No
hace mucho, unos amigos han querido recuperar
los archivos del antiguo Cuartel dela Guardia Civil de
Venta del Moro (Valencia)
los archivos del antiguo Cuartel de
para documentar la memoria histórica,
sin ánimo de nada, absolutamente de nada, recuperar la memoria.
sin ánimo de nada, absolutamente de nada, recuperar la memoria.
“A seis de Febrero de 1943, Eulogio Fuentes,
de cuarenta y tres años vecino de Venta del Moro,
ha sido abatido a las 18 horas por hacer caso omiso al Alto
e intentar sacar un arma a la pareja de la Guardia Civil
en el camino de labranza que une el citado municipio y la aldea de Casas del Rey,
y así lo hago constar en el correspondiente dictamen e informe del suceso
que será enviado a la autoridad superior competente.
Firmado: el Sargento titular de plaza
enla Casa Cuartel
Guardia Civil de Venta del Moro, Valencia.”
Un documento invisible, un oscura ciénaga.
Eulogio Fuentes recibe flores anónimas cada año desde 1943
en su cruz de hierro oxidada, en el mismo sitio donde le gritaron
¡Alto ala Guardia Civil ! varias
veces, muchas.
Eulogio Fuentes era un hombre pobre, que labró ese día desde el amanecer,
para poder llevar una miseria a la casa, para poder dar de comer a los suyos.
Solo eso.
Atardecía en los márgenes del pueblo, el sol escondía su presencia,
Eulogio, azada al hombro regresaba esforzándose en oír lo que en su andar,
el campo y lo agreste le regalaban, sabedor de su inminente sordera
que le iba azotando desde el final de la guerra.
Esa tarde, como en todos los regresos, Eulogio se centraba en el viento moviendo
la pinada, en sus pisadas de cine mudo, en el canto que apenas oía de los jilgueros,
cuando de pronto se giró al escuchar unas tímidas voces.
Al iniciar el último movimiento de su vida, el sol provocó un gran reflejo
de cuarenta y tres años vecino de Venta del Moro,
ha sido abatido a las 18 horas por hacer caso omiso al Alto
e intentar sacar un arma a la pareja de la Guardia Civil
en el camino de labranza que une el citado municipio y la aldea de Casas del Rey,
y así lo hago constar en el correspondiente dictamen e informe del suceso
que será enviado a la autoridad superior competente.
Firmado: el Sargento titular de plaza
en
Un documento invisible, un oscura ciénaga.
Eulogio Fuentes recibe flores anónimas cada año desde 1943
en su cruz de hierro oxidada, en el mismo sitio donde le gritaron
¡Alto a
Eulogio Fuentes era un hombre pobre, que labró ese día desde el amanecer,
para poder llevar una miseria a la casa, para poder dar de comer a los suyos.
Solo eso.
Atardecía en los márgenes del pueblo, el sol escondía su presencia,
Eulogio, azada al hombro regresaba esforzándose en oír lo que en su andar,
el campo y lo agreste le regalaban, sabedor de su inminente sordera
que le iba azotando desde el final de la guerra.
Esa tarde, como en todos los regresos, Eulogio se centraba en el viento moviendo
la pinada, en sus pisadas de cine mudo, en el canto que apenas oía de los jilgueros,
cuando de pronto se giró al escuchar unas tímidas voces.
Al iniciar el último movimiento de su vida, el sol provocó un gran reflejo
en
el astil de su azada, y creyendo que portaba un arma al hombro,
uno
de los guardias que ya se acercaba corriendo, desencajado,
le disparó un tiro que llevaba la muerte. Toda la muerte.
Y ahí se quedó, tirado, abatido, muerto, tirado en el margen del camino.
Nadie sabe si Eulogio tuvo una sepultura digna, nadie quiere saberlo.
Y no hace mucho unos amigos han querido recuperar los archivos del antiguo
le disparó un tiro que llevaba la muerte. Toda la muerte.
Y ahí se quedó, tirado, abatido, muerto, tirado en el margen del camino.
Nadie sabe si Eulogio tuvo una sepultura digna, nadie quiere saberlo.
Y no hace mucho unos amigos han querido recuperar los archivos del antiguo
Cuartel
de la Guardia Civil
de Venta del Moro, para documentar la memoria histórica,
sin ánimo de nada, absolutamente de nada, recuperar la memoria, sin pensar en Eulogio Fuentes,
sin ánimo de nada, absolutamente de nada, recuperar la memoria, sin pensar en Eulogio Fuentes,
ni
en su muerte, ni en su azada, y allí en la Comandancia , un
suboficial administrativo les han dicho:
"No hay constancia señores, seguramente hará mucho tiempo
"No hay constancia señores, seguramente hará mucho tiempo
que los habrán tirado, seguro, seguro que
los habrán tirado,
no pierdan el tiempo, que eso suele ocurrir, los
habrán tirado."
Un disparo, tirado, un
certero tiro.
Javier García Moreno. Homorragias. Ed. Babilonia, 2012.
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