documentos de pensamiento radical
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viernes, 23 de septiembre de 2011
La ejecución
La noche de la ejecución,
un hombre que estaba a la puerta
me confundió con el juez de instrucción.
Prensa, dije,
pero no comprendió. Me condujo
a la habitación equivocada
en la que el sheriff me saludó:
Llega tarde, Padre.
Se equivoca, le dije, soy la prensa.
Sí, por supuesto, respondió el reverendo, la prensa.
Descendimos unas escaleras.
Ah, Mr. Ellis, dijo el suplente.
¡Prensa!, grité. Sin embargo, de un empujón me hizo pasar
a través de una cortina negra.
Las luces eran tan brillantes
que no podía ver las caras
de los hombres que estaban sentados
enfrente de mí. Pero, gracias a Dios, pensé,
¡me pueden ver!
¡Miren!, chillé. ¡Miren mi cara!
¿Es que nadie me conoce?
Entonces una capucha me tapó la cabeza.
No nos lo haga más difícil, susurró el verdugo.
Alden Nowlan
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