LA
CATEDRAL Y LA MUCHACHA
“…Y
te miro y te veo,
y encuentro una catedral inalcanzable,
con una altísima cúpula…”
Natalia
Campos
Miro
hacia esa altísima cúpula
que
me incita a ras de suelo;
penetrada
de blanca luz
me
turba ideas y tendones.
Soy
completamente sótano,
profunda
oscuridad,
urgencia
de extremidades.
Irrigada
por esta acequia
roja
que me inunda,
reverdeciendo
en humedales
rompo
las cadenas
de
este cautiverio
y
brinco hacia tus brazos.
Olvidándonos
de la bruma,
en
tu espalda despertamos
un
vocablo que tú acallas
en
mi boca.
Sellando
la tuya con coraje,
aprendo
a enunciar
el
verbo que sabe crecer
en
el silencio.
Extendidas
las lianas,
arrimándome
a tu torso,
me
ciño a tu cintura.
Ruborizadas
las vidrieras
envidian
esta lumbre
que
nos prende la piel.
Corrido
el velo de las calendas
-ya
rendidos- se revela el secreto
que
enuncia silente la voz.
Y
nace el canto que surge
del
abrazo de dos animales
enredados
siendo un cuerpo.
Ayer,
olvido. Hoy, voz innominada.
Mañana, agua.
ESE
CUERPO
Ese
cuerpo que pasó por mí
existió
como el acantilado
que
me esperaba entre
los
sueños.
Ese
cuerpo
conoció
la piel tersa
de
una luz interminable
en
los días que se negaban
a
matar el amor, y vivieron.
Ese
cuerpo
que es el mío, que se escondía
de
puntillas entre los bordes
de
tu almohada.
Allanando
tu morada. Y tú,
sin
saber y yo, casi rota
al
despertar –abofeteándome
la
mañana con sus ruidos
cotidianos
y su inconveniente
realidad-.
Ese
cuerpo
caminó
entre las habitaciones
de
tu casa, descalzos los pies.
Y
era tan tuyo, tan poco mío,
tan
sin ti, tan sin mí misma…
Ese
cuerpo, templo deshabitado,
camina
hoy con sus viejas botas.
Ese
cuerpo
que
en el espejo se mira
y
no se reconoce: dictadura
de
la gravedad. Ha perdido
y
ha encontrado la ganancia
que
sólo le entrega el aire
y
el sonido de los versos
susurrados
en tu oído,
allanando
tu morada
cada
noche.
Tan
sin ti, tan a solas,
tan
sin nosotros.
Ese
cuerpo.
FUTURO DE ROSAS
En nuestro futuro improbable
abro la ventana, salta el gato,
corre por campos de trigo,
brinca entre olas de espigas,
se llenan los rincones de espuma,
la roca se hace canto rodado.
Nadamos en cascadas
dormimos entre almendros.
todo ocurre lentamente,
hablamos del sexo de las rosas,
perseguimos su aroma y silueta,
pretendemos ser ellas.
Teresa
Ramos
De
Sur a Sur en Verbo y Verso
Poesía
Erótica Escrita por Mujeres
De España y
Latinoamérica
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