documentos de pensamiento radical

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lunes, 17 de marzo de 2025

Vivo debajo de un BíanBí.


 

 
Vivo debajo de un BíanBí.Por la mañana, al medio día y en la noche,me vigilan caras blancas y
ojos claros,desde lo alto de una terraza con sombrilla que busca un sol que no acaba de salir.
Me miran con la curiosidad con que se mira un pez en la pecera de una tienda.Observan los
raros colores de mis rasgos,las extrañas plantas de mi patio envejecido,con restos de
cemento de la obra que un día quiso ser.Se esfuerzan por comprender las raras palabras que
salen de mi boca.Prueban primero con su lengua materna, luego en inglés,para, en un último
intento, margullar un español ajeno a cualquier acento conocido en este u otro lugar.Lo
intentan. Quieren hablarme para entender cómo alguien como yo, comparte casa con
ellos.Nadie les dijo que, en mi isla, las vistas al mar eran un privilegio de todas las ventanas.Ni
mucho menos que la casita rural,habitaba un barrio sin pintar y justo al lado de un bar lleno de
borrachos, pero locales,sin un visado alemán.Me miran, nos miran perplejas.No entienden
nuestro horario sin empleos.Nuestros empleos sin vida. Servicio fiel y obediente,camarera
complaciente alimentada con sobras,aún ciega fe en la derrota,poniendo cuerpo y cultura a los
pies de su hedonismo,su prometido exotismo, su sí señor ahora mismo,decorado en su postal.

 

 

José Miguel Martín Muñoz.

Rebereques para un sueño que se olvidó de dormir. Ed. Zambra, 2024

 

viernes, 14 de marzo de 2025

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Cansado de postureo,
tanta foto y corta historia,
tan pequeña la memoria
y tan largo el triste ego,
que apesadumbrado veo
cada vez que aquí me asomo
que es caperucita el lobo
y el lobo hace tiempo oveja,
que al balar ya no refleja
ni media verdad en su lloro.

 

José Miguel Martín Muñoz.

Rebereques para un sueño que se olvidó de dormir. Ed. Zambra, 2024

jueves, 13 de marzo de 2025

LA VIDA SE QUEDA CORTA



La vida no nos basta, se queda corta.
Es por eso que escribimos,
para inventarnos una mejor
o al menos una,
que merezca ser mentida.

 

José Miguel Martín Muñoz.  

Rebereques para un sueño que se olvidó de dormir. 

Ed. Zambra, 2024

miércoles, 12 de marzo de 2025

Fotos de ayer

 

 



 

El banco de la plaza del Llano a las tres de la mañana.
La naranja aún verde que cayó del árbol
en la finca de Las Candias.
El adoquín bañado en vela en que resbalé,
y tu risa al instante después.
El retraso interminable, cuando el móvil no existía
para la excusa avisada con tiempo.
La mordida desesperada al foskito en papelera
y el hambre en mi boca sin dinero ante el olvido.
La puerta puesta adrede y entreabierta
que finalmente se cerró errándonos la salida.
La noche de domingo en romería,
que acababa con las ganas de quedarnos para siempre
agarradas al suelo meado que olía a la pura vida.
La mañana del lunes de después, olvidando
que agarrarnos a la vida olía a pura meada.
El martes siguiente soñando
de nuevo con romería.
La calle y el patio y la iglesia del colegio nevada
y las bolas de puro hielo estallando en mi cara aruñada.
La pelota en los pies como zapatos para andar
y ser con otras que eran tan yo
que al irse me fui con ellas.
El camino a La Luz en un Renault cinco que aún huelo
con aroma de pino viejo y un bolero en el casete.
La guitarra ronca, bajita, en el fondo en un cuarto
y el llamado de mi abuela en el revés.
Las monedas que se escondían en los libros de casa
para no ser cambiadas por dos panes y un café.
Las cien pesetas de mi tío Juan Carlos al salir de misa.
Los libros viejos, gastados, usados por otras antes
que no llegaban nunca a tiempo en una clase clasista.
La lección de mis viejos que al vivir, se comieron el hoy
sin esperar al mañana.
Los rizos de mi hermano que al saltar, rompían en risa
a los pies de la litera de mi cama.
La fuente en que nos tiramos
para más nunca crecer.



José Miguel Martín Muñoz.

Rebereques para un sueño que se olvidó de dormir. Ed. Zambra, 2024

domingo, 9 de marzo de 2025

Corrala

 



 

Se hizo mugido

 grazna la res

ajar de ubre

agriar de tripa

 se quiebra la yunta

el ara del sacrificio

la hiedra cubre la cuadra

a lomos y cuclillas

cada cual coloca el peso de la mies

al zagal se le cosen las rodillas

en las plazas subasta de sal

la herradura con fuego entra

el ramal va corto

y

aprieta

las témporas marcan grises

del surco al ensamblaje

hatillos de corteza

y

monda

 plazos para el cobijo de la intemperie

ladrillos de luna

vínculos del éxodo

cuentas de rosario y alfiler

patio de cintas y geranios

horario de mármol

corrala de corderos

pastor de lobos

vereda de gorrión y miga

taladro neumático

cartillas de nudos

de

un taquígrafo sordo

ojalases guardados en paños de plomo

tristura parpadeo fluorescente

caramba cera terrazo

caravista bandera pinza tiende

cansancio rédito deuda subsistencia

delantal guatine hule azul bergara franela

celda de descanso para mulas

madrigueras en línea

avisperos del hambre.

 

 

 Andrés Izu. Ra (d)ial. La imprenta. 2024

 

            

 

 

sábado, 8 de marzo de 2025

Aquellos maravillosos años

 



 

Todos y todas teníamos los mismos padres,
las mismas madres,
sujetaba la puerta del hogar la placa del ministerio de la vivienda,
no habíamos nacido cuando estaba esa mierda,
somos hijos e hijas de otra mierda,
el olor a ducados,
la nevera del domingo,
la corona y el águila,
el calendario de transportes,
la televisión privada,
la síntesis,
la paga,
pupila dilatada,
formación profesional,
las becas

la era virtual.

                                                                                                 

 

 

Teníamos el mismo padre,
el del tajo partido,
el del sofá intocable,

radio
y
quiniela,

tómbola

faria.



 

 

Teníamos la misma madre,
la que nombraba el hogar,
la que zurcía,
talón,
rodillera/codera/escalera/espalda/portal

perfume 
de 
amoniaco 

lejía,

media 
de 
nylon 

sagrada familia.

 

 

Todos

 y

todas

 teníamos la misma madre,
la del luto interminable,
la de la crianza,
la que separaba las hostias
y
remendaba el calcetín.

 

 

Todos

 y

todas

teníamos el mismo padre,
el que traía el pan 

los
dos huevos
a
la
mesa.

 

 

 

 

 

  Andrés Izu. Ra (d)ial. La imprenta. 2024

viernes, 7 de marzo de 2025

En el laberinto

 

 


 

"No tengo miedo a la altura,

tengo miedo a caerme"

 

Travis, personaje protagonista

de la película Paris,Texas(1984).

Wim Wenders.


      

A cada cual le escogen un camino,

un ir,

Travis cruzando el desierto,

las lágrimas a través de la mirilla de un peep-show,

todos los hijos de Babilonia,

todas las diosas de la madre Grecia,

todo Occidente es una fractura,

todo Sur un ahogado,

son  vísceras,

son carroña,

vendas para el  gran río de sangre.

 

Hubo un tiempo que las ballenas alumbraron Europa,

eso fue antes de la electricidad,

salvemos a las ballenas,

sálvese quien pueda,

unidades de salvamento,

ponerse a flote en el interior de una fosa común.

 

Qué pensaran los caballos cimarrones bailando en las praderas,

qué pensarán los ancianos Inuit de las nuevas casas que el gobierno les ha regalado,

qué pensarán las moscas  que llevo tres días sin subir las persianas.

 

Nada importa,

perder,

ganar,

toda esperanza es inútil,

la esperanza es Marx,

es Calvino,

el American way of life,

la lotería,

el ahorro,

creer que bajo la lombriz no se encuentra el anzuelo.

 

 

   Andrés Izu. Ra (d)ial. La imprenta. 2024