documentos de pensamiento radical

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domingo, 18 de julio de 2021

DESAYUNOS LEÑEROS

 


 

     La conversación de la enigmática poeta dejó de piedra a Eladio Orta, pero sonrió gustosamente por dentro. Casualmente, estaba en medio de las dos poetas, en el hilo que las unía o separaba, mezcla de leche en paquete y café rancio de orden monástica. Había bajado temprano a desayunar y a esas horas los poetas duermen la resaca de las ferocidades nocturnas.

—¿A quién te has follado, guapa, para que tus poemas se hayan colado en antología tan prestigiosa?, le dijo la enigmática poeta a la ferocidad trabajada en clases particulares y talleres poéticos.   

Lo dijo sin miramientos, mirándola a la cara con su sonrisa casi angelical. Eladio Orta se sintió un intruso colado de rondón entre las llamas del fuego cruzado. Lo dijo sin miramientos, como golondrina que se posa en la cuerda del tendedero del patio a oler el perfume de las bragas desinfectadas con agua caliente. La poeta aludida cruzó el río Tormes en el vientre de una sonrisa sarcástica. El intruso se sintió tentado a largarse. Estuvo a punto de preguntarles sí preferían estar solas, pero calló. Tampoco le iban a hacer mucho caso, andaban enfrascadas en el lodo doliente de las cañerías poéticas.

— El amante de la editora es mi marido. Conque viajo en segunda clase.

— Pero con billete de primera, guapetona, le contestó la dulce poeta.

Fuerte empezaba el nuevo día. Los caminos de la poesía son inescrutables... Aunque algunos sugieran quedarse extasiados con el ir y venir del vuelo parsimonioso de los pedales de las bicicletas. Pero, para llegar a husmear el pedaleo de las bicicletas, antes hay que tomarse un potente candiel, por la mañana. También hay quienes tragan tripis a mogollón, pero eso no significa que vayan a llegar antes al desconsuelo. Acelerar la poesía no es recomendable, los versos acelerados pierden la esencia de la contemplación y ganan el estrés desangelado de las prisas capitalistas. Mala cosa la velocidad en poesía. Mala cosa y de mal gusto. Las recomendaciones en poesía por acercamientos de sexos, afinidades poéticas de grupos o por pura amistad terminan rozando el ridículo cuando el poema recomendado se queda solo ante el papel y sus desnudeces afloran cochambrosas. No hay polvo que tape el disparate de los poemas pudríos. Esto sigue mañana.


Eladio Orta. Los poetas cuando se emborrachan parecen una familia. Ed. Baile del Sol, 2021

 

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