1. Para quien se halla sinceramente consagrado a la vida religiosa, es lo mismo abstenerse o no de las actividades mundanas.
2. Para quien ha comprendido la naturaleza trascendental de la mente, es lo mismo meditar o no.
3. Para quien se ha liberado del apego al lujo mundano, es lo mismo practicar el ascetismo o no.
4. Para quien ha captado la Realidad, es lo mismo morar en soledad en una aislada cumbre o vagar por doquier entre multitudes.
5. Para quien ha alcanzado el dominio de la mente, es lo mismo participar o no de los placeres del mundo.
6. Para quien está dotado de la plenitud de la compasión, es lo mismo practicar la meditación en soledad o trabajar por el bien de los demás en medio de la sociedad.
7. Para quien es dueño de inconmovibles humildad y fe, es lo mismo morar con su gurú o no.
8. Para quien entiende integralmente las enseñanzas que ha recibido, es lo mismo encontrarse con buena o con mala fortuna.
9. Para quien abandonó la vida mundana y emprendió la práctica de las Verdades Espirituales, es lo mismo observar o no códigos de conducta.
10. Para quien ha alcanzado la Sabudiría Sublime, es lo mismo poder ejercer o no poderes milagrosos.
Estas son las diez cosas iguales.
En W. Y. Evans-Wentz. Yoga tibetano y Doctrinas Secretas. Ed. Kier. 1971.
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