Brotan otra vez las amapolas detrás de mi casa.
Mayo nos ofrece un cielo terso atravesado por aviones
que tal vez liberen gases para manipular
quién sabe qué pensamientos me pregunto,
si en un momento dado hemos dejado de escribir poesía y de pensar
para aprendernos de memoria los hombres de los concursantes
de cada edición de Gran Hermano.
Política, si me acuerdo bien, se escribe con la p de personas y pueblo,
que raro, diría el presidente de un fondo monetario-bancario
que se ha olvidado o no quiere saber cuánto cuesta la gasolina
qué una guardería o una visita al dentista sin factura,
porque, dice el médico, que si quiero ser leal, honesta
la visita con la factura cuesta el doble de mis males,
y mis males o los de quien ha muerto jamás tienen descuento.
Brotan otra vez las amapolas,
el primer presidente mulato ordena aun comando
que mate, el comando mata, tira al mar
a Bin Laden, nos informan a todos y nos sentimos
ciudadanos protegidos de un mundo engrasado de buenos modales;
ahora que el terrorismo está recubierto de algas
seguimos el enésimo festival de Cannes
con las enésimas películas de Woody Allen y Pedro Almodóvar.
Brotan las amapolas, tan inocentes,
el partido socialista habla insiste reitera
la importancia y la necesidad de la política social,
después de haberla hecho pedazo con un par de reformas
durante la copa del Mundo,
total, la gente es tonta, habrán pensado,
y no se darán cuenta.
Habéis sido crueles
al subestimar a quien os vota, queridos politicantes,
en esta primavera llena de lluvia
la gente de Madrid protesta,
la gente de Marruecos protesta,
la gente de Egipto protesta,
la gente en Libia está asesinada por su propio dictador,
nadie habla de la gente de Gaza, quizás allí no haya quedado nadie.
Brotan la amapolas, son una multitud,
y me pregunto por qué todavía no ha llegado nadie
para detenerlas, a ellas, las amapolas, tan rojas.
Valentina Trio. Bukowski Club. Antología Poética. Ed. Canalla, 2011.
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