sin besos agrietada negra como el negro sol del mediodía

 

entre ruidos degollada apalabra el futuro es una mancha borrosa que difumina el tiempo

 

Qué hacer dinos qué hacer si aún semilla cómo sacarme las hormigas de la boca cómo desatascar todo su barro interno cómo quebrar esta abulia esta locura éxito cabrón o humillación mísera

sus hombros enlazados arrodillados

orándote a ti Dios holográfico que nos mira solapado y fustiga nuestra culpa

aserrando umbrales con los dientes

tapiando puertas con las uñas frías de nuestros pies talados.

 

La cuidad que eres que soy yo que es él la ciudad no solo envase

la ciudad pálpito significado contiene muñones que se alargan lenguas cortadas cuencas vacías corazones parapléjicos bolsillos rotos bajo la hiel del pecho medalla cromada en la frente del indigno lo demás tu demás es etiqueta publicitaria mas ellos tus falsos profetas

siguen enumerando todos sus contornos

la belleza de la flor negando el agua a sus raíces dejadlo ya por favor dejadlo

olvidar el verso de Quevedo haceos polvo mas polvo crudo sólo polvo

que desde la cima hasta el aire se despeña y en el llano sonoro descansa tu silencio

sonoro descansa nuestro silencio

sonoro descansan todos nuestros silencios.




Francis Vaz. Palabra y piedra. Ed. Diputación de Huelva. 


lunes, 9 de junio de 2025

EL PERRO SEMIHUNDIDO DE GOYA


 

 

Mordo cada silaba do que será o interrogante verso.

J.E. Nelson

 

SOY el perro que se asoma al buen Olvido.

¿Habrá algún roquedo elevado para posar mi mirada? ¿Algún silbido de curruca que simule al sueño? ¿Algún arroyo donde purgar los huesos ofuscados por la sequedad? No soy esa luz instalada en la pupila del viento, sino la Sombra que queda del Verbo colmado de infinito.  Bajo las alas de la oscuridad no me queda más que invocar el alimento de un Sordo que sólo se provee de veneno, mas no sacian su Hambre ni mi Olvido.




Santiago Aguaded Landero. Cave Hominem. Ed. ACSAL, 2024

domingo, 8 de junio de 2025

5 poemas de CAVE HOMINEM de SANTIAGO AGUADED LANDERO

 


EL MASTÍN DEL SENDERO BIFUCARDO

 

 

 

¿Qes el Laberinto? –preguntas.

 

                                                                Acaso espejo minúsculo donde titila la luz de un símbolo; piel de mujer a la orilla de un mar cegado; sendero oculto que se bifurca cuando se oye la maresia.

Hay laberintos que se construyen en soledad. Otros en colectividad. Hay enigmas en cada etapa del camino, esfinges con (más)caras de perro, que nos interrogan con palabras que no pueden ser escritas. Sospechas de la felicidad ajena y ahora, al mirar detrás (o adelante), la sientes tan presente como la tristeza.

 

 


 

EL SILENCIO DE LOS PERROS

I

 (una noche de cacería)

 

 

 

LO peor no era los perros ni que todos estuvieran famélicos.

Lo peor era sus miradas barcinas, que como dentelladas, se agazapaban en la noche. Lo peor era ese temor al colapso que sin embargo ya había sucedido. El paisaje devastado: los árboles en el atlas del cielo. El vigor insomne de las hormigas frente a la ausencia de pájaros. Lo peor era la soledad acompañada. Como ciegos envidiosos de la luz apostábamos los oídos en la oscuridad como quien espera fosfenos extraordinarios pero allí solo existía la convicción dentada de los lobos: el hambre y su dominio. Aunque sus lenguas estaban atadas a las estacas del mal, lo peor era el aullido silente de los perros.

 

 


 

II

SIN FLORES NI SOMBRAS

(al día siguiente de la cacería)

 

 

 

AL alba la claridad revela flores espurias: flores sombrías, flores cenicientas, flores mustias, y no nos sirven de señuelo. Acaso un cimbel de pato nos sirva para comer carne un día, pero hemos de acostumbrarnos a pastar como los corderos. ¿Quién ha visto un cordero carnívoro? Llevábamos el valor del viento en la cara, el peligro del agua en la mar, el escalofrío del esclavo que intuye la paciente espera del hoyo. Hemos llegado al mal de la montaña, porque el miedo como los abismos es vertical; no hay mayor mal que aquel que se oculta en la transparencia. Entonces le digo: - «el mal es deseo de justicia, el bien es fruto que fenece. Ambos trabados en lo idéntico».

 


 

TENHO QUALQUER COISA DE CÃO

 

 

 

COMO un perro tibio de ensenadas, tengo la visión borrosa.

Entre sombras atisbo amaneceres sin sol ni luna. A veces camino con las manos y utilizo la cuatro patas para morder el tiempo. ¡Ah si pudiera decir lo que han visto mis ojos insomnes! Un ojo es todo un cuerpo, una boca es agujero negro, siempre hambriento. Hambre y distancia en el Lar Abierto. Hacerse el perro, ¿significa ratificarse como sombra o ladrar a la Ausencia?

- ¿Estás ahí, lector dormido encima de tu ubicación digital? No. Sí.

Estás ahí mientras los perros del laberinto, como Argos, huelen el olor fétido del amo. Sólo una autopista (fantasma) impide a la jauría cruzar hacia el otro lado, donde yo, perro obeso (y faldero), me escondo entre flores (olvidadas /vertebradas)…

 

 

7-7-24

 


 

CANCIÓN DE LOS PERROS PASTORES

 

 

NOSOTROS

somos los que fijamos los límites del rebaño,

los que marcamos con orines

el territorio del laboratorio / laberinto

bajo la luz eléctrica del conocimiento.

Hacemos el día igual a la noche

y la noche igual a todos los días

en los que comes pienso animal,

cosecha transgénica de cruces.

Aquí hoy sólo crecen despojos

cebados de ciencia,

tan tácitos de defunciones

que es inútil maquillar el disfraz

de cíclope eficiente.

Cuando la tarde

conjura a las ovejas

a guarecerse de la noche

sorbiendo el escombro de la sangre,

ellas se obstinan, cautivas

de un ayer propicio,

en un (des)orden insomne,

bocetos ya de carne

de cuero envejecido

en las manos urgentes

del carnicero/ del jifero.



 Santiago Aguaded Landero. Cave Hominem. Ed. ACSAL, 2024

sábado, 7 de junio de 2025

TRENO POR UN PERRO MUERTO EN LA CARRETERA

 

SE PUDRE en medio de la carretera un símbolo.

¿Quién se disputa los signos que abandonan su costra: el asfalto, los cuervos o los insectos? La vida alimentándose de otra vida-muerta ¿Dónde la fosa para enterrar las flores de la rabia y del miedo? Tal vez no te dignes abrir las verjas de hierro y el sol impregne tus ojos ciegos de ese enjambre de huesos, mercancía rancia de poetas y bóxeres.

 

 

 

 

«ciegos, con los vestidos desgarrados,

 devorados por los rayos del sol

y un enjambre de insectos»

UN PERRO ANDALUZ


Santiago Aguaded Landero. Cave Hominem. Ed. ACSAL, 2024