Por el volumen de la música
no escucharon la alevosía de las balas
y un gran charco de odio e ignorancia
se esparció por toda la sala.
Se escucharon los gritos confusos,
algunos corrieron para escapar de ese terror,
y alguien llamó a la policía,
mientras otro alguien llamaba a emergencias,
y un tercer alguien arrastraba el cuerpo de su amigo por el suelo
sin saber si aún respiraba
o no.
Así que vino la prensa.
Y, oh qué casualidad, uno de los asesinos
se había dejado olvidado el pasaporte
en el lugar del crimen.
Mientras, en otro rincón,
un teléfono móvil ardía con mensajes delatores.
Y como era de esperar, inmigraron las dudas
las especulaciones,
represalias en forma de redadas.
Ardieron edificios destinados a la oración
misteriosamente.
Después llegaron las amenazas,
los ultimátum,
los ajustes de cuentas.
El modo en que los hombres resuelven sus asuntos.
Y no el hombre de a pie,
sino el hombre de Estado.
Más tarde se decretó que todo el mundo en casa
y cerrar escuelas
y parar transportes
y cerrar comercios
y que el miedo patrullara las calles
con fusiles en la mano
en tiempos de paz.
La sospecha germinando en todas las cabezas.
¿Será él?
¿Será éste?
¿Seré yo?
Y así, paranoia in crescendo, hasta el minuto
en que accedan a los archivos de tu mente
se presenten en tu casa, te lleven preso
y cuando preguntes qué fue lo que hiciste,
cuál fue tu crimen,
te respondan:
Desafiar al miedo y
escribir este poema.
Eric Luna. Contra: poesía ante la represión. Coordinadora Antirepresión de Murcia. 2016
antirepresionrm@gmail.com
El miedo tiene su destacamento
ResponderEliminarpresto a invadir las luces de la tarde
a llegar con la noche y su pozo ciego
nada como el ardiz de la amenaza
para conducir al matadero.