Al silencioso baile de lágrimas
responde un vaso lleno de la peor de las tristezas.
He aquí un horizonte miserable.
Ríete, vástago de estómago acomodado,
pero tú y yo sabemos la peor de tus vergüenzas,
alarga los pasos,
hoy la soledad es tan accesible...
Paciencia,
de todo esto hace ya mucho tiempo.
Siempre ha estado ahí.
Joder, mi corazón me engaña
pues a cada rato que pasa creo sentirlo diferente.
Despierto,
abro los ojos y es un día nuevo,
las aceras madrugan aún más que sus habitantes
y hay miles, millones,
arrojándose a las calles.
Su mirada es furtiva,
desconfiada,
no desean conocerme,
tienen demasiada prisa,
tanta es su miseria que la regurgitan
cada día que empieza y se sienten vulnerables.
Ahora que la garganta del gallo que canta es un trofeo plausible,
las gallinas observan desde el otro lado
el macabro espectáculo.
La sangre nunca llegará al río.
No hace falta,
su ombligo es infinito
y su piel un arrebato que se deshace.
La revolución es una quimera exigente.
Hoy no será el día de la victoria,
no quieren que seam
parece que les da miedo
perder lo que ya tienen.
Asier Biota Robres. Detritus vitae
Hay que llenar esas aceras de voces, de protestas,de gritos contra la esclavitud moderna, la que nos pone grilletes invisibles pero reales en las manos y en los pies.
ResponderEliminarUn gran poema.
Saludos.