Llevaba falda de vuelo
aunque era yo el que volaba,
nada me hubiera gustado tanto en ese momento
como aterrizar entre sus muslos,
incluso más que un chocolate de coco.
Ha descruzado las piernas
y Sharon Stone se ha convertido
en actriz secundaria de mis fantasías húmedas.
Creo que se llama Laura,
si me vuelve la voz le pregunto.
Lo prometo.
Ernesto Pérez Vallejo. De Laura y otras mujeres. Béjar, 2011.
Y ahora que vengan los banqueros a robarnos eso... Menos mal que todavía nos queda deseos que son solo los nuestros.
ResponderEliminarPrecioso poema!
ResponderEliminarY Juan tiene razón, hay cosas que no se pueden robar...menos mal!
Mauh!