Aquí, oh Sariputra, todas las cosas tienen el carácter de vacío, no nacen ni mueren, no son impuras ni puras, no empeoran ni mejoran. Por lo tanto, oh Sariputra, en este completo vacío no hay objetos materiales, ni sensación, ni percepción, ni afectos y formaciones mentales, ni conciencia. No hay ojos, ni oídos, nariz, lengua, cuerpo, mente. No hay formas, ni sonidos, olores, sabores, texturas, objetos mentales. No hay sensaciones visuales, auditivas, olfativas, gustativas, táctiles, ni aprehensión o juicio.
Aquí no hay algo semejante a la ignorancia ni a la superación de la ignorancia, y por tanto no hay algo equivalente a la decadencia y la muerte, ni superación de la decadencia ni de la muerte; no hay sufrimiento, ni origen del sufrimiento, ni fin del sufrimiento, ni sendero para eliminarlo. Aquí no hay algo semejante a la sabiduría ni a los beneficios espirituales, puesto que no hay nada que se pueda lograr.
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