documentos de pensamiento radical

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lunes, 30 de noviembre de 2020

LA BESTIA

 





“Qué nombre darle al que aquí acude, al que es igual 

   y no es igual a quién.”                    

José Ángel Valente

                       

Sucede, una ventana sucede,

un espejo en la estancia sucede,

un rostro que elude una mirada:

se enfrenta a la bestia, no quiere ver.

 

La luz inefable de unos ojos.

Una estancia permanece,

un error hiere la memoria.

Un hombre llora quedo

incapaz de encajar la imagen,

la suya, la de ella.

 

Un hombre equivocado arrastra un secreto.

Le persigue un aroma irrepetible -llave eterna

y perfume de la puerta del éxtasis-

ahuyentado por el miedo a morir de amor.

 

Un bálsamo imposible, un tiempo pasado,

conjunción estelar. Un saber

que no volverá aquella ventana,

aquel espejo, aquel amor, aquel espejo.

 

Un hombre huye ante el reflejo,

encuentra una imagen, una herida

que no puede, que no quiere ver,

un hombre se ve solo ante el espejo,

Un hombre decrecido. Una enorme sed.

 

 

 Teresa Ramos. Cierta belleza. 2020

 Si te interesa el libro escribe a: 

https://www.facebook.com/TeresaRamosRabasa/

 

domingo, 29 de noviembre de 2020

ALL INCLUSIVE




Fue bonito mientras duró,

fue cojonudo vivir como ricos,

pisar a fondo el acelerador,

comer carne tres veces al día,

llenar la piscina, gastar a todo trapo

y echarle la mierda al vecino

por encima del muro,

 

pero sabíamos que esto no podía durar,

así que ahora que se está acabando

la fiesta en la que nos habíamos colado,

es mejor disimular

y ver con qué se puede aún arramblar

mientras suene la música,

no protestar

porque sabemos que no teníamos ningún derecho

a dejar a nuestros hijos y nietos sin futuro,

y porque a las puertas de la discoteca,

aunque todo está a punto de chapar,

hay mucha gente que aún pretende entrar,

porque el paraíso de neón, aire acondicionado,

vueltos baratos, cruceros todo incluido

y palmeras de cartón

siempre tuvieron su reverso tenebroso

un poco más allá de los resorts,

donde la fiesta siempre fue tragedia

y de nada valen nuestras pulseras amarillas.

 

Se acaba la fiesta, apenas quedan canapés,

el cazo de la sangría toca fondo, se fundió el hielo,

los músicos se retiran, la temperatura sube,

el diesel escasea, la mina cierra, los despidos aumentan,

el asfalto de las autopistas se llena de maleza,

la discoteca se encoge, los que quieren entrar

se encuentran, perplejos, con los que van siendo expulsados,

mal asunto, broncas, peleas, tiros, sangre,

 

no hay sitio para todos,

y lo que es peor,

no hay nadie dispuesto a soñar con un bosque

donde quepamos todos.


 Antonio Orihuela. Todos atrapados en la misma trampa. Ed.Garum, 2020

sábado, 28 de noviembre de 2020

CUANDO EL VIRUS ES LA REALIDAD



 

 

Los telediarios anunciaban que ese día (18 de mayo) las “redes sociales” habían decidido poner punto y final a la costumbre del aplauso de las 8 de la tarde con una ovación especial. Dos días después ni un solo vecino se asoma a la ventana.

 

Jose A. Miranda. Pandemia y relaciones sociales

 

 

 

 

Ministerio de la Verdad,

neolengua, doble pensar,

policía del pensamiento,

cámaras y drones por todos los rincones,

micrófonos y algoritmos

que te espían en internet.

 

¿Los aplausos de las ocho

no serán los dos minutos de odio?

 

No es el coronavirus,

son ellos los que están dentro de mí.

 

 

Antonio Orihuela. Todos atrapados en la misma trampa. Ed. Garum, 2020

viernes, 27 de noviembre de 2020

¡VIVAN LAS CAENAS!



 

La presentadora de televisión reprocha la falta de democracia

y libertades del comunismo, y lee, indignada,

cómo el gobierno chino censura la información sobre la huelga,

y a cambio, solo emite unas pocas imágenes de los descontrolados

arramblando con el mobiliario urbano

que los antidisturbios neutralizan con diligencia

y sin demasiada violencia, porque vete a saber si

los revoltosos no son también antidisturbios disfrazados de antisistema

que actúan en la farsa para demostrar lo mala que son las huelgas

y lo inconveniente de las manifestaciones ciudadanas.

 

A continuación, la presentadora, lee,

muy seria y con mano temblorosa,

los nombres de las 44 mujeres asesinadas este año,

víctimas mortales de la violencia machista, mientras,

con la otra mano, hace una bola que tira a la papelera

con la noticia de que, también este año,

siete mil personas han fallecido en España

víctimas de la pobreza energética.

 

-Uno se pregunta qué lista leería la presentadora

si el informativo lo pagaran los 44 asesinos de mujeres

y no el lobby de las eléctricas-

 

Salimos a la plaza y guardamos un minuto de silencio,

pues así lo dicta la ordenanza, por las asesinadas.

 

Salimos de la conciencia,

pues también así lo dicta el sistema,

y guardamos ochenta años de silencio

por los desaparecidos, por los desahuciados,

por los que se irán a la cama sin cenar,

por los que hoy morirán hoy de frío.



Antonio Orihuela. Todos atrapados en la misma trampa. Ed. Garum, 2020

Grafiti de Ill 

jueves, 26 de noviembre de 2020

LA INVASIÓN

 



 

para Fruela Fernández

 

La ultraderecha española

siguen metiendo miedo con los inmigrantes,

pidiendo expulsiones, verjas y palos,

 

pero la invasión no viene en patera

viene en limusina, en avión y en trasatlántico,

 

y esa España, con la que a ellos se le llena la boca,

no sabe cómo vomitarlos.

 

Han comprado medio país,

reformado a su gusto pueblos y ciudades,

construido urbanizaciones exclusivas

en zonas no urbanizables, vegas, riberas

y primeras líneas de playa

con la complicidad y la ayuda

de quienes claman

contra los que se ahogan en el Mediterráneo.

 

Los que se aprovechan de nuestro sistema de salud

no son los inmigrantes, son ciudadanos europeos,

alemanes, británicos y noruegos,

que vienen a hacer turismo sanitario.

 

Los que nos expulsan hacia la periferia,

encarecen los alquileres y hacen invivible

el centro de las ciudades no son los subsaharianos

sino los ciudadanos europeos que vienen

a montárselo de botellón en vuelos chárter

todos los fines de semana.

 

La culpa de nuestros sueldos de miseria

no la tiene la competencia que nos hacen los de fuera

sino los niveles de explotación

que somos capaces de soportar

de los nuevos negreros de la patronal.

 

La culpa de los desahucios

no la tienen los inmigrantes

sino los fondos buitre

alimentados por inversores extranjeros

que así reparten beneficios

y se preparan una tranquila jubilación

especulando con tu casa, tu impotencia y tu dolor.

 

Los valores y la cultura

no están peligrando por culpa de los inmigrantes

sino por parte de los residentes europeos

que están cambiando nuestro estilo de vida,

que jamás se integrarán en nuestra cultura,

nuestra idiosincrasia y nuestras fiestas populares

y que se niegan a aprender una sola palabra de nuestro idioma,

mientras nosotros tenemos que pagar por hacer cursos

para aprender el suyo y poder trabajar en la hostelería.

 

A fecha de hoy, los alarmistas de la invasión,

los reyes de la xenofobia y los abanderados

de la pureza racial y el miedo, tienen a su favor

un millón de marroquíes, medio de rumanos y latinos,

y doscientos mil chinos, en total no más de cinco millones

de migrantes.

 

En su contra, los ochenta millones de los que no dicen nada,

pero que están destruyendo la identidad de nuestras ciudades,

convirtiéndolas en parques temáticos,

empobreciendo a los que viven en ellas

y generalizando el trabajo esclavo en el sector servicios.

 

Ochenta millones de termitas devoradoras

de recursos escasos, agua y energía.

 

Ochenta millones de termitas contaminadoras

y generadoras de toneladas de residuos

sin aportar gran cosa al tejido social de las ciudades.

 

Ochenta millones que dejarán beneficios

mientras se puedan seguir externalizando los costes, sí,

pero beneficios que se quedan en muy pocas manos,

 

las de aquellos que agitan en la frontera

banderas de España contra los inmigrantes.


Antonio Orihuela. Todos atrapados en la misma trampa. Ed. Garum, 2020

miércoles, 25 de noviembre de 2020

COIMBRA

 



 

El único lugar de Portugal donde aún suena

Grândola, Vila Morena

es en Beco da Carqueija.

 

Hace cuarenta y cinco años de aquel 25 de abril,

suficientes para que el fascismo

se haya comido todos los claveles.



Antonio Orihuela. Todos atrapados en la misma trampa. Ed. Garum, 2020

martes, 24 de noviembre de 2020

ENERGÍA OSCURA

 



 

La tabernera Siduri diciéndole a Enkidú que se olvide de todo

y disfrute de los placeres de la vida

porque no otra cosa significa ser mortal.

 

Gilgamesh viendo cómo la planta de la eterna juventud

que crece en el fondo del Mar de la Muerte

es devorada por la serpiente del sueño y el tiempo

sin que él pueda hacer nada.

 

Edith convirtiéndose en sal común en nombre del patriarcado.

 

Plinio subiendo al Vesubio en plena erupción

para observar el fenómeno de cerca.

 

Fernando de Aragón comiendo escarabajos verdes

para que Germana de Foix no notara

que la acababan de casar con un viejo.

 

Jean Baptiste Lully marcando el compás con una barra de hierro.

 

Francis Bacon enterrando un pollo en la nieve

para comprobar si el frío es un buen conservante para los alimentos.

 

P. B. Shelley dejando a medias su poema

The triumph of life

porque hace un hermoso día de verano

para navegar a vela.

 

Alfred Jarry pidiendo, como último deseo, un mondadientes.

 

La superiora de las Siervas Adoratrices del Santo Sacramento

tañendo las campanas cada vez que hay un mitin en la Casa del  Pueblo

para ahogar con ellas la voz de los oradores.

 

El Carbonerillo cantándole al Tumba de Triana:

la pena grande se llora y con el llanto se va,

lo malo es la pena grande que no se puede llorar.

 

Federico García Lorca aprobando toda la carrera de Derecho

en un solo año después de llevar ocho matriculado.

 

Francisco Maroto diciéndole a sus compañeros de trinchera

que es mejor perder la guerra, porque si la ganan

los fascistas serán entonces ellos.

 

Philippe Soupault esperando a nadie una hora que pasó hace mucho.

 

La boca azul de El Bizco Amate contraída más allá de la nada

y los ojos nublados de Tajaita el día después de la riada.

 

El niño de la escuela Cervantes de Montevideo que

asiendo la mano de Juan Ramón Jiménez le dice

“Señor, cuando yo muera, quiero ir al mismo cielo que usted”.

 

María Steiner enterándose, al llegar al aeropuerto de Mallorca,

de que le ha tocado una estancia de quince días gratis en la isla.

 

Manolita la Verde alumbrando, advirtiendo

y dañando para siempre

a los que iban a buscarla para el estreno de su carne.

 

Francis Picabia atravesando el siglo XX a cien por hora.

 

Tristan Tzara comentando, en la última entrevista que concedió,

que la única forma de crear es destruir todo lo que hay en ti.

 

Marcel Duchamp diciendo en su lecho de muerte:

He tenido suerte, una suerte estupenda,

nunca he pasado un día sin comer y no he sido rico.

 

Pierre de Massot soltando las riendas del caballo,

quitándose la nieve de la melancolía de su vieja chaqueta

y hundiéndose donde todos los sueños se hunden

mientras los jóvenes buscan la abierta claridad de la playa en París.

 

D.A. Levy  vendiendo por un dólar

su Oráculo de correo basura budista de tercera clase

y sucumbiendo bajo el peso de su sombrero

con un rifle calibre veintidós.

 

Miguel Pantalón diciendo que el cante es un bulto de colores sin ojos

y sin manos y sin ná, pero vivo, grandísimo,

y que él, cuando canta, está en el bulto,

está leyendo quince libros sin saber leer,

está acostao con cuatro o cinco mujeres,

ve los muertos, lo ve tó porque está en el bulto.

 

Antonio Mairena confesando lo que le hubiera gustado

ir un año al carnaval de Cádiz vestido de fallera

con su peineta y tó.

 

Paul Auster recobrando la traducción

de la Crónica de los indios Guayaquis de Pierre Clastres

que había perdido veintidós años antes.

 

Robert Smithson trazando un mapa donde explica

cómo llegar a ninguna parte.

 

Saburo Murakami realizando por última vez su performance Exit

en la que atraviesa un cuadro con su cuerpo.

 

Manuel Alcántara cerrando la otra mitad del tiempo que le faltaba.

 

La Ministra de Igualdad pidiendo que las políticas de género

contemplen la paridad en los cargos directivos

como si eso no hiciera sino reforzar la opresión y la explotación.

 

María Galindo afirmando que, como maricona,

sueño con un mundo sin ejércitos y no con maricones en el Ejército.

 

El papa Francisco preguntando a la multitud congregada

en la Piazza della Chiesa de Lampedusa:

¿quién ha llorado?

 

Tiago Gomes extrañándose al comprobar

que las rúas de Lisboa son también las arrugas de sus manos.

 

Miguel Ángel Pozo escribiendo en la nada

la lluvia sordamente.

 

Todos, todos tan reales como la pella de barro que

arrojada a un charco, interrumpe el claro espejo de la realidad

abriéndose a la verdadera verdad que está detrás

y a su vez, se diluye y se enajena, en círculos crecientes

mientras cae hacia una eternidad sin orillas.

 


Antonio Orihuela. Todos atrapados en la misma trampa. Ed. Garum, 2020

lunes, 23 de noviembre de 2020

EN TIEMPOS SOMBRÍOS





 

para Enrique Falcón

Qué puede el poema que se recita

a diez metros de un desahucio,

a cien de una comisaría,

a mil del Estado de Bienestar,

a diez mil de la clase media,

a cien mil de un poeta domesticado

en versos absurdos verditonales

a la altura de los sofocos de un adolescente,

a un millón de kilómetros de los oídos del amo.

 

¿Nos protegerá del frío,

caldeará la casa,

servirá como sustituto del pan?

 

¿Nada ha de resolver la poesía?

 

Ella me consoló contra el espanto,

ella me orientó entre el humo y la niebla,

ella me acompañó por todas las estaciones,

ella me sanó el corazón,

ella ha sido mano sobre mi mano,

ella me guió por las ciudades,

por la transparencia de los cuerpos,

por el asombro de la luz.

 

Ella me habló en el sonido de la lluvia,

en el latido del corazón,

en el color de los corales encendidos.

 

La he visto hormiga y caimán,

grano y cuchillo escondido,

voz sombría del sueño amargo,

miguita de pan del bosque sin veredas,

sueño y nube, tumba y sutura,

musgo y cemento, almendro y pájaro,

baile de la compasión universal,

despertar insomne,

derramamiento de sangre

y constitución del Estado.

 

La he visto desaparecer del mundo

caminando hacia atrás sigilosamente,

está a diez decímetros del centinela de Occidente,

está a diez centímetros de la economía política,

está a diez milímetros del nuevo comienzo del mundo,

está a diez micrómetros de los vínculos,

está a diez nanómetros del amor.


  

Antonio Orihuela. Todos atrapados en la misma trampa. Ed. Garum, 2020

Fotografía de Carmen Lourdes Fdez. de Soto.

domingo, 22 de noviembre de 2020

EL ECO DE MUCHOS PASOS

 



 

 

per al meu germà David Castillo

 

Ellos iban al frente porque así lo decía la caja de reclutas

o el padre en la cárcel, o la familia hambrienta,

pero nosotros nos lanzábamos a la muerte

porque llevábamos un mundo nuevo en nuestros corazones.

 

Ellos tenían aviones,

nosotros alpargatas.

 

Ellos tenían ametralladoras,

nosotros trabucos de la guerra de la Independencia.

 

Nuestra lucha era a todo o nada,

pero la de los ellos era peor

porque ganaron para devolverles el poder

a los que lo han tenido siempre.

 

En el fondo me alegro de haber perdido la guerra,

si hubiéramos ganado

nos hubiéramos vuelto tan fachas como ellos.

 

Tampoco la ganó Franco,

se la ganaron los comunistas,

si no llega a ser por ellos

no hubiera aguantado en el poder tantos años.

 

Franco decía que su mejor obra había sido la clase media,

y como una sociedad yonqui del consumo

lo único que quiere es abrazar al enemigo,

nunca más nos volveremos a liar a tiros

mientras se pueda consumir.

 

Ya no quedan ideales.

 

Algún ideal sí hay,

la gente aún está dispuesta a morir

por salvar el cáncer del capitalismo que nos está matando.

 

También saltando desde el balcón a la piscina del hotel.

 

Alto ideal es ese, sí.


 Antonio Orihuela. Todos atrapados en la misma trampa. Ed. Garum, 2020