La honda en la mano fratricida,
la piedra y el espacio,
de nuevo la piedra,
la piedra ensangrentada.
En la galería de la academia de Florencia
un admirado David
tallado en piedra de mármol de Carrara…
Mientras tanto,
el granito, el mármol, el cuarzo,
la pizarra y el carbón,
aguardan en la mina
las aguerridas manos
de los hijos del llanto.
Cuándo, compañeros,
cuándo seremos nosotros
los escultores de la historia.
Eladio Méndez.
Fotografía de Juan Sánchez Amorós.
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