Encerrados en un túnel transparente
pasamos nuestra vida. Nuestro túnel
se enlaza con algunos túneles
en los que se encuentran los demás.
Nos agotamos
en leer sus labios, nuestras caras y manos
pegadas inútilmente a las paredes.
La sombra de un sueño: atrevernos a abrir
esas escasas y complejas escotillas.
Ya lo hicimos alguna vez, a riesgo
de perder oxígeno
y energía y debilitarnos sin remedio.
Por eso las escotillas dejaron de ser
una esperanza
y hoy sólo anuncian otra mala tentación.
Martín Rodríguez-Gaona. Madrid, línea circular. 2011.
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