En un vaso de vino,
en carreteras perdidas,
en miradas desconocidas,
en callejones de Toledo.
En los libros, en los sueños,
en el gol del último minuto,
en las madres, en los pobres,
en los humildes que se visten de colores
y no de luto, y en los libres.
En las sonrisas del bar,
en las lágrimas de alegría,
en los besos con amor,
en las hojas de los árboles.
Lógicamente, en los atardeceres,
en los orgasmos,
en los abrazos
y en todos los arco iris.
Pero también en las putas,
en los ladrones de bancos,
en los que dieron su vida
y en los que pierden siempre.
Nunca en la vanidad,
en los detentadores de poder
ni en los que no comparten.
En cualquier nacimiento, sí,
pero nunca en la muerte.
No es dios, es la belleza
la que está en todas partes.
Carlos Ávila. No todas las cabras están locas. Ed. Endymión, 2009
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