Qué suerte la de algunos, que tienen casa. Otras, en cambio, nos empeñamos en ser nómadas y vivir saltando de nube en nube, de sueño en sueño, colgadas de las estrellas, sin red ni nada; y claro, al final no hay tiritas suficientes para tantas caídas; pero tozudamente seguimos volando por entre los versos más dulces y las balas más sangrientas; sin seguro de vida, sin calor de establo, sin nada de nada; será por eso que pesamos tan poco y podemos levitar....
Por cierto, siento que ya no te guste mi blog y lo hayas eliminado de los enlaces, pequeño budita, no puedo contentar a todo el mundo.
Abrazos miles. (El programa que has colgado de Voces del Extremo no puede agrandarse y leerse, o yo, negada de la informática, no puedo). Más abrazos.
Qué suerte la de algunos, que tienen casa. Otras, en cambio, nos empeñamos en ser nómadas y vivir saltando de nube en nube, de sueño en sueño, colgadas de las estrellas, sin red ni nada; y claro, al final no hay tiritas suficientes para tantas caídas; pero tozudamente seguimos volando por entre los versos más dulces y las balas más sangrientas; sin seguro de vida, sin calor de establo, sin nada de nada; será por eso que pesamos tan poco y podemos levitar....
ResponderEliminarPor cierto, siento que ya no te guste mi blog y lo hayas eliminado de los enlaces, pequeño budita, no puedo contentar a todo el mundo.
Abrazos miles. (El programa que has colgado de Voces del Extremo no puede agrandarse y leerse, o yo, negada de la informática, no puedo). Más abrazos.