Es muy peligroso pensar que hay cosas
que van mal y que a menudo te cruzas por la calle con gente desesperada,
descontenta, y lo que es peor resignada, aburrida: ESTÁTICA...No hombre (o
mujer), no, hay que moverse que si no uno se oxida.
Con ese espíritu y ese anhelo por escuchar nuevas propuestas, nuevos aires,
otras formas de entregarse a la humanidad (¿Qué es, sino esto, la difícil materia
de darse al escribir?) con las ganas de encontrarme con otras visiones distintas a
la mía; con ese espíritu, válgame redundar, es con el que me embarqué en mi
coche rumbo a Moguer.
Existe un futuro. Y la poesía no puede
quedarse muda, recreándose en el amor y la fiesta que todos los poetas creemos
llevar dentro. Con ese espíritu, vuelvo a repetir, mis pasos se dirigían hacia
Voces del Extremo. Edición número doce: Poesía & Anarquía.
La poesía es muy anárquica. Comienzas a escribir, a acotar el poema con tus
reglas, y luego el poema hace lo que le da la gana. Y esto no es malo, al
contrario. Imaginemos un mundo así; en el que cada uno supiera lo que tiene
que hacer y lo hiciese por el bien de la comunidad. Sí, resulta un tanto raro
pensar en qué haríamos sin guerras, sin hambre, sin codicia, sin bancos
centrales, sin usura, sin servicios de inteligencia... Quizás aún no estemos
preparados. Pero en ello, en la anarquía, hay un futuro. Ya se han expuesto
sociedades utópicas en muchos tratados literarios, aunque no sean
especialmente anárquicos (véase La ciudad del Sol, la Utopía de Tomás Moro,
etecé) y para entenderlas hay que partir de una base psicosocial distinta a la que
hemos aprendido, o nos han enseñado. Quiero pensar que alguna vez, en la
historia de nuestro mundo, existirá gente que no necesite ser regida por nadie, y
que a su vez esta gente no destruya, sino justo lo contrario. Tal vez ese esa el
superhombre del que nos hablaba Nietzsche.
En Moguer descubrí a una gente maravillosa, no solo los poetas, sino también
los ciudadanos de a pie de calle (Gracias a esa persona que, casi de día, me llevó
en coche al motel cuando creí percibir que ya no veía nada, gracias
dondequieraqueestés), decía que me encontré con gente muy abierta, personas
con mucho abrazo y conversación trascendental; personas de mucha poética,
maestros, diestros en las lides literarias, gente altruista, que se regala. Podría
empezar a enumerar, a exponer nombres y creo que voy a hacerlo. Aquí los
NOMBRES: Francisco Peralto, Ramón Ruiz, Pura López Cortés, Juan Antonio
Mora, Pedro Javier Martín Pedrós, Antonio R. Caballero, María Luisa Balda
Medarde, Diego Ropero Regidor, Hermelinda Tierra Dulce, Jorge Brunete,
Emili Sánchez, Begoña Abad, Matías Escalera, María Ruíz Faro, José Manuel
Alfaro, Martaerre Sobrecueva, Ferrán Fernández, Antonio R. Almanza, Luis
Antonio González Pérez, Antonio Crespo Massieu, Felipe Zapico Alonso, Eladio
Orta, POLIPOSEIDAS, Yolanda Ortiz, Alba García Alderete, Ángel Rodríguez,
Alicia García Núñez, Mada Alderete Vicent, Enrique Falcón, Diego Mesa, Ángel
González González, José Manuel Camacho, Rolland Higuita, Pedro Verdejo
Emilio Arnau, Iván Vergara, Carmen Herrera, Sergio R. Franco, Antonio
Martínez i Ferrer, Bernardo Santos Ramos, Miguel Ángel Curiel, Uberto Stabile,
Daniel Macías Díaz, Isabel Pérez Montalbán.
El encuentro comenzó a las veinte horas del 29 de julio, de 2010 y se
prolongaría hasta el día 31 en las instalaciones de la Fundación Zenobia y J. R.
Jiménez. Antonio Orihuela nos dio la claves del encuentro: Poesía & Anarquía.
Nos expuso que en la doceava edición no contábamos con ayudas
institucionales, nadie había querido mojarse, así que todo era verso libre, ya
sabes. Nos informó que entre los papeles y periódicos que Juan Ramón
guardaba, encontró un ejemplar de la CNT, y habló del centenario de la misma.
Luego se dio paso a la poesía: poesía de la conciencia, social, íntima, graciosa,
amorosa...
La tónica predominante fue: ambiente distendido, pensamiento profundo o
somero, según el momento, bromas, breves reseñas biográficas, calor, sed y
poesía. Ah, la poesía.
Me llamó mucho la atención, en la noche de la segunda jornada, la puesta en
escena del espectáculo Poliposeídas.: poesía panfletaria, consciente,
comprometida, visual, teatral, circense, con dos presentadores (Laura Gallego y
César Rosado) que lo hacían todo tan fluido...
Durante esos tres días le dimos duro a la poética, pero también hubo tiempo
para debates, playa e incluso intentamos arreglar el mundo, que no sé si ustedes
han notado algo, me lo digan si es así. Los versos fueron el hipercentro de todo.
Los versos. Cientos. Miles. Por todas partes. A viva voz, a muerta voz, a voz
lánguida, o entrecortada, fluida, mística, descomunal..., así hasta que el día 31
llegamos a la lectura de Uberto Stabile. Uberto Stabile era el último poeta de
Voces del Extremo que había sido galardonado con el mítico premio "Antzinako
Bihotz", que significa “Corazón Arcaico” y que se entrega en los encuentros.
Dicho premio se estableció en 2004 y no premia la técnica literaria o poética.
Lo que realmente premia es la pureza y la desnudez de espíritu, la belleza moral,
creativa y serena, "el estado poético" de la mente, el único estado que los
herederos de Juan Ramón se comprometen a defender y a mantener. El premio
consiste en la emoción de ganarlo, compartirlo, y además en portar con orgullo,
durante un año, una flamante casaca de oficial del extinto ejército tibetano.
Uberto nos informó de quién iba a ser el próximo galardonado con el
mencionado premio. Todos estábamos en el bombo, todos, pero el premio le
correspondió a Isabel Pérez Montalbán, que ahora luce merecidamente la casaca
tibetana de Voces del Extremo. Con este broche de oro y con la correspondiente
lectura poética a cargo de la poeta se zanjó el apartado de lecturas del
encuentro. Antonio Orihuela nos informó que debíamos seguir “encontrados” si
queríamos llegar hasta la Casa de las Retamas, de Eladio Orta, en campo de
Canela (Ayamonte). Allí nos esperaba la Fiesta de la Crecida, la última parte del
encuentro.
Así que nos encontramos a las afueras de Moguer, cada uno en su coche, y
comenzó la caravana. Tenían que haberlo visto ustedes. Ya había oscurecido. La
autovía estaba siendo invadida por un enorme gusano que se me perdía por el
espejo retrovisor. Ordenadamente íbamos zigzagueando por el asfalto,
adelantábamos, surcábamos las rotondas, atorábamos las vías de circulación y
finalmente llegamos a la casa de Eladio, que estaba situada en un paraje
privilegiado, en medio del campo y con el mar, la mar a unos pocos pasos de
distancia.
En aquel ambiente incomparable fuimos agasajados con los documentales “Tan
lejos de Dios: poesía mexicana en la frontera norte” de Uberto Stabile y “Punta
del Moral”, de Nacho Fernández. Tras la cena se presentó Senderos, la antología
poética de Antonio Martínez i Ferrer; escuchamos la canción de autor de Miguel
Ángel Naharro; la poesía indietrónica de Elisa Yorch y Niño Atún; las
memorables canciones del poeta colombiano Roland Higuita; y el espectáculo
flamenco-poético “El Anarkokante”, de José Caraoscura y el baile de Mhijea.
Acto seguido se abrió el micro a la Jam poética y recuerdo, recuerdo, que más o
menos en esos momentos mantuve una breve conversación con el anfitrión, con
Eladio Orta, en la que le felicitaba por la fiesta, por cedernos su casa, y le decía,
arropado en mi patética vida urbanita, que era una suerte vivir allí, rodeado de
mar y naturaleza. “Pero ya no es igual, mira”. Y hasta entonces no lo había visto.
Los monstruosos edificios turísticos nos pisaban los talones. El paisaje cambió por completo. Tal vez aquí cabría la palabra desolación. Mi visión cambió por
completo. Fijé mi mirada en los ojos de Eladio. Vidriosos...
La Fiesta de la Crecida duró hasta las tantas de la madrugada, ambientada con
poemas, conversaciones, abrazos de despedida, intercambio de información
postal, telefónica y electrónica y, finalmente, un reconfortante sueño para
después coger el coche y volver a la rutina diaria del día siguiente. El día
siguiente a Voces del Extremo.
Ángel González González. Voces del Extremo: poesía y anarquía. Extraído de la revista literaria En Sentido Figurado. Septiembre, 2010.
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