Qué obscena, a veces, la poesía,
sesenta mil palestinos muertos
caben en un solo verso.
Antonio Orihuela
documentos de pensamiento radical
Qué obscena, a veces, la poesía,
sesenta mil palestinos muertos
caben en un solo verso.
Antonio Orihuela
Ensayo
Cuando mi generación empezaba a trabajar
nos atiborraron de propaganda neoliberal interesada
según la cual el futuro pasaba por aprender
inglés e informática. Vaya.
Todo el mundo se aplicó.
Señor, sí señor.
Cuarenta años después no hemos acabado ni mucho
menos con el desempleo,
la precariedad se extiende también a la vida,
la vivienda es más inaccesible que nunca
y la tecnología nos ha hecho esclavos.
Dicho lo cual. Nos lo va a arreglar todo la inteligencia
artificial.
Menosprecio de la cultura
El acuerdo de Concertación Social firmado
en el Principado de Asturias el 19 de septiembre de
2024, un documento de 286 páginas, con 282 medidas
y un compromiso presupuestario de 4.689 millones,
dedica cuatro renglones (página 48) al “Apoyo al sector
cultural”.
El no va más.
Por no haber, no hay ni consignado presupuesto
para “trabajar en coordinación con los distintos sectores
culturales, a través de mesas sectoriales específicas
de cada una de ellas, en el diagnóstico de la situación
actual de los mismos y en el planteamiento de medidas
de potenciación”.
Hasta aquí la prosa.
La poesía no existe.
Como no podía ser de otra manera*
Se avanzará en la maduración de la Oficina del Dato
e implementará una Marketplace de Información
de cara a la promoción de iniciativas
para la participación de startups
en proyectos de la Administración a través de fórmulas
de GovTechLav.
¿Cómo?
Con el desarrollo de polos de innovación que piloten
estrategias alineadas con la S3 vinculada
a la puesta en marcha de nuevos ecosistemas
de innovación y apoyo a los clústers asturianos
como elementos palanca.
Y todo en el marco de la sostenibilidad.
* Este antipoema está construido con frases entresacadas de un folio concreto
del acuerdo de Concertación Social del Principado de Asturias 2024-2027.
Una propuesta de regeneración democrática
Si un producto que envenena al consumidor se retira
del mercado, ¿por qué no se aplica el mismo criterio
con los medios de comunicación y las redes sociales
que lo hacen?, ¿con esos políticos que lo emponzoñan
todo?
LOS EXENTOS. El s¡Gno dE loS tiempos.
LA ULTIMA CANANA DE PANCHO VILLA
Injusticias
Hay pobres que también roban.
El otro día nos levantaron el pomo de latón
de la puerta de La Atalaya, un hurto
verdaderamente miserable.
Hay pobres que también roban, como digo.
Pero poco, porque
está comprobado:
los ricos no dejan
casi nada.
Jenny
Ha traído al mundo tres churumbeles destinados
a suplirla en la caja del supermercado donde curra,
a emplearse en la ayuda a domicilio que necesitarán
algún día tantos de nuestros mayores,
en un call center en el que dejarse la paciencia
a cambio de unas migajas de la multinacional telefónica
de turno.
Ay, Jenny, lo que te deben,
lo que te debemos.
Así las cosas
Conviene que te lleves bien con ellos,
aunque no sean de tu clase,
porque esas criaturas que ves ahora tan
impecablemente vestidas con el uniforme
de colegio privado
no tardando
serán los jueces que te juzguen,
los cirujanos que te operen,
quienes decidan si darte o no el crédito que ellos tienen
asegurado en condiciones ventajosas y con los que no
coincidirás haciendo unos hoyos en el campo de golf
LOS EXENTOS. El s¡Gno dE loS tiempos.
LA ULTIMA CANANA DE PANCHO VILLA
Ateniéndonos a los hechos
Los agricultores no encuentran gente
para recoger la fruta.
Los pescadores advierten de que no hay
relevo.
Los camioneros no tienen quien pille
el testigo en la cabina.
Lo que dicen los adolescentes
es que quieren ser influencers y tiktokers.
Oigo el golpe, que diría Esther.
Difícil convivencia
No le gustaban los inmigrantes.
Tampoco los homosexuales (inmigrantes homosexuales,
ni les cuento).
Ni los sindicalistas, ni las feministas, ni “los rojos”.
Ni siquiera los ecologistas.
Si le apuraban,
tampoco “la gente del cine español”.
Consigo mismo
tenía problemas.
Normal.
Bueno, normal normal
no era.
LOS EXENTOS. El s¡Gno dE loS tiempos.
LA ULTIMA CANANA DE PANCHO VILLA
Esta mañana en el supermercado me encontré
con unos arándanos que venían
-no me pregunten cómo-
de Sudáfrica, Perú y Zimbabue.
A pocos kilómetros del supermercado, en Pravia,
se cultivan arándanos.
Tendría gracia
(es un decir)
que en Zimbabue, Perú y Sudáfrica
vendieran arándanos de Pravia.
Hasta ahí
-verdaderamente lejos-
ha llegado nuestra estupidez.
LOS EXENTOS. El s¡Gno dE loS tiempos.
LA ULTIMA CANANA DE PANCHO VILLA
Vale más no saber.
Ya saben.
En Asturias albergamos una fábrica estadounidense
de armas y otra alemana de munición, que dan trabajo
a 700 y 350 personas, respectivamente.
La industria militar en su conjunto suma 2.500 empleos.
El negocio está boyante.
Mucha gente se alegra de que tengan que ampliar
plantilla para cumplir con los encargos.
Algunos van incluso a las manifestaciones
por la paz.
Claro,
mejor no pensar en cuántas personas se pueden
estar matando al día
con nuestras armas.
Claro, mejor pensamos
para otro lado.
LOS EXENTOS. El s¡Gno dE loS tiempos.
LA ULTIMA CANANA DE PANCHO VILLA
Donde había mineros, ahora nos encontramos
con una escultura que los recuerda.
Donde una bulliciosa plaza del pescado tenemos
a la puerta
una solitaria pescadera tallada en bronce.
Donde estaban las vendedoras de verdura, tres cuartos
de lo mismo.
Donde había actividad, solo hay actividad
de turistas haciéndose fotos con lo que era,
con lo que hay.
Así que cuando inauguraron un conjunto escultórico
con el título “Cabeza de manifestación”, me puse
en lo peor.
¿Les suena la ley mordaza?
LOS EXENTOS. El s¡Gno dE loS tiempos.
LA ULTIMA CANANA DE PANCHO VILLA
A mi
triciclo.
Juntos compartimos duros golpes y
sublimes caídas.
Aún recuerdo
las arrugadas manos de mi padre y sus surcados dedos posándose sobre mis
hombros cuando tú y yo emprendíamos aquellos fantasiosos viajes de escasos
metros en el pasillo de mi casa o sobre los áuricos adoquines de la Plaza de la
Iglesia de Río Martín.
Sobre ti mis sueños sobrevolaban las nubes a grupa de
veloces alegrías y me daba la impresión que sólo en tus pedales mis pies
hallaban la plena libertad.
Y tus ruedas de
espuma volaban sobre los versos de mi niñez, ya lejana.
Al olivo
seco.
Postrado ante la majestuosidad del Dersa y del Gorguez se diluyen mis lágrimas
ancestrales, se vierten en mis lacrimales los destellos de tiempos lejanos de
siglos desfasados.
Con mis raíces abrazando los rayos del sol, vivo mis recuerdos más
lejanos, recuerdos en los que yo, no me podía despegar aún de mis suelos
profanos.
Recuerdo, vagamente, cómo seres altivos me regaban con los sudores
de sus frentes y con las lluvias de sus rezos y de sus blasfemias.... Hasta que
me pude mantener en pié y alzar mi vuelo hacia nubes andalusíes y alpujarreñas
que sobrevolaban el techo de mis nostalgias.
Y ahora, cansado de ires y de venires de aires inclementes, abdico
del trono de mis alturas y dejo humedecer mis costillas con los vientos del
Poniente mediterráneo que sopla como alas de magia benigna sobre los costados
embalsamados de mi cuerpo.
La sequedad me embarga cada entraña. Me cubre de negrura
amarillenta y de mohos espectrales.
Secos llevo los restos de mi cuerpo, antaño lleno de jolgorio y de
alegrías bailadas cerca del Darro y bajo la sombra de mi Alhambra soñada.
No sé si muerto estoy o muriéndome voy sobre la aridez de esta
tierra de cenizas y perfidias sanas, pero siento una polvareda desprenderse de
mis pocas ramas pobladas, derrotadas por la sequedad de los años. Sin frutos en
sus entrañas, tan sólo contemplan los vuelos de las aves migratorias sin
ilusión ni esperanzas.
Seca y muerta está la tierra que me entorna.
Casi estoy muerto de tanta ausencia de brisa y de vida... y eso que
no dejo de ver el color celeste de la mar que bailotea al son de las olas y sus
plácidas caricias al llegar a la orilla de la mar.
Partirán mis restos a mejor vida, pero las cenizas que heredé de
los siglos se quedarán aquí esparcidas, rimando en la poesía de los olvidos y
de los olvidados.
Nadie querrá escribir en mi epitafio una letra mayúscula.
Dirán que no fui más que un árbol sin carisma y sin frutos,
haciéndoles sombras a mis ramas.
Dirán que nunca fui rima para los versos de esta tierra morisca
donde creció mi retina y se vio violada mi más honorable rama.
Me dejarán vivir en paz.
El Monte Dersa acoge a la Medina andalusí de Tetuán en su regazo y
la montaña del Gorgues la protege de los fríos del este… siempre en frente de
una sierra que desde el sur del Ándalus, se asoma para ver llorar y consolar a
su hermana menor que sufre las distancias como cautiva de eras lejanas.
Al alma de Abdelaziz Mousmadi
Artesano del zéjel… del alma.
Amigo, dime cómo es el paraíso de los
poetas muertos, háblame de sus arrayanes y de sus verdes mirtos. Dime como es
el silencio entre las paredes del cedro y sus tientos.
Háblame, amigo, de tu ultimo y postrero
viaje, cuéntame cómo, tus angelicales versos, se engranaron en tu equipaje.
Dime, amigo, si estás mejor tras la larga
travesía, si has encontrado en el más allá, en
tu sacro encuentro, la paz que el alma ansía.
Desahógate con la forja de mi sombra,
versificando con yunques de azahares, y cuéntame cómo brillan tus nuevos
andares.
Descríbeme, amigo del alma, cómo son los
sueños en tus nuevos lares, y de qué color son sus sedas y sus negroides
telares.
Háblame, aunque fuera en el letargo
otoñal, de los suspiros, de los sentimientos y de los hondos respiros que en el
cielo alumbran tus paradisíacos caminos.
Háblame de los cipreses y de su musgo en
los albores de tu amada Granada, y de la bruma invernal de la que ya no queda
nada.
Compañero de mis años postreros, dime qué
se siente dentro de la soledad de la mortaja, y si es cierto que da paz y
sosiego, como el brillo a una alhaja.
Amigo, háblame de la quiebra de las
estrofas mundanas y de la rosa de los vientos que de la poesía emanas.
Háblame del Cielo y procura escuchar la
campana de los sacerdotes repicar, cada amanecer y antes de su atardecer.
Y escucha
el llanto que tu Tetuán vierte y derrama por perder la miel de su mejor
rama.
Escucha el suspiro que clama, el vacío
que dejaste en la garganta de la gente que te ama.
Escucha el dolor que suspira del Barrio
Málaga hasta la silla amputada en el Zahra.
Siente, amigo, el dolor que exornan los
lacrimales de quienes compartieron contigo el todo y la nada.
Mira cómo te llevamos a hombros, como el
trono elegante de tu majestuosa mirada.
Y sea que te resulte claro o no, sin ti,
nos faltan tu risa y tu gracia, tu sensualidad y tu elegante gracia.
La oquedad de tu ausencia se ensancha
sobre la inmensidad del yugo desterrado a la isla de la mediocridad y del
olvido.
Tus zéjeles, de negra túnica se visten,
se niegan a rimar si no es con los latidos de tus dedos.
También ellos, perdieron mucho, de su
alma, si no las entonan los labios de tu boca.
En tu entierro estuvimos todos tus
amigos…pero faltabas tú. Descansabas en Paz… y no nos decías nada.
Y mientras abrazabas la granate arena de la tierra, sentí que el verso se quiebra, entre el
Gorgues y el Dersa.
Se nublan las lúcidas ideas, se
esfuma la rima.
Se nos fue un poeta, se nos secó su
fuente.
Descanse en la Paz del Omnipotente,
en la gloria del Creador, el alma del insigne poeta de alturas que tan solo
sabía ser humilde.
Dios te bendiga en su Eternidad.
Temprano se nos fue a mundos lejanos cuyos caminos no se ven desde
mi ventana.
Se nos fue, sólo en su caminar, sin volver sus pupilas hacia atrás.
No regresará. No volverán los oídos de mi hijo a escuchar su voz
diciéndole "Ahlan be chab addarif".
Ni yo volveré a escuchar su voz
hablar de la unión de los orígenes con las raíces.
Descansa en Paz, amigo.
Tus versos velarán tu última morada y los arrayanes te cantarán una
nana.
Ahmed Mgara. Versos Marruecos.
Sobre maderas carcomidas llegaste
a la tierra que grita tu ausencia
Aquí, siglos llevas y llevaste
soportando las renuncias.
¿Qué espina te hirió, Castellano?
¿Quién arrancó tu flor de mis tertulias?
¿Quién cerró tus aulas
y las hojas de tus libros?
Castellano, idioma cautivo,
bajo tu sombra riego
el verso más altivo.
Amamantaste a Cernuda,
encumbraste a Neruda,
me quitaste la duda
del punto y de la
coma.
De mi pluma fluyes
como el Darro bajo sus nubes.
En mi pensar anidas
con Alberti, Becquer y sus estrofas.
Castellano, déjame profanar tu léxico,
y serle fiel a cada línea
de tu diccionario.
Soltad al mar las amarras
y dejad en las olas sus negruras.
Decidles a quienes me esperan
que no han de esperar,
que en la mar las olas mandan
en quién desea regresar.
A lomo de nubes el sol se aleja,
mi « PATERA» ataúdes ensancha.
dadle a mi novia esta alianza
y el juramento que le di al desposarla,
que, tantas olas y tanto rugir en la mar,
no me gustan nada.
Dejad que los remos abran caminos
sobre la espumosa ira del Estrecho,
que nos alejen de las
rocas y arenas
de África y de los acechos.
Decidle a mi madre, si no vuelvo,
que bendiga, de mi ataúd, cada clavo.
Y, si llego, la enviaré a la Meca
para que rece por mi destino.
Himno del
Athlétic de Tetuán.
Despierten de su letargo letal
las almas de Tetuán, oro metal.
Recuerda las gradas del Varela
y el fulgor del gol que me camela,
rojiblanca es mi camisola.
Humanes sube desde la frontal.
Despierta de su letargo letal
las almas de Tetuán, oro metal.
Con donaire, los hinchas, rendidos,
vociferan goles, con latidos.
Athlétic, vida de mis recuerdo.
Escudo de gentiles gallardos.
Despierta de su letargo letal
las almas de Tetuán, oro metal.
Himno
del Mogreb Galáctico.
Entre gloria y su historia
el Mogreb llega a la galaxia.
Con alabi, alaba… bomba
el Mogreb, Mogreb y nadie más…
Dos palomas la velan,
con pundonor la llevan.
Los rojiblancos de Tetuán
son galaxia, por donde van.
Su Honradez, elegancia,
con pundonor y fragancia.
El Mogreb desde mi infancia,
la sed de la gloria sacia.
Ahmed Mgara. Versos Marruecos.