El hombre poderoso tenía
todo cuanto necesitaba y aún más.
Las mejores casas, los mejores coches,
pero quería correr más que nadie
trepar más que nadie,
así que decidió fabricar bombas de racimo.
Con las piernas que amputaba
pensaba lograrlo.
Begoña Abad de la Parte. Palabras de amor para esta guerra. Ed. Baile del Sol, 2013
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