JMJ VERSUS EMERGENCIA EN EL CUERNO DE ÁFRICA
Emergencia nutricional en el Cuerno de áfrica (8/7/2011): Más de 2 millones y medio de niños sufren desnutrición y necesitan con urgencia acciones vitales para sobrevivir a la sequía.
JMJ Madrid, (16-21/08/2011) "el hecho es que dos millones de jóvenes han acudido a Madrid a rezar con el Papa, a confesar públicamente su fe en Cristo, a estrechar sus vínculos de comunión con el Sucesor de Pedro, con los pastores de la Iglesia (éramos 970 obispos y más de 14 mil sacerdotes) y con una muchedumbre inmensa de jóvenes de todo el mundo" (Monseñor Juan José Asenjo).
Un ser blanco y redentor
se acomoda en el centro de España
adorado por miles de almas
un poco resacosas pero deseando
sentirse los elegidos.
Cantan y gritan
por las infinitas calles que pasean.
Llorarán, incluso, por la fortuna de
casi tocar el cielo, algún segundo.
No sienten los 35 grados, no importan.
No importan los más de 40 que
en el Cuerno de África resecan
cadáveres oscuros, pidiendo manos
que los ayuden a sobrevivir,
a la espera de poder alcanzar,
incluso un solo segundo,
un instante de aire que
los convierta en seres vivos.
Un ser blanco y redentor
arenga a las generosas almas.
¿Por qué los aviones cargados
de seres tan solidarios y preciados
se quedaron en Madrid, en España?
QUÉ FÁCIL
Qué fácil parir
palabras de dolor
desde el sofá naranja
de mi salón.
Qué fácil la rabia,
la sangre de los otros
desde esta ventana
a un jardín sin rejas.
Qué fácil sentir,
llorar, sufrir por la sombra
que a otros cubre,
por la sangre
que a otros baña.
Por la muerte y el dolor de los otros
qué fáciles las palabras.
Montserrat Villar González. Tierra con nosotros. Ed. Seleer, 2013
Este último poema (Qué fácil), debería hacernos reflexionar a más de uno: ¡Se escribe tántas cosas bellas desde placidez de un sofás...!
ResponderEliminarA veces hay que arriesgarse a decirlo, Monserrat, hay tanta chusma en el mundo.
Un saludo.
... y, sin embargo,
ResponderEliminarcuanto dolor es necesario para parir palabras desde el sofá naranja
y aguantar la vida y no estar muerto
por la mañana
y no saltar
por la ventana.