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Un hombre con cara de mono puede vivir en la Tierra dos millones de años y dejarla intacta.
Un hombre con cara de mono se establece perfectamente en el atasco simbólico,
sin medios de transmisión o acumulación cultural, sin arte, sin magia, sin fuego, sin perro,
con toscas herramientas de piedra, compartiendo la comida y cuidando de los ancianos y niños
en el campamento base, con la única poesía de la supervivencia del grupo.
No hay poema más largo ni más viejo;
lo canta la garganta del homínido,
lo han escrito las piedras y los huesos en los campamentos base de la Garganta de Olduvai.
¡Ay, Sapiens sapiens!
¿Dónde está tu campamento base?
Daniel Macías Díaz
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