para
John Landau
Vivimos para la banalidad,
y deberíamos vivir para la profundidad,
para la maravilla y el asombro.
Vivimos creyéndonos libres,
y nunca hemos estado más encerrados
en nuestros propios miedos.
Vivimos para la cháchara insoportable,
interminable, insufrible,
y deberíamos vivir para el silencio.
Vivimos queriendo escapar de la rutina,
y para ello no hacemos más
que amontonar rutina, tedio, consunción.
Vivimos para la preocupación
y deberíamos vivir para la compasión.
Vivimos persiguiendo riqueza y
posesiones,
y acumulamos vacío, ansiedad,
frustración,
rabia y depresiones.
Vivimos buscando el éxito,
el reconocimiento, la competencia, la
fama,
y deberíamos vivir para borrar los
rastros
y convertirnos en grandes donnadies.
Vivimos pensando que está todo
controlado,
y en realidad nunca ha estado todo
tan fuera de control.
Vivimos pendientes del móvil, del
whatsapp,
del instagram, del tuit, del flash,
y deberíamos vivir para tratar de
comprender
qué significa estar aquí,
qué cosa tan simple nos había pedido la
vida
antes de desaparecer.
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