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lunes, 29 de diciembre de 2025

DONDE EL AMOR, ALLÍ EL MUNDO de JORGE RIECHMANN (fragmento II)


 


Teoría Gaia

 

Conviene aquí recordar brevemente de qué trata el enfoque gaiano. Esta hipótesis nos habla de la Tierra (biosfera-con-geosfera-con-hidrosfera-con-atmósfera) como un sistema autorregulado, con elementos de homeostasis. La vida no se adapta pasivamente al medio ambiente, sino que lo moldea de manera que la propia vida puede prosperar.

La teoría Gaia está basada en una simple idea: los seres vivos influyen en su entorno, no sólo se adaptan a él. El conjunto de los seres vivos o biota tiene tanta importancia en el entorno global o biosfera que se abre la puerta a la idea de coevolución y regulación del ambiente por parte del conjunto de los vivientes, y juntos, ambiente y seres vivos, hacen al sistema global como si de una entidad viva se tratara.[1]

 

¿Hay aquí formas de teleología inaceptables? No es así: la versión débil de la teoría Gaia, la Gaia cibernética (o quizá mejor de sistemas complejos), es científicamente sólida y sólo nos habla de mecanismos cibernéticos de regulación entre la vida y la atmósfera terrestre (y otros elementos del Sistema Tierra). Gaia es el supersistema homeostático que emerge de la interacción entre la biota y la biosfera y cuyo resultado son estados que permiten la permanencia de la vida.

La vida genera la atmósfera, la atmósfera permite la vida y ambas se regulan interactivamente. Es decir, constituyen un sistema, lo que equivale a decir que son parte de una misma cosa, no cosas distintas. Es ahí donde surge la hipótesis Gaia: lo que está realmente vivo es la Tierra, de modo que los organismos son sólo una parte de la vida (…). Para la comprensión ecológica del planeta, la teoría Gaia supone una aportación capital. Y una valiosa herramienta sostenibilista…[2]

 

En cuanto a la versión fuerte de la teoría Gaia, una forma sencilla de explicarla sería retirar el como si de las palabras de Carlos de Castro antes citadas: el “sistema global como si de una entidad viva se tratara”. La teoría de Gaia orgánica que defiende Carlos (de manera en mi opinión convincente: pero dejemos de momento abierta esta cuestión) sostiene que de hecho hay que concebir a Gaia como un superorganismo. Gaia, dice nuestro investigador, “es el organismo que emerge de dos procesos biofísicos en interacción: la termodinámica de sistemas complejos disipativos y la resolución que dan los seres vivos al problema de los límites al crecimiento”.[3] Paco Puche, glosándole, explica:

La biosfera es un organismo formado por simbiosis coordinada de todos los vivientes. Gaia, la Madre Tierra, es un sistema homeostático que emerge de la interacción entre la Tierra y la biosfera, cuyo resultado son estados que permiten la permanencia de la vida. La base de esta emergencia es la teoría de Lynn Margulis sobre el mundo de las bacterias: un mundo hegemónico para la vida, en su origen, historia, actualidad y futuro y un mundo simbiótico. Toda esta visión holística de la vida se sustenta también en el concepto esencial de autopoiesis, en todos los organismos y en la propia Gaia. La autopoiesis, una aportación de Maturana y Varela, es la mejor definición de lo que es la vida. Es la capacidad de unos entes, unos organismos, para realizar de manera continuada su actividad (metabolismo) de automantenimiento. Si cesa la autopoiesis cesa la vida. Gaia se auto-mantiene como gran organismo y genera las condiciones que hacen posible al conjunto de la vida de cuyos organismos está formada. Siguiendo todas las características de un ser vivo, Gaia recicla la materia mejor que la mayoría de los organismos, se auto repara, evoluciona y es teleológica, es un organismo de pleno derecho…[4]

 

Señalemos aquí que, incluso si consideramos la versión fuerte (Gaia orgánica) como sometida a un debate científico abierto todavía y ante el que convendría de momento no tomar partido, nos basta con la versión débil (Gaia de sistemas complejos) para proporcionar bases bastante sólidas al “cosmograma que necesitamos” (diríamos con Luis Arenas).[5]


Jorge Riechmann. Donde el amor, allí el mundo. Ed. El Desvelo. 2025



[1] Carlos de Castro, El origen de Gaia, Editorial @becedario, Badajoz 2008, p. 175.

[2] Ramón Folch, Diccionario de socioecología, Planeta, Barcelona 1999, p. 166-167.

[3] Carlos de Castro, “Teoría Gaia orgánica”, conferencia impartida el 9 de noviembre de 2023 en el curso “Ecodesarrollo y cuidado verde: la naturaleza como inspiración y modelo de vida”, UIMP, Cuenca, 8 al 10 de noviembre de 2023.

                Sobre el segundo de estos procesos, Carlos de Castro explica que la primera vida en la Tierra, bacteriana, en menos de trescientos millones de años hubiera consumido los recursos de aquella Tierra primitiva. Al chocar contra los límites del crecimiento las bacterias tuvieron que coordinarse (cooperar, en términos antropomórficos) para sobrevivir, elaborando así sucesivas capas de complejidad.

[4] Paco Puche, “Reencantando con Gaia”, sin permiso, 18 de enero de 2020; http://www.sinpermiso.info/textos/reencantando-con-gaia

[5] Remití el borrador de este artículo a Luis Arenas, quien tuvo la amabilidad de hacer algunas observaciones, entre ellas:

“El nombre de Gaia es un significante que contiene muchos significados posibles. Puede ser una hipótesis científica, sea en su versión fuerte o en su versión débil; puede incorporar un compromiso ontológico (el compromiso con la realidad efectiva de un ente con identidad propia y específica); puede pertenecer al terreno del mito; puede ser la nueva deidad de una religión por construir (o por rehabilitar: la Pachamama) o puede ser el nombre de un cosmograma (aunque la palabra quizá sea fea y tal vez merecería la pena seguir usando el clásico pero quizá envejecido término de «cosmovisión»), esto es, el nombre que condensa las convicciones de fondo que estructuran nuestro psiquismo y la manera de enfrentarnos al mundo de una determinada cultura. Cada una de esas significaciones merece ser valorada de manera independiente y aceptada o rechazada sobre la base de razones diferentes…” (Luis Arenas, comunicación personal, 2 de agosto de 2023).

Observación atinada: aclaro que aquí estoy considerando a Gaia en el marco de las Ciencias de la Tierra, y con la vista puesta en la aportación positiva que la Teoría (científica) Gaia puede hacer para ese “nuevo cosmograma” que necesitamos.

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