Pensad en los tickets de metro,
en la gente que dice “mal de muchos, consuelo de tontos”,
en el vuelo de las cucarachas, en su gravedad, en su sed.
Pensad en renovar el paro,
en hacienda, en los exámenes tipo test, en
a. las mascotas huidizas
b. los sueños que se pudren
c. los bonitos familiares enfermos
d. los preservativos que se rompen
e. el humo
Pensad en el tacto de las cáscaras de cacahuete,
-"cacahuesas" las llama mamá-
en los dentistas y demás médicos,
en el hambre o la vejez, en los ungüentos,
en las bombillas fundidas de las farolas en puntos clave de la calle.
Pensad en mercadotecnia, pastillas para la tos, incendios forestales, purpurina, sábanas bajeras, cuerpos de (in)seguridad, monturas de metal, pepino, radiadores, controles, tacones de aguja, pulpa en el zumo, cámaras de vigilancia, linimento, perros húmedos, miradas de desaprobación, relojes, gorros de látex en la piscina, papeleo, burocracia, tecnocracia -poder, en definitiva-, cajas de música, pañuelos de tela -todos, menos el de mi abuelo, escondido muy hondo en un bolsillo dentro de una chaqueta dentro de su féretro-, cloro, mosquitos, coches de cinco plazas y dos puertas, abrigos de piel, cortes con el papel, juntas de azulejos, escaparates, sequías, lepismas, semáforos… la noche, la noche de nuevo, llegando silenciosa.
Pensad en la gente que invierte en bolsa,
en las aceitunas sin hueso, en la calvicie,
en la sombra, que se escapa hacia mis labios.
Pensad y entenderéis por qué
lo único que quiero
es
LAMER
la piel herida por el rayo.
Sara Vega Prida. Arde. InLimbo Ed. 2021
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