LA BELLEZA DE LA HUELGA GENERAL
Con independencia de todos los valores ético-políticos que pueda tener una huelga en una situación determinada, en ella hay algo valioso en cuanto tal, más allá de las circunstancias concretas que la enmarcan: su carácter de interrupción del curso maquinal de las cosas.
Es un corte potencialmente capaz de romper el desastre hacia el que se encamina el mundo. En el universo del tardocapitalismo, lo maquinal es el principio de muerte, y tenemos que saludar la discontinuidad como una afirmación de vida.
Frente a la dictadura del “tiempo real”, la demora.
Frente a la brutal coacción de lo inmediato, la articulada delicadeza de las mediaciones.
Frente al abaratamiento de la palabra (condicionado por las mejoras técnicas en el campo de las telecomunicaciones), el valor de la reticencia y el silencio.
Frente a la falsa autoridad de la imagen, la dignidad del hueco.
Frente a la tiranía del trabajo muerto, frente a la demagogia de la normalidad, la restallante belleza de la huelga general.
*
SOÑAR LO SUFICIENTE PARA PENETRAR LA REALIDAD
Nada de lo que haya acontecido ha de darse por perdido para la historia
Walter Benjamin
(Tesis de filosofía de la historia, tesis 3)
¿Mas quién puede creer que signifiquen algo
las probabilidades probables?
En enero del año cero dos supimos
que en cierta reserva natural de Kenia
una leona se apoderó de una cría de oryx
(“antílope que forma parte de la dieta
habitual de los grandes felinos”, precisa nuestra fuente)
y la cuidó afanosa durante quince días. .
Permitió a la madre antílope aproximarse
para amamantar al pequeño
“e incluso defendió al oryx de un leopardo”
señala nuestra fuente; que transmite también el luctuoso sucedido
del fin del pequeño oryx el pasado domingo
“devorado por un león mientras la leona dormía”.
La madre adoptiva del antílope
“dio diez vueltas en torno al león rugiendo rabiosa
y luego se alejó por la sabana”
a enterrar en qué lejanías azules su amargura.
Qué quieren que les diga:
es un acontecimiento de los que curvan el tiempo,
modifican la historia del mundo.
No importa que antes mil millones de leonas
en parecidas circunstancias devorasen al oryx,
no importa que cien mil millones vuelvan a hacerlo después en el futuro.
Hay una norma nueva:
una leona puede ser madre de un antílope
no en el registro simbólico, no en forma de parábola,
no como anhelo jadeante de lo otro,
sino como verdad: esa leona flexible, aquel pequeño antílope.
Todas las demás veces
en que los dientes carniceros trituraron los frágiles huesos de hierba
pasan a ser excepciones y confirman la nueva regla:
la enorme lengua rasposa acarició las delicadas carnes.
Hemos soñado lo suficiente, susurra el gran cascarrabias
Virgilio poeta Piñera, para penetrar la realidad.
El poema, al fin y a la postre, tenía razón
frente a aquel estragado incomprensible lancinante inverosímil mundo
donde los leones devoraban a los antílopes.
Hoy festejamos lo nuevo del mundo nuevo
que contra todas las probabilidades probables
no cesa un solo instante de nacer.
las probabilidades probables?
En enero del año cero dos supimos
que en cierta reserva natural de Kenia
una leona se apoderó de una cría de oryx
(“antílope que forma parte de la dieta
habitual de los grandes felinos”, precisa nuestra fuente)
y la cuidó afanosa durante quince días. .
Permitió a la madre antílope aproximarse
para amamantar al pequeño
“e incluso defendió al oryx de un leopardo”
señala nuestra fuente; que transmite también el luctuoso sucedido
del fin del pequeño oryx el pasado domingo
“devorado por un león mientras la leona dormía”.
La madre adoptiva del antílope
“dio diez vueltas en torno al león rugiendo rabiosa
y luego se alejó por la sabana”
a enterrar en qué lejanías azules su amargura.
Qué quieren que les diga:
es un acontecimiento de los que curvan el tiempo,
modifican la historia del mundo.
No importa que antes mil millones de leonas
en parecidas circunstancias devorasen al oryx,
no importa que cien mil millones vuelvan a hacerlo después en el futuro.
Hay una norma nueva:
una leona puede ser madre de un antílope
no en el registro simbólico, no en forma de parábola,
no como anhelo jadeante de lo otro,
sino como verdad: esa leona flexible, aquel pequeño antílope.
Todas las demás veces
en que los dientes carniceros trituraron los frágiles huesos de hierba
pasan a ser excepciones y confirman la nueva regla:
la enorme lengua rasposa acarició las delicadas carnes.
Hemos soñado lo suficiente, susurra el gran cascarrabias
Virgilio poeta Piñera, para penetrar la realidad.
El poema, al fin y a la postre, tenía razón
frente a aquel estragado incomprensible lancinante inverosímil mundo
donde los leones devoraban a los antílopes.
Hoy festejamos lo nuevo del mundo nuevo
que contra todas las probabilidades probables
no cesa un solo instante de nacer.
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La Bondad, La Verdad y la Belleza -claro que sí. Pero sin olvidarnos ni por un instante que llevan cinco mil años secuestradas por el Poder.
Jorge Riechamnn. Ahí es nada. Nuevos ensayos sobre el mundo y la poesía y el mundo. Ediciones El Gallo de Oro. Bilbao, 2013.
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