Vivir hoy para qué si te envuelve un negro infinito,
en esta noche de silencios muertos, si en tu mente de niña perdida, aún hay
colores no nacidos en tus ojos.
¿Cómo aflorar de la desesperanza y acoger el alba sin
dolor?
Seguirás
buscando para ser como la cigarra y dejar tu piel antigua en la tierra seca,
para vestirte de sigilo vivo y callarte, y callarme.
Vivir hoy para qué,
si te envuelve
esta noche lejana
que aún no entiendes
si no puedes huir
de esta ausencia
tan presente.
Ahonda un poco más
en lo profundo de este dolor,
como una semilla
en el desierto
abandonada.
Confíate
con las manos
abiertas
a no sé dónde.
MÁS ALLÁ DE LAS TELARAÑAS
Algunas veces no
puedes mirar, a veces miras y no ves nada,
otras
miras y ves las telarañas las gotas de rocío. Intuyes la geometría invisible
balanceándose entre hojas, y en el centro su pequeña hacedora blanca.
Un día de luz azul
como hoy, limpiaba recuerdos en la cocina quitando el frío del invierno pasado,
y el frío del último verano, y el helor de esta mañana cuando me olvidé de
abrazarte, amor, y sentirte mirándome sin pestañeo.
Parpadearé para ti
como si quisiera llenarte de mi lágrima y que nos lloviera silencio. Como si te
viera en mi misma al mirarme en ti.
Desaparecemos,
ya no hay dos,
solo silencio,
ya no hay ojos,
ni párpados,
ni siquiera
mirada.
Contamos
gotas de escarcha
al sol
en tu pupila
gotean
una a una.
Fuensanta Solana
Y ahora, nada. Llibres del Segle. 2018
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