documentos de pensamiento radical

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domingo, 9 de febrero de 2020

¡VENDETTA! -corrupción, untos y pago de favores en el mundillo poético de aquí-





“El que desconoce la verdad es un ignorante;
pero el que la conoce y la desmiente, es un criminal.”
Bertolt Brecht


Conocidos cazapremios, correpasillos de Chus Visor y abrazafarolas de nuestro aspirante local a Nobel, se dan cita en premios literarios, cursos de verano, recepciones del embajador y páginas de papel couché para renovar fidelidades,  vínculos vasalláticos y clientelares, amén de extender un control disciplinante sobre la producción y reproducción de textos literarios y concelebrar la hegemonía ideológica de su monocorde discurso.



¡Qué tiempos aquellos en los que, “por un quítame allá esas pajas, ese alijo o ese premio de poesía”, te mandaban al fondo del océano con unos zapatos de cemento o, cuando menos, te dejaban sobre la cama una cabeza de caballo o la colección completa de los premios de poesía editados por Visor, ensangrentadas, se entiende.

El sábado pasado, un tal Luis Bagué Quílez, se descolgaba firmando una reseña de mi novela “El secreto fondo de las cosas” en el Babelia[1]. Sí, el mismo suplemento cultural al que hace unas semanas denunciaba en mi artículo “Fariña poética”[2]… No seamos mal pensados. Debe ser una casualidad.

Olvida, en su reseña, el citado crítico, llamarme “panfletario”, un adjetivo al que ya me había acostumbrado las pocas veces que algo mío ha merecido la atención de los medios y que, sinceramente, he echado de menos. Tal vez es que se quedó sin espacio, pero que conste que me hacía ilusión.

Mal deben andar las cosas en el Parnaso para que sólo hayan tenido para mandarme un mensajito con este rapaz o quien sabe, lo mismo él se ha adelantado para hacer méritos delante de la satrapía… ¿Pero quién es este Luis Bagué Quílez?

Después de hablar con Eliot Ness, consultar con los compas de Adisson de Witt y contrastar sus datos en los ficheros de la policía, resultó que el chico de los recados va a premio por año desde hace tiempo. Nada, que tenía muchos favores que pagar.

Son tantos sus galardones y sinecuras que solo me detendré en los que me han parecido más curiosos. Por ejemplo, fue premiado con el Hiperión un día que pasaban por allí su buen amigo Francisco Castaño, Luis García Montero y el propio Munárriz. Del autor, en su momento, los Adisson de Witt reconocieron “su falta de talento (…) a pesar de ser una poesía de la experiencia (…) vemos su experiencia como el que ve una película irrelevante mientras ojea una revista (…) carente de cualquier atisbo de genialidad”.

Con esta carta de presentación, en  2010, ganó el premio Unicaja, diez mil púas. Estaban en el jurado José Caballero Bonald, Felipe Benítez Reyes, Luis García Montero y Chus Visor. Sin comentarios. Bueno, sí. En palabras del jurado, merecía el premio porque era un libro “original y bastante fresco”, que es lo que dice uno cuando no sabe qué decir de un libro, a menos que dentro vaya una merluza, que entonces el comentario está más que justificado.

Tres años después ganó el Emilio Alarcos, otro premio de poesía de los de Juzgado de Guardia. En el jurado, los sempiternos Luis García Montero y Chus Visor. Del libro, el primer vate del país dijo que era un libro “correcto”, que es lo que dice Chicote cuando va a comer a un restaurante de esos chungos, aunque no sé si esto también vale para un premio con cuyo pastizal muchas familias de este país podrían comer correcto casi un año.

A Luis Bagué le pasa como a Carlos Fabra, le toca casi todo. También el Premio de la Crítica, que le dieron su director de tesis, Ángel Luis Prieto de Paula y su reseñista y compañera de fatigas profesionales Araceli Iravedra.

Desde 2016 a día de hoy, le ha tocado, entre otros, el premio Iberoamericano de Relatos “Cortes de Cádiz”, donde el omnipresente Chus Visor fungía, y al año siguiente el premio Tiflos, que también pública Visor, y el Premio de Poesía del Tren. ¿Y saben quiénes formaba parte del jurado? Exacto. ¿Les quedan todavía ganas de presentarse a premios literarios?

Va a ser cierto que la investigación en España está muy mal pagada. Señor ministro del ramo, haga algo para que nuestros científicos se puedan dedicar a lo suyo y no tengan que presentarse a más premios de poesía para poder llegar a fin de mes, que diría nuestra ínclita condesa de Bornos y Grande de España.

Pero mientras las cosas sean como son, nosotros, desde aquí, invocamos a sus Santos Patronos y a Nuestro Señor Todopoderoso del Gran Poder para que se acuerden de la reseña que me hizo Luis Bagué Quílez y le recompensen pronto con otro premio, a ser posible, original y fresco, como su poesía y las merluzas del Lidl.


Antonio Orihuela




[1] https://elpais.com/cultura/2020/02/06/babelia/1580998848_780053.html
[2] https://portaldeandalucia.org/opinion/farina-poetica-mafias-corrupcion-e-indiscreciones-de-la-vida-poetica-en-espana/?fbclid=IwAR1LzanAz-HlD9WlWwoiarhvn4a_XOThuXMLpVTVblVh2zIbeXs4Nu7R6z0

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